"De los cambalaches se ha mezclao la vida
Y herida por un sable sin remaches
Ves llorar la Biblia junto a un calefón"
Cambalache, de Enrique Santos Discépolo

Cuando el año pasado la Legislatura a pedido del Ejecutivo suspendió las PASO para las elecciones de este año, uno de los argumentos más festejados era que se recuperaba la vida activa de los partidos, porque ahora sí iban a decidir como hacer sus internas con auténticos afiliados y evitar de esta manera a los arribistas que parasitaban la estructuras y desaparecían raudamente cuando los votos les eran esquivos.

La euforia partidaria duró lo que demoraron en darse cuenta que armar una interna sale plata, y que en épocas de escasos afiliados y muchos menos adherentes, no juntaban ni para el aviso en el diario.

Entonces a los partidos no les queda más remedio que recurrir a la muchas veces menospreciada rosca para tratar de encontrar a los candidatos adecuados para esta única elección a todo o nada, algo que no sucedía desde 2011, ultima vez que se votó sin aplicarse la ahora suspendida Ley 7697.

La rosca, según quienes la lleven adelante, puede derivar en un correcto tratado diplomático entre caballeros y damas donde prima el consenso y el respeto a todas las opiniones, o puede parecerse a un partido de truco en el que gana el que mejor liga, el más vivo y/o el más mentiroso.

La Biblia

Que Dios tiene una participación activa en la política salteña es casi un dogma. Los finales de discurso invocando al Señor del Milagro del gobernador Gustavo Sáenz o la zambullida en una pelopincho llena de agua bendita para bautizarse bajo el culto evangélico que hizo sin dudar Alfredo Olmedo en plena campaña, son solo dos ejemplos.

Aunque la Biblia no fue escrita por Maquiavelo, algunos de sus pasajes bien pueden aplicarse para entender el panorama político actual.

En el Frente de Todos parecen haber tomado la parábola de los mimbres, en la que un padre les explica a los hijos que una varilla es fácil de romper, pero muchas ya es complicado. De ahí que el alberkirchnerismo salteño esté en la búsqueda de una sola lista por municipio, para que reciba todos los votos, y de esta manera evitaría la dispersión del 2019, que le valió meter solamente dos concejales en Capital y ningún diputado.

En el Justicialismo están todos con el síndrome de Lázaro y prometen resucitar al PJ, paradójicamente muchos de los que se anotan en la lista son los que colaboraron para matarlo. Por eso Antonio Hucena reconoció que desde hace tiempo sucede en el partido que el que pierde en las PASO se va a trabajar para la contra en las Generales.

Ahora, cuales hijos pródigos, varios de los que se fueron sin que los echen volvieron  colgados de las alforjas de Pablo Outes. Igualmente, algunos ya están con ganas de descolgarse porque ven muy limitados los espacios libres en la lista para el 4 de julio.

La última cena es protagonizada, paradójicamente, por los senadores. O por lo menos la última en la casa de Guillermo Durand Cornejo, porque más allá del exquisito menú de sushi y frutos del mar, los legisladores no estarían muy contentos con los invitados sorpresa que siempre les prepara el representante de la capital, que además termina con una foto grupal que después indefectiblemente se viraliza.

La vez anterior apenas traspasaban la puerta de la casa de Durand, los recibía con una sonrisa de oreja a oreja Juan Carlos Romero. En esta oportunidad el anfitrión esperó que lleguen todos los que habían confirmado, inclusive arrancó con la primera ronda de sushi, cuando de repente sonó el timbre e hizo su ingreso la intendenta capitalina Bettina Romero.

Los senadores juran que las conversaciones durante la comida fueron sobre nimiedades superfluas similares a las charlas que se dan dentro de un ascensor, onda: “¿Lloverá mucho en febrero?”, “Che, esto verde que tiene el sushi ¿es palta o wasabi?” o “¡Que bárbaro como viene subiendo la nafta!”

La velada paqueta obviamente finalizó con la inevitable foto grupal, que tuvo como gran rareza no el verla a Bettina mezclada con los legisladores sin ningún motivo que lo justifique, sino que haya dos mujeres en una foto en la que salen senadores.

En tanto, el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, corre por cuenta del gobernador Sáenz, que recurre al viejo truco de estirar mediáticamente las obras que andan dando vuelta, hasta que parecen ser muchas más.

Un ejemplo al azar: si Nación confirma que construirá en Salta 200 casas, se hace desde el gobierno local el primer anuncio con bombos y platillos; después llegará el tiempo de mostrar la firma del convenio por las 200 casas; un par de meses después llegará la licitación de 200 casas; más o menos un mes después habrá un parte de prensa contando a qué empresa adjudicaron 200 casas. 

