A horas de la reunión con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, los gremios docentes UTE y Ademys insistieron en que las escuelas del distrito no tienen las condiciones para que todos los alumnos concurran todos los días. "La presencialidad total, como plantea (Horacio Rodríguez) Larreta, hace circular el virus", advirtió Angélica Graciano, titular de la Unión de Trabajadores de la Educación. El encuentro es las cuatro de la tarde y será el primero entre la administración porteña y el plenario de los gremios docentes.
"Esperamos que el diálogo se abra de verdad y podamos discutir las condiciones de trabajo que necesitamos que se garanticen para un retorno seguro. Todos los chicos, todos los días, en todas las escuelas es imposible. Faltan condiciones como dar la vacuna, asegurar la ventilación de las aulas, la cantidad de baños, el traslado de los chicos", enumeró Graciano.
Agregó que en el gremio hicieron un mapa de riesgos de cada escuela, en el que volcaron sus datos hasta ahora 500 establecimientos de los mil existentes.
Sobre la vacunación, CABA no confirmó todavía cuándo comenzará a inmunizar a los docentes y auxiliares. El ministro de Salud, Fernán Quirós, dijo este miércoles que podría ser en marzo, mientras que el comienzo de las clases en la Ciudad fue anticipado 15 días y está previsto para el 17 de febrero. En esta situación, la postura de UTE y Ademys es llamar a una retención de tareas.
Por su parte, el titular de Ademys, Jorge Adaro, coincidió en que no es seguro reabrir las escuelas en los términos planteados. "El gobierno sigue sosteniendo hasta hoy que las burbujas pueden ser de hasta 30 pibes. Hoy no están dadas las condiciones para volver a clases", dijo en declaraciones radiales.
Es improbable que haya acuerdos en el encuentro, si se tiene en cuenta que la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, viene apostando a polarizar con estos dos sindicatos docentes. Parte de la misma estrategia es abrir una cuña con los otros 15 gremios del sector, con los que la Ciudad ha mantenido encuentros de manera separada. Por otra parte, su anuncio de que va a descontar los días a los maestros que se plieguen a la retención de tareas no cayó bien entre los gremios, que leyeron la decisión más como una declaración de guerra y un gesto de cara al electorado que como un intento de acercar posiciones.
"Hay dos Soledad Acuña. Una que hace tres meses hablaba de burbujas de 8 niños para tener más o menos controlada la situación. Hoy tiene un discurso totalmente distinto, plantean burbujas de 30, con docentes que pueden pasar de ua burbuja a otra. Esa una falta de responsabilidad muy grande", consideró Adaro.