Con aires de club
El proyecto de Javier Siro, Bernardo Scuderi y Felipe Sosa empezó a tomar forma hace cuatro años, cuando descubrieron este predio en desuso en el Bajo San Isidro. Con el objetivo de convertirlo en un patio gastronómico, le dieron forma al que llamaron El Club del Bajo, un formato con mucho aire libre que se revalorizó durante la pandemia. El escenario es simple: tres opciones gastronómicas, una más de bebidas, en un espacio con mesas y bancos donde ubicarse (también se puede hacer lona en el pasto).
El punto de referencia es La Parrilla del Club, con propuestas fijas y otras que varían semana a semana. La estrella indiscutida es la provoleta ($400): la dejan secar durante un par de días y sale bien crocante por fuera y cremosa por dentro, con tostaditas y aceite verde. También tienen sándwiches (choripan, $250; chivito uruguayo con jamón, queso, tomate y lechuga, $500) y cortes como la entraña (vuelta y vuelta, $650), el matambrito de cerdo al limón ($550) o la bondiola ahumada (glaseada en cerveza stout, $600). Para los adictos a las hamburguesas está el puesto El Pansa, con distintas combinaciones que van desde los $400 a los $500, además de papas fritas, empanadas, menú infantil con nuggets y especiales del día como el sándwich de pernil desmenuzado a la barbacoa y braseado con cerveza negra ($400). Y la alternativa más liviana se encuentra en Caruchas, con ensaladas que salen con pollo, carne o falafel; hamburguesas vegetarianas de falafel o calabaza ($400) y wraps varios ($500, con papas fritas), entre otras propuestas. El puesto de bebidas -limonada, variedades de cerveza y tragos clásicos como Gin Tonic, Fernet y Aperol- tiene Happy Hour todos los días entre las 18 y las 20, ideal para estirar la charla en un entorno tranquilo y relajado. Hay que estar atento a sus redes sociales porque suelen organizar pop ups y eventos especiales con la participación de cocineros amigos.
En resumen: un buen punto con comida simple, rica y a precio correcto para agendar en Zona Norte.
El Club del Bajo queda en Gral. Manuel Belgrano 1001, San Isidro. Horario de atención: jueves, viernes y sábados, entre las 18 y la 1. Se puede ir con mascota (con correa y bolsita). Instagram: @elclubdelbajo.
De picnic en Saavedra
“Fue en julio del año pasado”, cuenta Santiago Jovenich. Desde la terraza del local de Melián y Vilela vieron la proyección del Parque Saavedra y acuñaron el concepto de “pizza picnic” para La Épica. “Desde el principio soñamos que la gente pudiera disfrutar el lugar con reposeras y pizza. La pandemia sólo potenció la idea: hoy tenemos 200 reposeras. En un futuro también proyectaremos películas italianas en el parque”, apunta. La Épica es hermana de La Fina, la pizzería que abrieron los jovencísimos Tobías Jovenich y Francesco Larroca en un garage del Bajo Belgrano. “Es una pizza realmente simple, muy honesta. La masa leuda en frío durante 48 horas y lo demás es pasión”, describen. Finita, de centro suave y bordes crocantes, con el toque característico del horno de barro.
Un buen recorrido empieza por la fainá con escabeche de hongos de pino ($270), aunque la polenta grillada con brie y tuco ($320) también sale muy bien. Luego vienen las pizzas, entre $390 y $620. Una de las más pedidas es la de Mortadella & Pesto, que comparte el podio de favoritas con la Franchute (fior di latte, brie, panceta ahumada y pesto de tomates secos) y la de Bresaola & Rúcula. “Todas las semanas presentamos alguna pizza fuera de carta, eso nos divierte y desafía. Y a veces viene alguna variedad de visita desde La Fina”, apunta Santiago. Para mantener el tono épico hay que probar la Sangría de tinto (vino Malbec macerado con cítricos y romero; $100), el Moscato lima ($150) o alguno de los aperitivos (vermouth rosso con tónica y rodaja de naranja, $200; vemouth bianco con sidra y rodaja de limón, $250). El cierre goloso le corresponde al flan de mascarpone ($330) o a la Crostata Di Nutella ($290).
Con el pedido en la mano y dejando el documento a modo de garantía entregan las reposeras a préstamo para completar la experiencia sentados en el parque. Claro que también hay mesas en la terraza para los quieren evitar el formato picnic sin por eso resignar una rica pizza con una vista privilegiada.
La Épica queda en Melián 4092. WhatsApp: 11-2366-2256. No toman reservas. Horario de atención: lunes a domingos de 19 a 23.30.
A comer al río
Era la pata que le faltaba al Paseo de la Costa de Vicente López. El gran corredor verde se convirtió hace rato en uno de los lugares más visitados por los vecinos que concentran allí su vida recreativa y deportiva, pero hasta ahora la oferta gastronómica era prácticamente inexistente. De cara al verano pandémico, el Municipio autorizó el regreso de los Food Trucks para la temporada vacacional. Son cuatro patios distribuidos a lo largo de los 2,5 kilómetros del paseo, en puntos seleccionados que logran no obstruir la circulación y evitan a la vez la concentración de gente. De noche, entonces, se van mezclando los que terminan su sesión de entrenamiento con familias que buscan un poco de aire fresco, ciclistas, citas, grupos de amigos. La propuesta de comidas es acorde al lugar: simple, rápida, accesible y sin grandes pretensiones.
La Triada, Romero Olivas y El Argentino, preparan distintos sándwiches de carnes braseadas. En El Tanque hay rabas ($700) y bastones de muzzarella ($600), además de sus clásicas hamburguesas. Food Truck Argentina va con sándwiches y empanadas a base de cordero. Berlín hace choripan gourmet. Hazzard, pizzas y empanadas. Y Aloha combina conos de papas y nuggets de distintos tamaños. En plan “étnico”, Los del Shawarma se encargan de los sabores de Medio Oriente con shawarmas de carne o veggie ($350), ensalada de falafel (con queso feta y verduras, $350) y las clásicas empanadas fatay ($150). Sin Frontera hace lo propio con sus tacos y burritos (2 por $500) y una gran botana para compartir ($950) que logra mostrar algo de esa enorme diversidad que es la cocina mexicana. Y Trixie va por el American Diner con hamburguesas (de $400 a $600), hot dogs ($300 a $400) y waffles con dulce de leche de postre ($250). En cada parada hay un punto dulce: Guapaletas, Poptails y Cremolatti (helado); y Nuna Pan, con panadería, pastelería y café (el único que está abierto durante todo el día).
Lo mejor: en cada patio hay mesas convenientemente distanciadas, y también se puede hacer rancho aparte acercándose al río.
Los Food Trucks están en cuatro puntos del Paseo de la costa: 1) Arenales y el río, 2) Urquiza y el río, 3) Vial Costero entre Roca y Melo, 4) Lavalle y el río. Lunes a viernes de 17 a 23; sábados y domingos de 12 a 24. Instagram: @costavl.foodtrucks