Desde Roma.La ansiedad crecía en Italia luego de poco más de dos semanas de incertidumbre tras la crisis desencadenada por el ex premier Matteo Renzi al retirar su partido, Italia Viva (Iv) de la coalición de centroizquierda que sostiene al gobierno de Giuseppe Conte. Pero alguna luz apareció este sábado luego de los encuentros de verificación del consenso, realizados por el presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Fico, con los partidos integrantes de la alianza de gobierno, el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), el Partido Democrático (PD), Libres e Iguales (LEU) y el grupo de senadores llamados Europeístas.
Dos cosas surgieron de los encuentros del sábado. Primero, la necesidad de elaborar un programa de gobierno por escrito y firmado por todos los partidos de una eventual coalición para así evitar problemas posteriores, tal como propuso el M5S. Segundo, la disponibilidad de Italia Viva para una nueva negociación.
El presidente de la República, Sergio Mattarella, había concluido el viernes tres días de consultas con los partidos políticos, a fin de encontrar una solución a la crisis. El difícil momento por el que atraviesa el país, claramente desatado por la pandemia y todos sus efectos a nivel sanitario, económico y social, podrían ser afrontados por un nuevo gobierno Conte si el presidente lo considera viable. Pero para eso se necesitaba verificar con cuánto apoyo cuenta en el Parlamento la coalición que apoya a Conte. Es que según las normas italianas, el primer ministro, aunque sea designado en principio por el presidente de la República, necesita la aprobación del Parlamento, tanto él como su gabinete, para comenzar a trabajar.
Y la tarea de verificación en el Parlamento la está llevando a cabo Fico a solicitud del presidente Mattarella, quien le dio tiempo hasta el martes para darle un informe. En efecto, Fico se ha reunido el sábado con varios partidos y parlamentarios del centroizquierda y lo seguirá haciendo el domingo. Luego de que Fico se presente ante Mattarella el martes, el presidente podrá tomar la decisión de darle un nuevo encargo de formar gobierno a Conte, o bien nombrar otra persona en su lugar, o, en última instancia, disolver las Cámaras y llamar a elecciones.
La verificación se hizo necesaria después que la alianza de partidos que sostenía a Conte se vió desequilibrada por la salida de Italia Viva . Ahora Renzi y los suyos estarían dispuestos a negociar de nuevo con el gobierno, pero varios parlamentarios del M5S, entre ellos un líder histórico como Alessandro Di Battista, amenazaron con abandonar el movimiento si éste acepta de nuevo pactar con Renzi. El problema es que Iv posee 18 senadores que al retirarse de la coalición pusieron en peligro al gobierno y su retorno permitiría cierta estabilidad, sobre todo en el Senado donde ahora la coalición no tiene mayoría. “Volver a negociar con Renzi significa ponerse en manos de un acuchillador profesional, que sintiéndose más poderoso que antes, aumentará el número de cuchilladas. Si el Movimiento vuelve a la linea precedente, yo estoy. De lo contrario, arrivederci y gracias”, escribió Di Battista en facebook. Y Di Battista no es el único M5S que piensa así.
"Estamos en un momento delicadísimo para el país, en una crisis de gobierno que arriesga poner de rodillas a la nación. No es éste el momento de las polémicas. Es inaceptable incendiar el clima en estas horas mientras el presidente de la República está tratando de manejar un momento complicadísimo -dijo por el contrario el ministro de Exteriores y exponente del M5S, Luigi Di Maio -. Debemos seguir el camino trazado por la presidencia. No estamos en tiempos de campaña electoral sino de respeto y responsabilidad”.
Al salir del encuentro con Fico el sábado, el jefe político del M5S, Vito Crimi (foto), dijo a la prensa que sobre todo habían puesto como requisito fundamental para los eventuales aliados, la realización de “un crono-programa detallado que informe sobre el trabajo que el gobierno deberá hacer y que deberá ser firmado por todas las fuerzas que participen del gobierno”.
A Crimi le respondió el exponente del Iv, Ettore Rosato: “Si discutimos con mucha franqueza, podría nacer un gobierno más fuerte que el de antes”, dijo.
En los encuentros con Mattarella, el PD y LEU se habían manifestado abiertamente a favor de un nuevo gobierno Conte. “Queremos hacer un gobierno que pueda contar con una amplia y sólida base parlamentaria, que sea europeísta, que esté en grado de afrontar la pandemia y que realice reformas institucionales que permitan que el país se ponga en marcha de nuevo”, explicó a la prensa Nicola Zingaretti, secretario general del PD, al salir del encuentro con Mattarella.
Renzi y su partido, que al principio habían sido muy duros contra Conte, luego del encuentro con Mattarella parecieron haber aflojado un poco la tensión. “No ponemos el veto a Conte ni a nadie”, dijeron, tal vez por que comprendieron que si se va a elecciones anticipadas, perderían toda posibilidad de sobrevivencia, como sostienen algunas encuestas recientes. “Si no encuentran la manera de formar parte de un gobierno, ellos (Renzi y los suyos) se van de la política porque no representan a nadie”, había comentado por su parte el senador ítalo argentino Ricardo Merlo, del Maie (Movimiento Asociativo de Italianos en el Exterior), que forma parte de la coalición.
Los partidos de derecha fueron muy claros luego del
encuentro con Mattarella. “No a Conte” dijo Matteo Salvini de la derechista
Liga. Y en esto toda la derecha y centro derecha parece de acuerdo. Según
algunos medios sin embargo, Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi,
había estado dispuesto a negociar con la actual alianza de gobierno. Pero ante
la actitud negativa de PD y M5S, todo quedó en la nada. Matteo Salvini de la
Liga habló sólo de un gobierno de derecha o de ir a elecciones, y Georgia
Meloni, de Hermanos de Italia, quiere
sólo elecciones. Algunas encuestas recientes, en efecto, le dan al grupo de partidos de derecha bastantes posibilidades de salir ganador en eventuales elecciones.