Ante el avance de la variante británica de coronavirus, el gobierno de Francia actualizó su política sobre la venta de barbijos para limitar el uso de mascarillas no sanitarias con una capacidad de filtrado de partículas menor al 90 por ciento. La medida fue tomada luego de que otros países como Alemania y Austria prohibieran el uso de tapabocas de tela en espacios públicos.
La nueva disposición, que aparece este jueves en el Boletín Oficial francés, regula la comercialización de mascarillas no quirúrgicas y aumenta además la distancia de seguridad recomendada en caso de no llevar protección hasta los dos metros, en lugar del metro recomendado hasta ahora.
En concreto, el Ejecutivo francés considera mascarillas protectoras las de uso quirúrgico o equivalentes y la FFP2 y FFP3 sin válvula.
Las mascarillas reservadas a uso no sanitario, generalmente las artesanales o de tela, sólo se aprobarán si la filtración hacia el exterior de partículas de 3 micrómetros emitidas es superior al 90 por ciento, la transpirabilidad permite cuatro horas de uso y la permeabilidad del aire es superior a 96 litros por metro cuadrado por segundo.
Además, la forma de la mascarilla debe garantizar un ajuste facial con cobertura de nariz y barbilla sin costura sagital. Sus niveles de rendimiento tienen que persistir después de al menos cinco lavados. Para su venta, hay que informar al consumidor de manera visible y fácilmente accesible de que estas mascarillas responden o no a las prescripciones sanitarias.
La semana pasada, el ministro de Sanidad, Olivier Véran, desaconsejó el uso de los tapabocas artesanales o de tela poco filtrantes, sobre todo ante la mayor virulencia de las nuevas cepas que circulan.
El portavoz del Ejecutivo, Gabriel Attal, indicó este jueves en la emisora France Inter que la variante detectada en el Reino Unido representa actualmente el 10 por ciento de los casos de contagio detectados en Francia, frente al 3,2 que suponía a principios de mes. "La situación es muy preocupante", dijo Attal, que no descartó una nueva cuarentena estricta, que sería la tercera desde que comenzó la pandemia.
El gobierno de Francia baraja también prolongar el período de dos semanas de vacaciones escolares de febrero. Su inicio o fin podría ser ampliado en función de la situación epidémica.