Los barbijos del tipo FFP2 (el equivalente europeo de los N95) son las mascarillas que más protegen del coronavirus. En todo el mundo son utilizadas por el personal de salud que trabaja en la primera línea de la pandemia, pero en las últimas semanas también comenzaron a ser una opción para el resto de la población, luego de que países como Alemania, Austria y Francia desaconsejaran la utilización de los tapabocas de tela.
En el caso puntual de Alemania, el gobierno prohibió el uso de tapabocas de tela en los transportes públicos y negocios: a partir de ahora los ciudadanos deberán llevar barbijos quirúrgicos o del tipo FFP2
Las mascarillas FFP2 o N95 son muy seguras, ya que bloquean el 95 por ciento de las partículas más finas (alrededor de 0,6 micrómetros). De modo que protege al que lo utiliza y al entorno, no permitiendo el pasaje del virus en ambas direcciones.
Este tipo de barbijos es de uso casi exclusivo entre los trabajadores de la salud por su mayor exposición a secreciones respiratorias y, por lo tanto, mayor riesgo de contraer infecciones que se propagan por esta vía.
Posee un diseño específico cuyo sello contra la piel otorga una importante protección respiratoria al no permitir que pasen partículas (sobre todo las pequeñas) que se encuentran en el aire. Al ser casi herméticas, se requiere un mayor esfuerzo para respirar.
Por su tecnología, este tipo de mascarillas son más caras que el resto. En Europa, los precios varían entre los 2,5 y 6 dólares.
Otras opciones de barbijos
Como el resto de la población también tiene que protegerse del virus para ayudar a evitar su propagación y este tipo de mascarillas se encuentran reservadas para el personal de salud, existen otras opciones en el mercado.
Por un lado, están los barbijos quirúrgicos, que son mascarillas de polipropileno que originalmente estaban reservadas al ámbito sanitario pero cuyo uso se expandió con el covid-19. Su objetivo principal es impedir que su portador contagie a los demás.
Los barbijos quirúrgicos bloquean al menos 95 por ciento de las partículas de 3 micrómetros. Así como las FFP2, no hay que llevarlos más de cuatro horas.
Por otro lado, existen los tapabocas de tela, industriales o confeccionados en casa, que se generalizaron a raíz de la escasez de barbijos quirúrgicos al principio de la pandemia. En las últimas semanas, sin embargo, este tipo de protección comenzó a ser considerada menos segura frente a las nuevas variantes del virus, ya que la capacidad de filtración de estos tapabocas ronda alrededor del 70 por ciento.
Pese a las medidas adoptadas por Alemania, Francia y Austria, que prohibieron o desaconsejaron el uso de tapabocas de tela, desde la Organización Mundial de la Salud aclararon que el uso extendido de estas mascarillas sigue siendo eficaz, por lo que no está en los planes quitar su uso de las recomendaciones oficiales.
"Todas las personas de menos de 60 años que no tengan problemas de salud particulares pueden usar las mascarillas de tela, no quirúrgicas", afirmó la responsable de la gestión de la pandemia en la OMS, Maria Van Kerkhove.