Como slogan de un ejercicio auténtico, como una decisión reivindicatoria sobre algo, *Gael Policano Rossi* cree que uno le da todo a la escritura. Y que no te devuelve nada. Solo te da la belleza. Apenas mudado a Buenos Aires, Gael le dedicó su propio tiempo a la poesía, a hacer fanzines para fotocopiarlos y repartirlos, después, en todas las lecturas infinitas que caben en una generación. Aunque hoy, después de justamente escribir cuatro libros de poesías, de haber participado en otro tanto de antologías y plaquetas, siente que tiene más ganas de leerlas que de decir cosas.

Es verdad que el mejor tiempo siempre es el ahora, pero también es cierto que hubo un momento de nuestra historia reciente, un poco más analógico, que se estaba empezando a sorprender por las redes sociales pero que supo construir un ritual precioso, toda una gran obra, a partir de la urgencia, de la sensación de vivencia, lo genuino de la emoción. En la historia afectiva de Gael Policano Rossi se alojan algunas de sus influencias; Fernanda Laguna, Gabriela Bejerman, Marina Mariasch. Y claro, la poesía de Cecilia Pavón que le cala, dirá Gael, como un disparo en la panza.

Nació en la ciudad de Córdoba en 1987, escribe y también actúa. Estudió Dramaturgia con Mauricio Kartún en la EMAD y es egresado del posgrado en Escritura Dramática de la Universidad Nacional de las Artes. Investiga y busca, problematiza sobre el uso contemporáneo de la escritura para pensar la escena. Trabajó 9 años como dramaturgista, actor y asistente de Maruja Bustamante. A veces, cuando se siente en problemas, Ariel Farace le dice: tranquilo, es literatura dramática.

En 2016 publicó Gualicho, su primera novela, por editorial De Parado. Con una vuelta erótica porno se constituyó en otro símbolo de intercambio que circula entre marikas coexistentes a través del arte del mano en mano. Acaba de confirmar la publicación en breve de su próxima novela Machito con la misma editorial. Gael Policano Rossi es también AstroMostra. Desde hace ocho años divulga astrología por internet y por la radio. Actualmente tiene una columna en contra del new age en Futuröck. Escribió la Guía Astrológica Para Sobrevivir En La Tierra (Penguin Random House, 2019) mientras que otro nuevo libro saldrá el próximo año con la misma editorial.

Liturgia es su primer libro de dramaturgia. Publicado en Rara Avis Editorial, el título compone la Colección Gallinero. Curada por Antonio Villa, esta colección impecable difunde dramaturgia joven argentina: autorxs que interpelan y revitalizan la producción dramática.

Se trata de un libro que compila tres piezas dramáticas y que Gael escribió en momentos distintos: “Liturgia”, “P.U.C.H.” y “Cumbres Borrascosas”. En el prólogo, Alejandro Tantanian afirma que son piezas que “desafían todas y cada una de las leyes del género”. En “Liturgia” lxs lectorxs, y eventuales espectadorxs, construirán la trama en interacción directa con el texto, y con todo lo otro. De hecho, a este texto lo escribió en el año 2013, dos años después Maruja Bustamante la dirigió cuando montaron la obra en La Casona Iluminada en una locura de proyecto que involucró a más de 15 personas. “P.U.C.H.” resulta una pieza escabrosa que indaga en los límites del teatro musical y en la historia de una faceta más bien picaresca, quizás, de un asesino en serie. Por último, “Cumbres Borrascosas” revisita la obra de Emily Brontë, y la dispone para un elenco de electrodomésticos. Ciertamente, a partir de este texto Lolo y Lauti, en el año 2014, diseñaron el espectáculo interpretados por los mismos artefactos.

Me pasa que el primer aspecto que registro del libro tiene que ver con lo distinto de las piezas dramáticas entre sí.

