El 4 de enero Mariana de Almeida se quedó un rato más durmiendo. La tarde anterior había asistido el partido entre Independiente y Arsenal y ese día el profe la esperaba 9.30 para entrenar. “Me levanté sobre la hora para desayunar algo y cambiarme para salir. Mi marido estaba en Paraná porque había tenido partido la noche anterior (N. de la R.: Javier Uziga también es árbitro asistente) y tenía como diez llamadas perdidas; siempre pensás lo peor, así que lo llamé enseguida preocupada y ahí él me dijo que iba a estar”. El lugar donde va a estar es uno donde ninguna mujer estuvo antes en la historia del fútbol: será árbitra asistente en un Mundial de Clubes masculino y será además la única representante local en el torneo que reúne a los campeones de cada continente, cuya edición 2020 comenzará este jueves 4 de febrero.
No es la primera vez que a Mariana de Almeida le toca abrir camino: en septiembre también fue noticia cuando ella y Daiana Milone fueron designadas como juezas de línea para la Copa Libertadores masculina. Ahora compartirá el hito con dos colegas brasileñas: Edina Alves Batista (árbitra) y Neuza Back (árbitra asistente).
– ¿Qué significa esta nominación para el arbitraje femenino?
– Es difícil ponerlo en palabras porque llevo más de 15 años en el arbitraje, tanto de AFA como en el plano internacional, y si me lo preguntabas por el 2006 creo que nadie en ese momento hubiera pensado que una terna femenina podría estar en el segundo torneo masculino más importante, que es el mundial. Todo lo que ha avanzado la sociedad y nosotras mismas requiere de un gran trabajo de madurez, compromiso y un montón de cosas más. Venimos demostrando año tras año que podemos estar a la altura, pero también es importante que las autoridades actuales confían en nosotras, todo va de la mano. Y la verdad que para este desafío, que es enorme, tenemos mucha responsabilidad sobre nuestra espalda, pero estoy súper confiada de que vamos a hacer un gran torneo.
– ¿Cómo llegaste al arbitraje?
– Primero estudié periodismo deportivo, me recibí en 2004, y mi idea era estudiar arbitraje más que nada para profundizar el tema reglamentario a la hora dar de una opinión, tener fundamento, porque cuando estudiás eso es algo que se ve muy por encima, yo quería ir más a fondo. Así que comencé con el curso, después hice las prácticas, que son obligatorias dentro de la currícula para recibirse, y la verdad que cuando me tocó entrar al campo de juego me enamoré de la profesión y supe que quería estar de este lado. Hoy son dos profesiones incompatibles, por eso me enfoqué 100% en mi carrera arbitral, pero quizás cuando me jubile pueda ejercer el periodismo también.
– ¿Qué diferencia hay para una árbitra mujer respecto de un varón?
– En ese sentido puede que yo sea la excepción a la regla porque a lo largo de mi recorrido nunca me sentí diferente a mis compañeros; desde el día uno, que toqué el timbre para inscribirme al curso, me recibieron igual que a mi compañero, que estaba al lado llenando el mismo formulario que yo. Y después seguí evolucionando, no es que empezás haciendo infantiles y de la noche a la mañana debutás en Primera, hay que ir cumpliendo las etapas, como en cualquier trabajo: empezás con tareas menores y luego vas ascendiendo, acá es exactamente lo mismo. Quizás el que se destaca un poco más va a ir acortando los tiempos respecto de otro y también puede ser que tengas falencias físicas para mejorar. En mi caso particular todo se dio en el momento justo e indicado, donde la madurez mía arbitral era óptima y pude resolver cada nuevo desafío de la mejor manera. Quizás si era todo muy de golpe no podría haberlo hecho bien, pero fue al contrario, todo tuvo sus pasos y su madurez para afrontar cada desafío que se me fue presentando.
– ¿Cuánto creés que falta para que haya una árbitra principal en la primera división del masculino?
– No sé si te lo podría decir en tiempos, es cuestión de que las que estén o las que vengan se lo propongan, como yo me he propuesto distintos objetivos a lo largo de mi carrera. Hoy tenemos las puertas súper abiertas y hay un montón de chicas que estamos integradas en el plantel de primera división masculina como asistentes, trabajando a la par de ellos. Tres nos recibimos, nos capacitamos en VAR y estamos certificadas para trabajar en cabina. Y también hay un montón de compañeras trabajando en el Ascenso porque egresaron hace pocos años y se están desarrollando. Creo que va a llegar, en algún momento una chica va a estar dirigiendo como árbitro en primera división. Como me pasó a mí, le va a pasar a todas, es cuestión de tiempos de cada una y de las condiciones personales que tengan. Esto no es capricho de querer una árbitra central dirigiendo un partido o querer una asistente mujer dirigiendo masculino: es capacidad y condición, es trabajo.