Que la identidad cinematográfica se encuentra en crisis es una realidad que algunos acontecimientos del siglo XXI no han hecho más que poner en evidencia. En el centro del asunto se encuentra la disputa que los grandes estudios de Hollywood mantienen con los gigantes del streaming, para ver quién de ellos resulta ser el heredero legítimo de una tradición ya centenaria. La discusión no solo tiene que ver con una cuestión de formato, sino con el auge de nuevas formas de producción que han impactado en los hábitos de consumo de los espectadores, quienes se encuentran en pleno proceso de migración de las salas al living de su casa. Una tendencia que el advenimiento de la pandemia no ha hecho más que acelerar.
En ese río revuelto, los cineastas han tenido que ingeniárselas para seguir haciendo películas, tal vez más atentos a sus propias necesidades (las artísticas, pero también las económicas), que a las discusiones teóricas, éticas o filosóficas en torno al cine. Es en ese panorama en donde el cineasta rosarino Gustavo Postiglione, cuya filmografía acumula más de una docena de largometrajes, anunció la infrecuente naturaleza de Simulacro, su nueva película, cuyo estreno tendrá lugar el próximo jueves 4 de febrero a las 21 horas a través de la plataforma OctubreTV.
Es que Simulacro no solo tendrá un estreno vía streaming, sino que además será transmitida en vivo desde Rosario. Es decir que la película todavía no existe y que el director, junto a un elenco integrado por Lara Todeschini, Claudia Schujman y Gustavo Guirado y los integrantes de su equipo técnico, la filmarán y transmitirán de forma simultánea. Una experiencia de la que casi no hay antecedentes, ni en el mundo ni en la historia del cine. “Cuando se me ocurrió la idea de filmar y transmitir por streaming una película en vivo, la única referencia que tenía de algo parecido provenía de un libro de Francis Ford Coppola”, recuerda Postiglione. “Ahí se menciona una experiencia que él realizó en una universidad de Estados Unidos, tratando de hacer una película en vivo. Pero creo que sólo realizó un par de cortometrajes”, continúa.
“El otro dato que tenía es el de la película Perdido en Londres (Lost in London, 2017), que hasta donde sé es la única película filmada de esta forma. La dirigió y protagonizó el actor Woody Harrelson, está hecha en un solo plano secuencia y fue transmitida en vivo a diferentes cines de Estados Unidos mientras se la rodaba. A partir de esos datos empecé a investigar un poco para ver cómo era que se habían filmado estas películas, porque una de las cosas que te pasan cuando te metés con algo nuevo es empezar a tomar contacto con experiencias similares que te puedan dar algún dato acerca de cuestiones tanto técnicas cómo estéticas. Pero la verdad es que no encontré mucho más”, concluye el director.
-A partir de toda esa información que lograste reunir, ¿cómo empezó a tomar forma la posibilidad de filmar tu propia película en vivo?
-En realidad no sé si fue un poco antes de la pandemia o recién al comienzo. La idea surgió a partir de algunos trabajos que estaba armando dentro de un centro cultural en Rosario, el Complejo Cultural Atlas, donde realizo talleres y otras actividades artísticas. En aquel momento estaba medio complicado en cuanto a la producción de proyectos y la idea del cine en vivo me pareció interesante. Primero, porque era una nueva forma de producir y narrar. Pero también una posibilidad de arriesgarnos haciendo algo que nunca se había hecho, o al menos nunca en la Argentina. Me interesó ver qué sucedía con eso, porque meterme en terrenos inhóspitos es algo que siempre me interesó. Después nos agarró la pandemia y eso hizo que todo se retrasara. También me demoré bastante en la etapa de la escritura, porque la idea era contar con un guión que nos permitiera trabajar ese concepto a partir de determinadas limitaciones que no son sólo las artísticas.
-¿A qué tipo de dificultades te referís?
-Sobre todo técnicas, porque la conexión que tenemos que establecer desde Rosario, dónde transcurrirá el rodaje, con OctubreTV para poder transmitir esta película no es nada sencilla. En ese sentido Simulacro también es una experiencia novedosa, porque es la primera vez que la transmisión de una película rodada en vivo se hará por streaming y no con proyecciones en sala. Toda esa parte de investigación nos demandó mucho tiempo, pero ahora ya estamos en la cuenta regresiva. Tenemos un guión que me gusta mucho y que nos va a permitir jugar con un montón de cuestiones narrativas y de contenido, que tienen que ver con las discusiones que se dan hoy acerca de lo que son el cine y la ficción en la actualidad.
