Como cada enero, el recuerdo por el crimen impune de Sandra Cabrera --era secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar) Rosario-- en 2004, saca a la calle la bandera de lo que fue su lucha y el camino que trazó. Este miércoles sus compañeras, militantes del movimiento de mujeres y disidencias, hija y nietes, la recordarán con un homenaje, por la mañana, en el cementerio de La Piedad; y con un recorrido por los lugares que solía transitar Sandra, desde las 18, en Santa Fe y Cafferata. A 17 años de aquel hecho que aún las estremece, desde Ammar no dejan de destacarla como "quien marcó un momento histórico en la defensa por los derechos humanos y la unidad de nuestra lucha sindical".
Cuando se acerca esta fecha, Myriam Auyeros, actual secretaria de Ammar Rosario, no puede dejar de recordar cómo eran sus días al lado de Sandra. Ambas solían encontrarse en la calle, por su trabajo; en las reuniones, y también cuando la disuelta Moralidad Pública las detenía ilegalmente. Después de 17 años y desde que Ammar se reorganizó en Rosario, Myriam recuerda emocionada: "Me llegan recuerdos lindos y tristes, por lo que le hicieron, porque empecé con ella, y por esto que retomamos desde Ammar. Siempre me acuerdo cuando ella me decía 'hablá fuerte y contá'. Fue un empujón". "Con la pandemia estuvimos haciendo asistencia con las compañeras que no podían salir a trabajar, con viandas, bolsones, ropa. Nos dimos cuenta que había mucha necesidad entre las compañeras de escucharnos, de cuando la policía nos corría, nos pedía plata. La violencia institucional es algo que siempre contamos. Hoy, la cabeza de las pibas se planta de otra manera", aseguró sobre diferentes actividades que hicieron de forma virtual durante el año. "Lo que nunca me olvido es que ella siempre nos decía que no aflojáramos, que siguiéramos adelante".
La madrugada del 27 de enero de 2004 Sandra Cabrera recibió un disparo en la nuca, en Iriondo al 600, cerca de la terminal de ómnibus, la zona donde trabajaba y militaba por los derechos de las trabajadoras sexuales. Tenía una hija de 9 años. Liliana Leyes, dirigente de ATE Rosario, sostuvo que "fue asesinada defendiendo a las trabajadoras sexuales, denunciando la explotación sexual de niñas y adolescentes; y la caja negra de lo que en ese momento era Moralidad Pública. Para nosotras y para nuestra organización Sandra sigue siendo una bandera", aseguró. "Aprendí que cuando crecemos todas, crece cada una; que a pesar de 17 años hay que seguir cada año como lo hicimos desde su asesinato. Porque el tiro en la nuca se lo pegan por defender a menores como víctimas de trata, se lo pegan por meterse con la caja corrupta de la policía, se lo pegan por patear la calle diciéndole a sus compañeras sus derechos", sumó en un posteo en las redes sociales.
Lo que sucedió después del "femicidio político" de Sandra llevó a las compañeras de Ammar y a quienes las acompañaban en el reclamo de justicia a no bajar los brazos. En la causa hubo un solo procesado, Diego Parvluczyk, entonces subjefe de la Policía Federal de Rosario, que finalmente fue sobreseído en 2007, con el argumento de falta de pruebas. Para la Justicia, los testimonios de las compañeras de Sandra, en la causa, eran de "personas con actividades callejeras que transcurren sus madrugadas con un itinerario errante".
En tanto, la división Moralidad Pública dejó de existir tras el asesinato de la militante social y los artículos contravencionales del Código de Faltas que penalizaban a las trabajadoras sexuales fueron derogados en 2010. La secretaria adjunta de Ammar, Gabriela Hamelas, lamentó que "aunque algunas cosas cambiaron, sigue habiendo casos de abuso policial a las trabajadoras sexuales. Mientras sigan sin reconocerse nuestros derechos, esto va a seguir pasando", lamentó.
Para Leyes, en este caso "no debe haber fronteras políticas. El crimen de Sandra fue uno de los más fuertes en la historia del movimiento de mujeres y disidencias en Rosario, que marcó un antes y un después".