“No me va a escuchar nadie porque voy a hablar de salud”, ese fue el pensamiento que se cruzó por la cabeza de Melisa antes de entrar a un aula magna llena de adolescentes. Sin embargo, sucedió lo contrario: el silencio fue rotundo para oír lo que ella llama “palabras crudas”. “Es hablar en un lenguaje mas liviano, no podés llegar y decir “coito” como tampoco podés hablar de relaciones sexuales sin hablar del goce y de disfrute. Hace poco hice un post en el que decía que la primera vez podía ser con vos misma. Meterte los dedos..." Melisa Pereyra se instaló Instagram en su teléfono cuando terminó la residencia de ginecología y obstetricia dándole el pase al mundo de las redes a @gineconline, una cuenta que ya tiene más de 700 mil seguidorxs. Su hija Belén de 5 años juega con la copita y la sangre menstrual mientras ella produce contenido en donde prevalecen imágenes como las palabras que le gusta usar “crudas”: desde cómo se ven las verrugas producidas por HPV hasta bebes saliendo de vaginas envueltos en la bolsa amniótica. Con 34 años, la coreografía de su profesión explora múltiples formas para derribar los muros de silencio que existen frente a las relaciones sexuales que no son heterosexuales, la estigmatización sobre los cuerpos con patologías, el aborto y el autoconocimiento corporal.

¿Cuándo subió exponencialmente la cantidad de seguidorxs en la cuenta de Instagram @gineconline?

--La explosión en redes fue cuando conté mi experiencia acerca de los embarazos no planificados y abortos clandestinos, ahí sucedió que mi Instagram se polarizó bastante. También creció mucho a partir de la carta que le escribí a Amalia Granata.

La invitaste a que pasara un día en un hospital público...

--Sí, fue una excusa para contar mi experiencia como profesional de la salud y explicar por qué estaba a favor de que se hiciera ley la interrupción voluntaria del embarazo. Que llegaran personas desmayadas por abortar clandestinamente o que no te quisieran decir el nombre por miedo no eran casos aislados, pasaba todos los días. Ahora eso va a cambiar.

¿Qué sentís con la ley de IVE sancionada?

--Siento alivio, yo formé parte de esta lucha para visibilizar lo que realmente sucede en el sistema de salud público. Conté mi experiencia como residente. A nivel personal desconocía la gravedad de la situación. Como mujer me alarmaba y me entristecía, como profesionales tenemos que acompañar y prevenir trabajando desde la educación, con esto me refiero a los métodos anticonceptivos pero también a transmitir un conocimiento que probablemente lleve un tiempo, llegar a un sistema educativo que contemple lo que hay en torno a la salud sexual y reproductiva.

Les jóvenes en tus redes sociales dicen que aprenden mucho mirando tu contenido, incluso a veces más que con la ESI ¿Fuiste a escuelas cuando había presencialidad?

--He ido a dar charlas a escuelas y fue una de las experiencias más lindas. Eran salones de actos enormes, me quedé impactada por el silencio, ya que se sacaran los auriculares era un montón, pero escuchaban con mucha atención, esto fue a nivel secundario y me di cuenta lo importante que son las palabras más crudas.

El consultorio ginecológico puede resultar un lugar hostil para los cuerpos socialmente feminizados. ¿Cómo ves el tránsito por esos espacios de cuerpos que no se reconocen como mujeres: varones trans o lesbianas por ejemplo?

--Hay un trabajo desde nuestro lado que es dejar de pensar los controles ginecólogicos solo para personas que experimentan relaciones sexuales en donde hay penetración con pene. Hay múltiples formas de tener relaciones sexuales y ninguna de esas formas excluye el hacerse estudios para prevenir. Con respecto a las personas trans que muchas veces atraviesan tratamientos hormonales, es importante conocer que existe esa subespecialidad de profesionales que tratan exclusivamente a personas con reemplazo hormonal. Entonces yo, que no me especializo en eso, tengo que tener a la mano a quien derivar. Además de eso existen consultorios en hospitales que especialmente se dedican a eso y esa información hay que difundirla. En la pandemia se habló mucho de no abandonar los métodos anticonceptivos por no poder acceder a los hospitales y hacerse de ellos, también había personas con terapia de reemplazo hormonal que necesitaban seguir con su administración de hormonas. Acá me parece fundamental conocer las especializaciones.

Pero ese primer paso suele ser en un consultorio ginecólogo, y la respuesta, en la mayoría de los casos, es la presunción de heterosexualidad que genera un rechazo hacia esos espacios. ¿Cómo es tu consultorio?

--En mi consultorio genero la confianza y el espacio para que expresen que tipo de relaciones sexuales están experimentando. Sin dar nada por sentado. Hay personas que evitan la consulta por vergüenza y hay profesionales que en su momento -espero que ahora no sea tan frecuente- ni siquiera colocaban un especulo a una mujer que tenía relaciones sexuales con otra mujer. Yo trato de visibilizar que el control de salud es un derecho.

¿Cómo se desarma esa relación de poder entre profesionales de la salud y quien hace la consulta?

--Salir del lugar de jueza, no creer que porque estás sentada de ese lado del escritorio podés hacer una evaluación de la vida de quien enfrente. Desterrar el miedo que se creó por una situación social y cultural de lo que es ir al médico y más de lo que es ir a la consulta ginecológica. Creo que este movimiento hacia las redes sociales lleva a que haya personas que van a la consulta mucho más informadas. La información puede que le dé miedo al profesional, porque no es un ser pasivo quien está enfrente, es una persona que viene con dudas y que tiene que irse con respuestas y, a veces, si no se tienen, se exigen.

¿Cuáles son los temas que más te cuesta abordar?

--Las redes sociales crean mucha censura alrededor de nuestra genitalidad, por eso es fundamental generar imágenes reales. Siempre se muestra esa genitalidad con colores rosados, sin pelos y sin ningún tipo de variación anatómica. Muchas veces esas imágenes son censuradas: ¡pasa con los pezones! Una trata de mostrar que hay muchos tipos de pezones, hay muchas que tienen vergüenza de mostrar sus mamas porque consideran que no son “normales”, lo mismo pasa con el sangrado menstrual o con las lesiones provocadas por infecciones de trasmisión sexual. 

Mostrar lo que se mantuvo oculto...

--A veces me preguntan ¿es necesario mostrar esto? ¿Es necesario que muestres la sangre menstrual? Y la idea es desbloquear, hay muchas personas a las que les genera asco que se hable de los olores para identificar cuando algo está bien o cuando está mal. Se compara con la caca, te dicen: “es lo mismo que muestres tu caca”. Está bueno que se muestre, en ambos casos, el color y la consistencia.

Ese bloqueo muchas veces es por el juicio que se aplica sobre las razones por las que se produce la patología...

--Claro, pensar que te pueden mirar con mala cara. Una de las consultas que recibo más frecuentemente es sobre la angustia que genera tener HPV, si tienen que decirle si o si a su pareja sexual que recién conocen, hay mucho desconocimiento de cómo abordar una enfermedad de transmisión sexual.

Siempre está implícito la estigmatización con respecto a la mina que tiene relaciones sexuales con un montón y por eso se enferma. ¿Cómo se desarma?

--Muchas se sienten sucias, transmisoras de un virus. Imaginate, el HPV lo tiene el 80 por ciento de las personas. Puede expresarse, puede que no, puede tardar. No tiene nada que ver con toda esa carga que se le atribuye, el juicio sobre la infidelidad o la fidelidad, o la cantidad de personas con las que se tiene relaciones sexuales. El punto es poder generar una responsabilidad y vivir la sexualidad como cada quien desee.