Es lunes 25 de enero, son las dos de la tarde, y junto con la enfermera firmamos la primera receta de misoprostol para garantizar una interrupción voluntaria del embarazo desde que la IVE es ley. La ley 27.610 sancionada el 30 de diciembre pasado en el Senado y promulgada el 14 de enero de este año. Ayer, domingo, entró en vigencia. Escribo IVE, lo firmo y lo sello. Queda resonando esa letra que cambió en el medio. De ILE (Interrupción Legal del Embarazo, una ley que existía en nuestro país desde 1921 y que argumentaba “por causales”) a IVE, la V de Voluntaria. De nuestra victoria por haber logrado nuestra ley. Es lunes, hace calor, y en el consultorio la mujer firma el consentimiento informado. Ella decide. El Estado acompaña.

¿Qué es lo que emociona?

Emociona que la voluntad de una persona alcance para poder decidir sobre su cuerpo y su vida.

Emociona no tener que pedir justificativos a las personas que solicitan que las acompañemos en un aborto seguro.

Emociona, sobre todo, saber que es un derecho que conquistamos organizadas. Que tantos años de lucha sirvieron para cambiar la realidad concreta de las personas.

Emociona la organización de varias generaciones atrás de una consigna pintada en un pañuelo verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Emocionan les miles de profesionales de la salud de todo el país dejando los acompañamientos en soledad para gritar: ¡Contás Con Nosotres! y construir la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir.

Emociona recordar los miles de acompañamientos, los relatos de múltiples violencias dentro y fuera del sistema de salud que esperamos no volver a escuchar.

Emociona saber que la política sirve. Sirve para transformar la realidad. Sirve para cambiar la vida de las personas. Sirve para ampliar derechos y generar igualdad.

Emociona porque sabemos que poder decidir es justicia social. Que hoy en la Argentina no importa dónde vivas, ni cuánta plata tengas, el aborto seguro se te tiene que garantizar.

Nos emocionamos, pero sabemos que el camino es largo. Que de la letra de la ley a su garantía existe una brecha que por supuesto deja más lejos del derecho a las que menos recursos tienen. Sabemos que necesitamos Educación Sexual Integral y anticonceptivos accesibles ahí donde se los necesite. Sabemos que necesitamos trabajadores de la salud capacitades en cada centro de salud y en cada hospital. Misoprostol de producción pública y acceso gratuito. Que se autorice el uso de mifepristona para abortos más efectivos y con menos efectos adversos. Acceso real a la aspiración manual endouterina y a técnicas adecuadas para el segundo trimestre. Sabemos que va a haber juezas que presenten cautelares en contra de nuestros derechos. Y una vez más confiamos en la organización y en la política. Tenemos la tarea de seguir construyendo redes feministas en cada territorio que sean puente entre las personas que necesitan un derecho y quienes tienen la obligación de garantizarlo. 

Lo decimos una vez más: cuentan con nosotres para que, a pura conciencia, garanticemos su poder de decidir. 

*Médica generalista, militante feminista. Integra la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir y la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Gratuito.