A pesar de las proyecciones iniciales de muchos economistas acerca de una recuperación de la industria este año, el avance sería en el mejor de los casos muy modesto y concentrado en sectores vinculados a la obra pública, mientras que metalmecánica, textil y calzado, los que peor la pasaron en 2016, volverían a caer. El principal punto a favor de la industria es una base de comparación baja del 2016. Sin embargo, la apuesta del Gobierno para reducir la inflación en detrimento del mercado interno, la mayor inserción de las importaciones, la apreciación cambiaria y la economía de Brasil que no repunta atentan contra la recuperación. PáginaI12 consultó sobre este tema a economistas de diverso color ideológico.
La industria cayó 6 por ciento interanual en febrero y en el primer bimestre acumula una merma de 3,5 por ciento, según el Indec. En los dos primeros meses del año hubo caídas en todos los sectores salvo en el automotor (11 por ciento). La industria textil bajó 16,8 por ciento, seguida de edición e impresión (-9,5), siderurgia (-9,4), insumos de la construcción (-6,8), papel y cartón (-5,9), tabaco (-5,6), metalmecánica (-5,1), refinación de petróleo (-4,6), caucho y plástico (-4,3), industria alimenticia (-3,1) y sustancias y productos químicos (-1,8). La utilización de la capacidad instalada está en el 60 por ciento, por debajo de 2016.
“Hay que diferenciar el aspecto estadístico del económico. Más allá de los números del primer bimestre, se espera que a nivel estadístico la industria muestre una mejora este año a partir de la comparación con un 2016 que fue muy malo. En ese sentido, en marzo puede haber crecimiento de la actividad manufacturera tirada por el acero y el cemento, que vienen dando bien en términos relativos. Sin embargo, a nivel económico la industria enfrenta un panorama muy pobre. En primer lugar, una macroeconomía que no ayuda, con contención del mercado interno, apreciación cambiaria y apertura comercial. Encima hay problemas estructurales que se arrastran de años que fueron agravados con esta gestión vinculados a elevados costos logísticos, crediticios y en algunos casos también laborales y además Brasil no repunta. Pero incluso si la economía nacional mejora, a la industria no le va a ir bien porque el esquema macroeconómico no tracciona a la manufactura”, explicó a este diario Mariano De Miguel, director del Instituto Estadístico de los Trabajadores de la UMET-Citra. En relación al aumento de la tasa de interés, consideró que “el impacto no es demasiado significativo por el lado del costo crediticio. Desde el punto de vista macroeconómico, induce a las colocaciones en pesos y a la apreciación del tipo de cambio y puede desacelerar la inflación”.
“La economía va a crecer pero menos de lo que se esperaba, porque llueven dólares pero el Gobierno prioriza la baja de la inflación por sobre el consumo de corto plazo, lo que enfría el mercado interno. Los sectores exportadores están complicados y el panorama tampoco es bueno para los que venden al mercado local, porque si bien el atraso cambiario los favorece porque se recupera el ingreso, hay alguna apertura importadora y parte del consumo se realiza en el exterior”, indicó a PáginaI12 Marina Dal Poggetto.
“Por ejemplo, la venta de autos muestra dinamismo pero la producción va bien por detrás, porque Brasil no levanta. El sector textil, calzado y en general los asociados a demanda doméstica difícilmente muestren aumentos en el nivel de actividad frente a 2016. La molienda anduvo bien el año pasado porque recibió medidas de estímulo con la devaluación y la quita de retenciones, pero eso define una base de comparación alta, con lo cual es probable que este año el sector no crezca. Para la petroquímica se espera que haya mayor disponibilidad de gas, lo cual es positivo y en siderurgia la base de comparación es realmente muy baja. Las ventas de asfalto están creciendo mucho asociadas a la obra pública, así como también el cemento a granel. Hay que ver cómo funcionan los créditos hipotecarios para estimular la construcción residencial. Por otro lado, la suba de la tasa de interés incentiva a liquidar los stocks para hacerse del dinero, lo cual es otro estímulo negativo”, agregó Dal Poggetto.
Orlando Ferreres consideró que “los números del primer bimestre son malos porque en el mismo período del año pasado hubo crecimiento impulsado por la molienda de cereales y oleaginosas, aquel fue un primer bimestre atípico por esa razón. Creo que para este año en la industria hay dos o tres sectores que no son competitivos que van a sufrir, como los textiles y calzado. Para ellos no creo que mejore la situación. Ahí se mezcla una falta de competitividad permanente y el tipo de cambio atrasado termina de matarlos. El resto, dependiendo de la demanda, pueden andar. La obra pública hasta ahora no tuvo gran éxito, pero hay que ver”.
“Yo no veo que vaya a haber ningún rebote de la industria. Algunos nichos pueden tenerlo, pero no van a traccionar al conjunto del sector. La industria va a seguir cayendo. Continúa el aumento de costos por subas de tarifas y no se frenó la caída de las ventas, que van a estar complicadas si el Gobierno impone su pauta de 18 por ciento con una inflación de 25 por ciento. Además, está el aumento de las importaciones, que es la única política antiinflacionaria del Gobierno, y el incremento de la tasa de interés”, analizó Santiago Fraschina, director de la carrera de Economía de la Universidad de Avellaneda (Undav).