El libro tiene obra recogida de muchos años muy distintos. En lugares y de mundos diferentes. No es una cosa coherente. No es que yo las haya estrenado por ejemplo en el mismo lugar, o hayan participado del mismo lugar, del mismo circuito. Esas obras son para tres grupos distintos.

Aunque hay puntos en común…

Yo creo que son tres mundos en los que me metí a jugar. Si tengo que elegir un icónico para los tres es: yo me quiero divertir. Y que me interesa mucho la palabra. Esas son como mis decisiones.

Y que en las tres piezas hay pistolas.

Lo criminal es súper importante para mí. Como ese desborde criminal. Por eso también hago “Liturgia”, apasionado por mis propias lecturas infantiles de Agatha Christie. La escribo con muchísimo cariño, con muchísimo amor. Los tres detectives de esa obra son tres detectives que existen. Son tres bromas de tres detectives que existen que son Hércules Poirot, Miss Marple, y la pareja de detectives de Tommy y Tuppence. Les escribo con mucho placer a ese juego, a ese murder mystery party.

Como un juego en el que lx espectadorx decide su propio camino.

Yo tengo una obsesión con la dramaturgia que se traslada de espacio. Tengo una obsesión con el espacio, con la simultaneidad, con lo que ocurre en todo momento. Con una idea de una dramaturgia totalmente re-ensamblable, que trabaja en simultaneo. Cuando esa obra se estrenó la pieza B y C se hacen a la misma vez en habitaciones contiguas y los espectadores cambian de habitación. Y la pieza A es un anexo de la pieza C.

¿Y lxs espectadorxs siempre entendieron todo?

Porque es una ceremonia totalmente autoevidente. Y, es más, hasta incluso por el tamaño de la escritura y el tamaño de las escenas, coinciden en el minuto exacto. Cuando terminaba una, terminaba la otra y se cruzaban los actores de sala. Además, sucedía algo bastante loco. Dependiendo de cuál veías primero; si empezabas por la A, por la B o por la C, te ibas con una impresión distinta de cuál era el asesino.

¿Era tu intención?

Y es el valor de tomar decisiones adentro de la obra: cómo se reperfila el mundo para un lado y para el otro. A mí lo que me importa de este tipo de procedimientos es dar un mundo a sentir: recorrelo, tomá decisiones, andá, volvé. Hacé lo que quieras. Al haber tomado una decisión de entrar por donde elegiste, ya la historia cambió para siempre para vos.

Son tres textos que igualmente consideran encuadres medianamente materializados para después montarse.

Tenés unas coordenadas de realidad de las que nunca te podés mover. Lo cierto es que “Cumbres Borrascosas” es una obra de títeres, de electrodomésticos títeres. Además, cuando la hicieron, hubo que llevar al electrodoméstico a toda su potencia; que te pueda conmover el títere estufa, el títere televisor. Algo de esa materia tiene que pasar de alguna forma electrodomésticamente en el espacio, más la voz. Y lo que es el intertexto con la historia clásica de Emily Brontë. Es una historia de amor, después de todo.

Y es la pieza del libro que tiene un registro poético.

Sí, hay corte de verso. El punto, el aire. Está muy pensado. Como los actores no tienen cuerpo, porque los títeres eran electrodomésticos, necesitan tener toda la información disponible, el aire disponible para decir lo que tenían para decir. Por eso tenía que estar muy pensado lo oral.

En esto de la oralidad, en “P.U.C.H.” la rima atraviesa al texto.

Toda la rima, sí, esa cosa como formal. También de alguna manera es como soltarme de mi propia escena, de la escena que se me viene a la cabeza e irme a una escena que no conozco. Una escritura vital.

De este recorte de tu obra que hace Antonio Villa, ¿se puede decir que sale un libro ecléctico, quizás?

No es mi palabra favorita. Pero sí, ecléctico creo que va con el libro. Igual yo traté de ser igual en todas, ¿no? ¿Puede ser?