Pensó que se había logrado esconder en un “lugar apartado y cómodo”, pero se equivocó. Finalmente, el represor uruguayo Eduardo Augusto Ferro, quien había logrado eludir a la justicia de su país, primero, y luego a la internacional, fue detenido en España. En el marco del Plan Cóndor, de cuya aplicación fue uno de los responsables en territorio oriental, está acusado del secuestro y la desaparición de dirigentes sindicales y militantes políticos.
Ferro estaba prófugo desde mediados de 2017. Así lo declaró la justicia uruguaya a mediados de aquel año, cuando el represor debía acudir al despacho de la jueza Dolores Sánchez, a cargo del Juzgado Penal número 10 de Montevideo y no lo hizo. Era la segunda vez que Sánchez lo citaba para indagarlo sobre el secuestro y la desaparición del militante comunista Óscar Tassino, sucedido en 1977, y en aquella ocasión tampoco había acudido. Tras el segundo faltazo, la magistrada ordenó su captura internacional. Tenía orden de no salir del país.
Doble fuga
Ferro es un coronel retirado. Fueron fuentes militares las que confirmaron a medios locales que el represor se había fugado en el extranjero. Fue detenido en Madrid en septiembre de aquel año y permaneció un tiempo en prisión. Por intermedio de la justicia uruguaya caían sobre él los cargos de desaparición forzosa, homicidio, genocidio, torturas y privación grave de libertad durante la dictadura en aquel país.
Sin embargo, al poco tiempo fue beneficiado con la libertad condicional. Y para cuando llegó formalmente el pedido de extradición, en junio de 2018, Ferro había huido nuevamente. En diálogo con el medio uruguayo La Diaria, el abogado querellante en la causa que investiga la desaparición de Tassino, martín Fernández, calificó como “una situación inédita en la historia de la cooperación penal internacional” la libertad condicional que se le concedió a Ferro durante el proceso de extradición, lo que le permitió fugarse de la Justicia española. “Que un fiscal solicite la libertad condicional de una persona que el Estado tiene que entregar a otro país es una situación grave. Esperamos que la Justicia española actúe con la celeridad que se requiere”, comentó ayer.
Desde aquel episodio, el paradero de Ferro era desconocido hasta este miércoles. Unos meses atrás, el periodista uruguayo Alfonso Lessa había accedido a entrevistarlo, algo que había solicitado el propio represor. A Lessa le aseguró que se encontraba aún en España, en “un lugar apartado (...), reservado, en un pueblo chico, pero bien, cómodo”. En aquella charla, el represor habló de las desapariciones de militantes ejecutadas durante la dictadura militar en Uruguay, a las que consideró "una mala decisión desde el punto de vista estratégico e inhumanas". Y también descartó comparecer ante la Justicia en lo inmediato. Según él, la Fiscalía uruguaya a cargo de la investigación de crímenes de lesa humanidad "tiene un tufillo a total venganza”.
Finalmente, fue arrestado en el municipio de Peñíscola, en Valencia, informó el diario uruguayo El País. En tanto, Fernández aseguró a La Diaria que es cuestión de coordinación entre las autoridades judiciales uruguayas y españolas de definición de la situación de Ferro. Por lo pronto, la justicia uruguaya rechazó todos los recursos presentados que la defensa del represor presentó para eludir la extradición, con lo cual lo único que está pendiente es la entrega, apuntaron desde el periódico.
Protagonista del Plan Cóndor
La investigación judicial que dirige Sánchez sobre el secuestro y la desaparición de Tassino indica que Ferro fue protagonista de la aplicación del Plan cóndor en Uruguay. Por ese mismo caso, Ferro había sido investigado y comenzado a ser juzgado en 1985, pero fue beneficiado por la Ley de Caducidad y quedó suspendido. El expediente se reabrió en 2011.
Sin embargo, los que sufrió Tassino no son los únicos crímenes sucedidos durante el terrorismo de Estado en la región en los que el coronel retirado se encuentra involucrado. Informó el medio uruguayo Sudestada que Ferro integró la “patota de la OCOA” (Oficina Coordinadora de Operaciones Antisubversivas), junto con José Nino Gavazzo, Jorge Silveira, Ernesto Ramas y Manuel Cordero, entre otros represores. Y que participó en las desapariciones y asesinatos del dirigente comunista Fernando Miranda, de María Claudia García de Gelman, así como del secuestro en Brasil de Universindo Rodríguez y Lilián Celiberti, y de la tortura y desaparición de Andrés Bellizzi y Jorge Gonçalvez en Argentina.