-Recién mencionaste que durante la escritura tuviste que pensar en determinadas cuestiones para adaptarse a este formato novedoso.
-Sí, fundamentalmente aquellas vinculadas al manejo de los recursos. Porque si bien contamos con buenos recursos técnicos, estamos limitados en cuanto al espacio escénico en el que la historia va a transcurrir, que es un teatro. Desde ahí vamos a realizar y transmitir la película hacia afuera a través de la conexión con OctubreTV. El desafío pasa por mantener el control sobre los espacios donde uno va a trabajar, para no pretender algo en la teoría que después sería imposible de llevar a la práctica.
-¿Y cuáles son los potenciales riesgos que podrían enfrentar en una experiencia como esta, que no existen en un rodaje tradicional?
-Son muchos, porque mientras la película se actúa y se filma, también se ilumina y se musicaliza. Pero esos procedimientos que habitualmente ocurren después, en la sala de montaje, en este caso también se realizarán durante la transmisión. Los riesgos mayores tienen que ver con la posibilidad de que alguno de los elementos técnicos falle. Desde que se corte un cable o que un micrófono deje de funcionar, hasta que un actor se olvide de la letra o que la cámara se vaya de foco cuando no tiene que hacerlo. Si esas cosas ocurren en un rodaje tradicional podés cortar para hacerlo de nuevo, pero acá no. También es cierto que hay cosas que son impredecibles, cosas que tienen que ver con el propio caminar de un actor o del camarógrafo en la escena. O el hecho de modificar la iluminación mientras la escena se está desarrollando, o la entrada de la banda sonora, que también se va a estar tocando en vivo. Es necesario tener todos esos elementos coordinados, porque una vez que la película comienza después ya no se corta hasta que se terminó. Entonces el riesgo va a estar presente minuto a minuto y segundo a segundo. Pero eso también es lo más emocionante de esta aventura: aceptar el desafío y ver qué pasa. Y si llegado el caso hubiera un error, ese hecho pasaría a formar parte de la obra y está bien que sea así.
-Ante un proyecto como este es inevitable preguntarse qué es lo que distingue al cine del teatro. ¿Por qué Simulacro será esencialmente una película y no una obra de teatro filmada?
-En general la expresión “teatro filmado” se aplica a películas que transcurren en una única locación con actores que hablan mucho. Ese concepto da por sobreentendido que las películas deben tener muchas locaciones, que las acciones deben transcurrir en diferentes espacios y que todas las películas que se realizan dentro de una única habitación no serían cine. Y para mí ese es un error conceptual, porque el cine es cine y el teatro es teatro por cuestiones de lenguaje y hay que saber diferenciar qué es lo específico de cada uno. El encuadre, la edición, la cámara y sus movimientos son elementos que marcan la forma cinematográfica. La iluminación, el sonido y la música también se trabajan de formas distintas en el cine o en el teatro. La posibilidad misma del encuadre, de la elección de qué es lo qué voy a mostrar y que no, más allá de que eso transcurra aquí y ahora como en el teatro, todo eso le pertenece al cine. Obviamente que a veces hay elementos teatrales y mucho más en esta película, que transcurrirá en un espacio eminentemente teatral. Pero eso no le da per se la característica de ser teatro filmado. Después está el hecho de que la película se va a rodar en un único plano secuencia, que es un elemento de concepción netamente cinematográfica, en el cual va a haber un director que va a elegir qué es lo que entra o sale del cuadro. Eso es algo que no sucede en el teatro, que es una experiencia en la que el espectador tiene la posibilidad de ver el espacio escénico completo todo el tiempo. En el cine es el autor, el propio director, el que elige qué ver. Incluso en un plano secuencia que no tiene cortes, lo que el espectador ve no es otra cosa que el punto de vista que elige el director.
-La misma pregunta podría hacerse respecto a lo televisivo, porque el acto de trasmitir en vivo una obra escénica sería un argumento para pensar que en realidad se trata de televisión y no de cine.
