Un informe realizado por la Superintendencia de Seguros de la Nación afirma que en Argentina se roban, en promedio, 434 vehículos cada día. El dato se desprende de las 14 principales aseguradoras del país, que denuncian un importante incremento en los últimos tiempos.
El ingeniero Gabriel Mysler, gerente general de una empresa que se dedica a la localización de vehículos robados, hizo el desglose para la Capital y el Gran Buenos Aires: “En la zona metropolitana se roba el 1 por ciento de los vehículos. Es un porcentaje muy alto”. Y agregó: “Las pick-ups, como es de suponer, superan al promedio, porque tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser robadas. El año pasado, la VW Amarok lideró la lista, seguida por Toyota Hilux, Ford Ranger y Chevrolet S10. Y en cuanto a los utilitarios, la Kangoo tiene casi la misma probabilidad de ser robada que una Hilux. La Partner y la Berlingo se robaron la mitad que la Kangoo”. En lo tocante a autos, éste fue el ranking: “VW Sirocco, Citroën DS3 y Renault Koleos fueron robados cinco veces más que el promedio. Fiat Punto, VW Vento, Citroën C3, VW Bora, VW Fox y Fiat 500 tienen una frecuencia de robo del doble del promedio. En muchos casos, estos autos son utilizados para cometer ilícitos dado que son ágiles y se mimetizan con facilidad. Un renglón aparte lo forman los vehículos de alta gama, que en general se roban y se mandan a Bolivia y Paraguay”.
“El robo de autos es una actividad muy rentable –explicó–, se mueve mucho dinero. Y hay varios usos para lo robado: la venta de autopartes, la creación de autos mellizos, la distribución de drogas... Y también, por supuesto, otros robos. Nadie va a robar con un vehículo a su nombre. El 40 por ciento de los autos se roban con un vehículo de apoyo, que también es robado.” Y continuó: “Hay un caso especial, muy interesante. Es el robo de camiones y camionetas que se usan luego para trabajar en el interior. Son vehículos que se roban y después sólo circulan por caminos internos, vecinales... No vuelven a salir a las rutas, salvo para cruzarlas. Entonces se los usa por años, no pagan patente, no pagan seguro... no los encuentran nunca.”
En la zona metropolitana, la mayor parte de los autos se roba para el desarmado total o parcial: “Y de cada cuatro autos robados, sólo uno se roba entero. A los otros tres les sacarán algo (cubiertas, stéreos) y el resto lo dejan”. “Una acotación interesante es que, en general, el Duna o 504 se ‘levantan’ de la calle, en una altísima proporción. Son autos muy buscados por la necesidad de repuestos. Y si duermen en la calle y no tienen sistemas de protección, son robados en una proporción que es de ocho a diez veces el promedio.”
–¿Cuál fue el impacto de la obligatoriedad del grabado de las autopartes en el control de los robos?
–La verdad, no influyó mucho. Como no hay controles... Ningún policía detiene un auto y controla los grabados... Un poco dificulta, sí, pero no alcanza.
–¿Qué habría que hacer, entonces?
–Hay dos cuestiones a tener en cuenta. El Estado debe cortar la cadena de comercialización para que deje de ser rentable. Y nosotros debemos dejar de comprar autopartes que sabemos o sospechamos que son robadas.
Luego destacó: “Hay algo que es necesario resaltar, que se desprende sobre todo de nuestras propias investigaciones. La cantidad de ladrones que participaron en promedio en un asalto fueron dos en el 40 por ciento de los casos y tres en el 20 por ciento. En menos de un 10 por ciento de los casos actuó una sola persona. Lo cual indica la necesidad de no defenderse o atacar al ladrón, ya que seguramente estará acompañado. Es mejor darle las llaves y alejarse del lugar”.
Y como conclusión, aseguró: “En lo que respecta a la gente, lo más importante es la prevención. La mayoría de los robos son oportunistas. Los ladrones van buscando qué auto robar. Si uno se distrae en un semáforo o se pone a acomodar cosas antes de subir o bajar del auto, está creando la oportunidad. La mayoría de los robos a mano armada se producen al entrar o salir, aprovechando el descuido y la distracción”.