Por una pared, la artimaña más vieja y efectiva del fútbol, Estudiantes de Río Cuarto venció 1 a 0 a su par de Buenos Aires y se metió en la final del Reducido por el segundo ascenso a la máxima categoría. Su rival será nada menos que Platense, un histórico de la Primera División, que venció por 2 a 0 y con claridad a Atlético de Rafaela. La definición será este domingo, desde las 21.10, con estadio a definir.
En la temporada, el Calamar y el León se enfrentaron en dos ocasiones, con triunfo cordobés por el certamen finalmente cancelado, 3 a 2 el 17 de febrero de 2020 en Río Cuarto; y con empate 1 a 1 en el torneo de reanudación, el 11 de diciembre también en Córdoba.
El de Río Cuarto estudió mejor
Ambos clubes se llamarán parecido, pero juegan a dos cosas bien diferentes. Los de Buenos Aires, a tener la pelota y ser protagonistas; los de Río Cuarto, a explotar los espacios que brinda el rival de contraataque. A pesar de las antinomias, las campañas de uno y otro resultaron casi idénticas en la temporada. Entre el torneo cancelado y el de reanudación, los de Río Cuarto sumaron 50 puntos, mientras que los de Caseros, 48. Claro que los cordobeses terminaron como líderes en el segundo campeonato y lograron meterse en la primera final por el ascenso, con derrota en los penales ante Sarmiento de Junín; mientras que los de Buenos Aires tuvieron que disputar las tres fases del Reducido para llegar hasta aquí.
Y como suele suceder en este tipo de partidos, al equipo que se hizo de la pelota le costó mucho llegar con claridad, mientras que al que apostó al contraataque, tres toques le bastaron para quedar cara a cara con el arquero.
Los bonaerenses hicieron gala de la calidad de sus integrantes, desde la estampa de Fernando Evangelista para salir del fondo hasta la habilidad del zurdo González Metilli manejando los hilos como enganche. Hasta que los cordobeses decidieron que Maxi Padilla le haga marca personal al 10, el jugador perteneciente a Argentinos Juniors fue una verdadera pesadilla con su movilidad. Pero las intenciones de los de Buenos Aires se quedaban en la puerta del área rival.
Todo lo contrario por el lado de los cordobeses. Casi que no habían hecho demasiado en ataque hasta los 18 minutos, cuando el ritmo cansino que venían enarbolando dejó su lugar a la velocidad de Nahuel Cainelli. El 7 arrancó por derecha, tocó con Bruno Sepúlveda, fue a buscar la devolución de la pared y mandó el centro bajo al área para que Ibrahim Hesar sólo tenga que empujarla para el 1 a 0. Cainelli también fue protagonista de otra gran chance riocuartense, cuando interceptó una jugada preparada, se cruzó toda la cancha en combinación con Gastón Benavídez y se topó con una tremenda atajada de Rodrigo Saracho.
En el segundo tiempo y con la ventaja a su favor, el Estudiantes cordobés exageró aún más su repliegue. Ni el ingreso del laureado Néstor Ortigoza lo animó a adelantarse. Fue un monólogo del Pincha de Buenos Aires, que se topó con sus propias limitaciones y la buena actuación del arquero Brian Olivera, reemplazante del experimentado Luis Ardente. Los de Río Cuarto podrían haber definido la historia con una contra clarísima que desperdició Yair Arismendi, pero a este partidazo todavía le quedaba suspenso. Finalmente, fueron seis minutos de descuento y sufrimiento para que se desate el festejo de los cordobeses, que tendrán una nueva oportunidad parar subir a Primera.
De principio a fin
En segundo turno de la noche, Platense dio un paso más hacia el objetivo que busca desde hace 22 años, cuando perdió la categoría luego de 56 temporadas en Primera División. El rival de turno era Atlético de Rafaela y fue superado con claridad por 2 a 0 con goles de Luciano Recalde y el ingresado Franco Baldassarra.
No tardó nada el Calamar en ponerse en ventaja, cuando a los dos minutos y tras una serie de distracciones en el fondo rafaelino, el defensor Recalde peinó la pelota que se metió por arriba de un adelantado Guillermo Sara. Vaya golpe de efecto para Platense, que tuvo unos muy buenos minutos posteriores de la mando del hábil mediapunta colombiano José Luis Sinisterra (perteneciente a Lanús), y vaya piña de nocaut para Atlético, que tardó en recomponerse.
Pero si rápido llegó el gol de la ventaja, tampoco se demoró demasiado Platense en brindarle la iniciativa a su rival. Con un muy activo Enzo Copetti y el siempre criterioso Claudio Bieler en ataque, Rafaela fue en busca de la igualdad, claro que su dúo dinámico no le fue suficiente para tal gesta.
A pesar de acumular y acumular gente en ataque, las ideas rafaelinas no pasaban del centro al área y cuando se prendía la lamparita, siempre fallaba la última hilada.
Atlético se regalaba en defensa -su gran déficit a lo largo de la temporada- pero Platense estaba muy enfocado en su propio campo. Recién a mediados del segundo tiempo se animó a cruzar la mitad de cancha y, de pronto, se encontró con un festín de espacios para que Sinisterra haga de las suyas. Luego de un par de salvadas milagrosas de Sara, llegó la sentencia del 2 a 0 a los 78 minutos con un remate de Baldassarra que se desvió en el camino.
A Rafaela le quedaba algún tiro más, pero definitivamente no era su noche, porque terminó agigantando a la figura de Jorge De Olivera, quien venía de ser héroe en los penales ante Riestra, que tampoco pudo vencer la resistencia calamar.