-Ahí también tenemos que preguntarnos si todo lo que se ve en televisión es televisión. Porque el cine también se puede ver por televisión. Es más, te diría que hoy, más allá de la pandemia, la gente ve más cine en la televisión que en una sala. Entonces es válido preguntarse si Netflix es televisión o es cine. ¿Qué es la televisión? ¿Es cualquier cosa que se ve en la tele o tiene que ver con un formato y un lenguaje específico? Me parece que todos esos conceptos ya están viejos. ¿O acaso algunas series no están más cerca del cine que de la televisión? True Detective, por ejemplo: ¿es un programa de televisión o es una película de 8 horas?
-¿Y cuál sería la respuesta a esas preguntas en relación a Simulacro?
-Creo que Simulacro es cine en vivo. O en todo caso, ese es el término que hoy tengo disponible, porque quizás haya que buscarle un nombre distinto que todavía no tenemos. Sin embargo, alguien podría decir qué Simulacro es teatral por la forma que adquiere la trama o podrían decir qué es televisiva porque la voy a poder ver a través de una televisión, una tablet o un teléfono. Me parece que ponerle un rótulo previo a lo que vamos a hacer quizás no sea lo más apropiado. Porque tal vez no sea ni una cosa ni la otra y entonces toda esta discusión conceptual es relativa. Yo pretendo que sea cine y la voy a firmar como si fuera una película, pero si después sale otra cosa, qué sé yo…
El montaje y el encuadre
-Un rasgo de identidad que distingue al cine de otras artes escénicas es el montaje. ¿Cómo lo implementarás en un rodaje en vivo?
-Tenía dos opciones. Una era utilizar más de una cámara y editar en vivo, como si fuera un partido de fútbol. Pero me pareció que eso nos acercaba mucho a un criterio más televisivo, no sólo por el formato sino también por lo técnico. Entonces decidí hacer ese montaje directamente en escena, desde la cámara, durante la realización del plano secuencia, un formato que en general uno asocia a lo cinematográfico. Es cierto que ese procedimiento no me permite realizar cortes, pero como el encargado de manejar la cámara voy a ser yo, eso me va a permitir ser quien decida en el mismo momento qué es lo que se va a ver y qué no. Creo que es el procedimiento qué más se acerca a la instancia del montaje.
-¿Y cómo manejarás el encuadre y la puesta de cámara? ¿Pensás enmarcar solo aquello que tiene que ver con la escena o también incluirás dentro del campo al equipo que formará parte del rodaje?
-No, en Simulacro no vas a ver el Making en escena. Vamos a utilizar un encuadre panorámico y a rodar en blanco y negro, con la intención de darle un sentido más cinematográfico a todo. Además, el trabajo de cámara no va a ser estéticamente bello en cuanto al movimiento, porque quiero que sea más desprolija, más urgente, casi como de documental. La idea es trabajar desde la inmediatez y que eso forme parte de la obra.
Postiglione en OctubreTV
Además de la transmisión en vivo de Simulacro, que tendrá lugar el jueves 4 de febrero a las 21 horas, la plataforma OctubreTV también incluirá entre sus nuevos contenidos del mes que viene una retrospectiva dedicada a la filmografía de Gustavo Postiglione. La misma estará disponible a partir del lunes 7 de febrero e incluirá una buena parte de los trabajos del prolífico cineasta rosarino.
Entre los anunciados se encuentran los títulos más emblemáticos de la carrera del director, como El Asadito, que recibió una mención de la filial argentina de FIPRESCI al Mejor Estreno Nacional del año 2000; El Cumple (2002), premiada en distintos festivales en París y Nueva York; o La Peli (2007), que formó parte de la Competencia Internacional del Festival de Mar del Plata. Ahí, uno de sus protagonistas, Carlos Resta, recibió el premio a la Mejor Actuación Masculina. A ellos hay que sumarle los largometrajes Insensatez (2001), Días de Mayo (2008) y Brisas Heladas (2015); los telefilmes Tremendo Amanecer (2004) y Stanley (este último realizado en 2007 para la Televisión Pública); y por último los documentales El Paradigma Brandazza (2008) y Lejos de Paris (2020). El conjunto de esas películas le permitirá a los espectadores tener un mapa bien detallado de la obra cinematográfica de Postiglione.