Al tiempo otro anuncio de prensa dirá que comenzaron a construir 200 casas; medio año más tarde será tiempo de contar que avanza la construcción de 200 casas; cuando estén a punto de terminarse se sortearán entre los inscriptos del IPV las 200 casas; unas semanas después estarán terminadas las 200 casas (generalmente demoran un año o año y medio, según cuando toca la fecha de las elecciones), y finalmente se entregarán esas 200 casas en un acto del que participará el gobernador, ministros y algún candidato a algo oficialista.

Este es un ejemplo en el que las 200 casas aparecieron durante varios meses en los medios como noticia, de manera que a un espectador desprevenido le parecerá estar ante una urbanización equivalente a casi 2000 mil casas.

Esta práctica, que también (y tan bien) supo aprovechar Romero cuando fue gobernador, se pudo ver en marcha esta semana que pasó, en la que Sáenz anduvo de gira por los despachos de funcionarios de primera y segunda línea del gobierno nacional firmando o confirmando las obras que ya fueron anunciadas a fines del año pasado. Ahora en los próximos meses cumplirán con el circuito antes descripto.

El calefón

En estas elecciones, varios de los que quieren ser candidatos saben que su única chance para no bañarse en las aguas heladas de la indiferencia del votante, será ponerse del lado de Sáenz, porque aún con la tendencia a la baja en estos últimos meses, su imagen sigue siendo alta como para garantizar en julio una buena elección para el oficialismo.

Así lo entendió, por ejemplo, Miguel Isa, que escudado en el PJ abandonó el Frente de Todos del que fue precandidato a gobernador hace menos de dos años y ahora aspira a ser el mascarón de proa del saencismo en el Concejo Deliberante para ocupar el rol de contrapeso de Bettina, desde una eventual presidencia del cuerpo. Al isismo se le hace agua la boca de solo imaginar el día en que el ex intendente tenga que reemplazar a Romero, aunque sea por una ausencia de un par de horas.

Otro arrimado es Matías Assennato, que en vez de decir que abandonó el Frente de Todos, afirma que es una parte del FdT que trabaja en el saencismo, lo que en términos futboleros es algo así como declararse hincha de Boca y de River al mismo tiempo.

Assennato surgió en la Unión Cívica Radical, en donde además de presidir a la rama juvenil, fue candidato a diputado nacional. Tras ser expulsado de la UCR recaló en el Frente Plural, donde, militando para el gobernador Urtubey entre 2013 y 2019, fue múltiple candidato y ocupó varios cargos públicos, incluida el de interventor municipal de El Bordo. En medio también quiso ser presidente de Juventud Antoniana, intento que se frustró cuando salió a la luz su fanatismo por Gimnasia y Tiro.

En 2019, tras el portazo de Matías Posadas, que se fue con su partido al saencismo, Assennato se recicló en Libres del Sur, con una candidatura a concejal y fuertes críticas a Sáenz. Finalmente, en 2020 es parte de la mudanza en pleno que hace Libres del Sur al oficialismo. Quizás en otros espacios o en otras épocas esa cantidad de idas y vueltas partidarias e ideológicas le hubiesen significado su eyección de la política, pero siguiendo en temática bíblica, el Sáenz que esté libre de volantazos que tire la primera piedra...

Justamente, mientras el gobernador era parte de la comitiva de Alberto Fernández en Chile, el macrista Andrés Suriani deschavaba que ese enamoramiento del salteño para con el Presidente era pura conveniencia: “Necesita llevarse bien con el Presidente porque el 80 por ciento de los recursos de Salta son de origen nacional. Eso no quiere decir que Sáenz sea kirchnerista. Hay que entenderlo desde esa lógica institucional”. En este siglo materialista uno quiere hablar de amor y le revolean con una billetera.

El PRO es la oveja descarriada del saencismo, y el propio gobernador se ocupó de pedirle al porteño Horacio Rodríguez Larreta que convenza a Patricia Bullrich de no intervenir a la sucursal salteña, porque si eso sucede quedaría en manos de Gladys Moisés y por afuera del armado de Sáenz.

Por el contrario, si prosperan las gestiones ante el jefe de Gobierno de Buenos Aires, el partido pasará a ser controlado por el ala saencista que representan Martín de los Ríos, Suriani y Alberto Castillo. Ahí ya no habrá obstáculos para que el PRO ingrese en mayo a ese frente que tendrá al PJ, el PRO, Libres del Sur, PAIS y el Frente Plural, entre otros. 

Y aunque de lejos ese armado parezca un homenaje a César Isella y su Canción con Todos, cuando se lo analiza de cerca en realidad los honores son para Enrique Santos Discépolo y su Cambalache.