La disputa entre la Unión Europea (UE) y la farmacéutica anglosueca AstraZeneca por el retraso en la entrega de vacunas para el covid-19 siguió escalando tras varios días en los que se cruzaron acusaciones y reproches. El lunes, luego de que el viernes pasado el laboratorio anunciara que no iba a poder cumplir con la entrega de las dosis que tenía comprometidas con el bloque europeo, que recibirá 31 millones de dosis y no las 80 millones acordadas para el primer trimestre del año, la comisaria de Salud Stella Kyriakides sugirió que la empresa estaba vendiendo las dosis destinadas a la UE a terceros países. Este miércoles, en medio de versiones cruzadas sobre una reunión clave en Bruselas para intentar aclarar la situación sobre la provisión de vacunas, la funcionaria metió más presión al laboratorio al sostener durante una conferencia de prensa que las dos plantas que tiene la empresa en territorio británico deberían compartir su producción para cumplir con los compromisos en la UE.
El bloque europeo esperaba que AstraZeneca entregara a los 27 países de la UE alrededor de 80 millones de dosis para fines de marzo. Tras el recorte anunciado el viernes por la farmacéutica, que adujo problemas con la línea de producción en una de sus plantas situadas en territorio europeo, la disputa estalló y no paró de intensificarse. Incluso la reunión pautada para este miércoles entre representantes de la empresa y funcionarios de la UE fue motivo de polémica y malos entendidos. Fuentes de la Comisión Europea acusaron a la farmacéutica de no querer presentarse a la mesa de negociaciones, mientras que del otro lado, fuentes de AstraZeneca aseguraron que eso no era cierto y que se presentarían a la cita en Bruselas, la capital belga donde tiene su sede la UE.
El laboratorio tiene un acuerdo con la Comisión Europea para suministrar 400 millones de dosis de su vacuna contra el coronavirus, que se espera obtenga la aprobación de utilización de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) este viernes. Sin embargo, mientras la empresa mantiene su ritmo de abastecimiento de vacunas al Reino Unido, donde tiene instaladas dos plantas productoras, anunció recortes a la UE. Y la justificación de ese recorte no convencieron a Bruselas, que continúa exigiendo que la farmacéutica explique exactamente cuántas dosis y dónde se han producido.
Al mismo tiempo, funcionarios de la UE sostuvieron que las dos plantas de AstraZeneca en el Reino Unido deben compartir la producción con la Unión Europea en virtud del contrato que el laboratorio firmó con el bloque. En esa línea, Stella Kyriakides dijo: "Quiero que esto quede claro como el agua: no hay una jerarquía entre estas plantas en el contrato, no hay diferencias entre las plantas en el Reino Unido y las que están en la UE", dijo Kyriakides. Para la funcionaria "las fábricas británicas son parte del contrato de compra anticipada, y es por ello que esas plantas deben suministrar las vacunas".
El lunes, tras una reunión con la empresa, la misma funcionaria explicaba que las conversaciones que habían mantenido con AstraZeneca "resultaron en insatisfacción por la falta de claridad y las explicaciones insuficientes. Los estados miembros están unidos: los desarrolladores de la vacuna tienen responsabilidades sociales y contractuales que deben mantener". Este miércoles, en conferencia de prensa, afirmó que “ninguna empresa debería tener la ilusión de que no sepamos que está ocurriendo... Tenemos conocimiento de la producción de las dosis, dónde se produjeron, y si se han enviado a algún lugar, dónde están".
Por su parte, Pascal Soriot, el director general de AstraZeneca, explicó el martes en una entrevista con el diario italiano La Reppublica, que los contratos no prevén lo que Bruselas dice sobre la provisión de vacunas y negó el desvío de dosis al Reino Unido, que salió definitivamente del bloque europeo a principios de este año.
"Hay muchas reacciones sobre las vacunas en la UE. Pero es complicado, no es cierto que desviemos la vacuna de Europa a otros países para sacar beneficio", afirmó, al mismo tiempo que aseguró que la farmacéutica pudo suministrar sus vacunas al Reino Unido porque había firmado su contrato tres meses antes, lo que dio tiempo a la empresa para solucionar las fallas en las plantas británicas.
En la entrevista, el directivo sostuvo que la empresa no había sellado un compromiso fijo con la UE sino que se había comprometido a hacer sus "mejores esfuerzos" para cumplir con las entregas. Perspectiva que fue rechazada por Kyriakides, quien afirmó que "la visión de que la empresa no está obligada a entregar las vacunas porque se comprometió a hacer su 'mejor esfuerzo' no es correcta ni aceptable". "Rechazamos la lógica de que el primero que llega es el primero a ser servido. Eso puede funcionar con el carnicero de la esquina, pero no con contratos, y no con nuestro acuerdo de compras por adelantado", añadió la funcionaria.
En este áspero contexto, una amenaza de bomba durante la mañana del miércoles en una planta de AstraZeneca del norte de Gales que tuvo que ser desalojada, y que provocó que se suspendiera la producción por unas horas, sumó más ruido a la disputa. Los empleados de la fábrica de Wrexham, donde trabajan unas 400 personas, fueron evacuados tras la recepción de un "paquete sospechoso", informó un portavoz del grupo farmacéutico Wockhardt.
No obstante, aclaró que "unas pocas horas de interrupción no van a suponer una gran diferencia en términos de la producción", que se desarrolla a "a un ritmo constante" para suministrar los 100 millones de dosis encargadas por el Gobierno británico.