Con las medidas anunciadas en Austria, Alemania y Francia respecto a los tapabocas caseros, la discusión sobre la calidad de los barbijos se ha vuelto a instalar en todo el mundo. La recomendación de muchos especialistas, después de más de 10 meses de pandemia, sigue siendo la misma: las mascarillas deben confeccionarse con dos o tres capas y un ajuste que permita que el aire ingrese siempre a través de la tela para mejorar su eficacia.

Este jueves, el gobierno de Francia actualizó su política sobre la venta de barbijos para limitar el uso de mascarillas no sanitarias con una capacidad de filtrado de partículas menor al 90 por ciento. La medida fue tomada luego de que otros países como Alemania y Austria prohibieran el uso de tapabocas de tela en espacios públicos y recomendaran el uso de barbijos quirúrgicos o FFP2 (similar al N95).

"Si las mascarillas tipo FFP2/N95 son las mejores, ¿por qué no las usamos todos y dejamos de complicarnos la vida buscando alternativas? La respuesta es sencilla: porque no hay mascarillas de ese tipo para todos. Ni las había en marzo, ni las hay ahora, ni las habrá en mucho tiempo", indicó la española María Tapia, doctora en Bioquímica y Biología Molecular y una de las investigadoras que siguió con atención la discusión mundial sobre los barbijos.

Alternativas caseras

Por ende es necesario contar con alternativas que, con la confección adecuada, nos permitan contar con una correcta protección contra el coronavirus. Tapia señaló que "hay varias formas de mejorar la eficacia de una mascarilla de tela", siendo las principales "un tejido más tupido y con más capas" y un ajuste adecuado.  

"Una mascarilla de tela bien diseñada debe tener una tela resistente al agua, múltiples capas (al menos dos o tres) y un buen ajuste facial", detalló la especialista. "Es imprescindible incluir un material flexible para ajustarla al caballete de la nariz. También es importante que las puntadas y las costuras sean ajustadas y herméticas", agregó.

Según la Organización Mundial de la Salud, los barbijos caseros deben contener tres capas: una capa interna de material absorbente, como el algodón; una capa intermedia de material no absorbente y que no esté tejido, como el polipropileno, y una capa exterior de material no absorbente, como el poliéster o una mezcla que contenga poliéster.

Los barbijos que no están recomendados son aquellos de materiales claramente porosos, como pueden ser los tejidos al crochet, o los que tienen válvulas porque permiten la salida de los aerosoles.

Telas

Para la fabricación del barbijo, en principio, hay que tener en cuenta la capacidad de filtración de la tela. "Por ejemplo, las telas no tejidas de materiales como el polipropileno, generalmente tienen una mayor eficiencia de filtración que las telas tejidas", explicaron Roberto Candal, Silvia Goyanes, Griselda Polla y Ana María Llois, investigadores del Conicet que desarrollaron el barbijo Atom-Protect (con componentes antivirales, fungicidas y antibacterianos).

Algunos especialistas sugieren combinar diferentes telas para mejorar la filtración: "la combinación de telas sintéticas (idealmente no tejidas) o seda con telas de algodón mejora la capacidad filtrante pero la mejora dura hasta que se descarga la tela sintética o la seda, perdiendo el efecto electrostático", sostuvieron los científicos.

Aunque "más capas de la misma tela podrían mejorar la capacidad de filtración", advirtieron, "si se ponen muchas capas se hace difícil la respiración". Esto es importante "porque un barbijo que afecta mucho la respiración resulta incómodo y el usuario se ve impulsado a acomodarlo con las manos o, directamente, se lo quita. Por eso los barbijos sociales deben cumplir con requisitos de respirabilidad", señalaron.

"Si las mascarillas impiden directamente el paso del aire, éste se irá por arriba, abajo o los costados porque el aire siempre busca salir o ingresar donde encuentra menos resistencia por lo que puede ser contraproducente", alertó Tapia, la investigadora española, en coincidencia con sus pares de Argentina.

Materiales filtrantes y ajuste

Hace un tiempo, se compararon 44 barbijos de distintos materiales, recordó Tapia. "Los mejores fueron los diseñados para filtrar aerosoles (mascarillas médicas y bolsas de aspiradora) y los textiles esponjosos, como, por ejemplo, la felpa, el vellón o forro polar, el fieltro, el algodón con el que se fabrican las vendas y el terciopelo. La muselina de algodón y la microfibra también eran aceptables", repasó.

La técnica para medir qué capacidad de filtro tiene un barbijo casero, explicó Tapia, es muy sencilla: llenar una botella con pulverizador con agua de la canilla, sostener el barbijo 8 a 10 centímetros de distancia de un espejo (sin que lo toque) y rociar una vez. "Si el espejo se humedece mucho, el tejido no es adecuado", indicó.

En relación al ajuste, el aire sólo debería pasar a través del barbijo. Para lograr eso se pueden utilizar diferentes accesorios, como una banda de goma que permita la adherencia completa a la cara o la colocación de una media de nylon sobre el barbijo que, por un lado, añade una capa de un material electrostático y, por el otro, mejora la adherencia.

Otras recomendaciones

Más allá de la tela, insistieron Candal, Goyanes, Polla y Llois, es importante que las personas no se toquen ni se acomoden el barbijo. "Si por algún motivo eso sucede (para acomodarlos o removerlos), inmediatamente hay que lavarse o aplicarse alcohol al 70% o alcohol en gel", puntualizaron.

Además, se recomienda renovar el barbijo de tela cada cuatro horas y lavarlo después de su uso. En el caso de los desarrollados por el Conicet, pueden lavarse con menos frecuencia por las propiedades autosanitizantes que poseen. 

Los Atom-Protect, diseñados por los investigadores de Conicet, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de San Martín, son de uso social (no médico) pero demostraron una capacidad de filtrar hasta el 70% de los aerosoles. Al poseer propiedades antivirales, antibacteriales y antifungicidas son capaces de inactivar estos patógenos en instantes, impidiendo su acumulación como sucede en cualquier otro barbijo.

Protección

Si bien al comienzo de la pandemia se pensaba que los barbijos caseros sólo se utilizaban para que el usuario no propague sus gotas o aerosoles, en la actualidad algunos grupos de investigación, como el liderado por la norteamericana Linsey Marr, sostienen la hipótesis de que los barbijos --cuando reúnen los requisitos adecuados de materiales y ajuste-- "podrían reducir el tamaño del incóculo viral al que están expuestas las personas", y por tanto servir como protección.

Es importante que el uso de tapabocas vaya acompañado con otras medidas de protección como la distancia social de más de dos metros, la ventilación de ambientes y el lavado frecuente de manos. También se deben evitar reuniones en espacios cerrados y aglomeraciones.