Los seguidores de Greg Berlanti saben qué esperar del arquitecto de todo el universo audiovisual televisivo basado en los superhéroes de DC Comics. Sus detractores, también. Ambos esperan lo mismo Desde Arrow a la fecha las líneas generales son las mismas: un tono oscuro, personajes con angustias y mucho melodrama familiar. Esto vale incluso para sus adaptaciones de tono aparentemente más ligero, como Supergirl. Y Batwoman, con su recientemente estrenada segunda temporada, no es la excepción.
Los cambios respecto de la primera entrega pasan por un nuevo rostro bajo la máscara de la mujer-murciélago. Tras la desaparición de la encapotada original, y para tirria del conservadurismo comiquero (que ya protestaba por la orientación sexual de la protagonista antes), ahora además el traje le calza a una negra ex-convicta, interpretado por Javicia Leslie (God Friended me, The family business).
Pero aunque este cambio puede incororar nuevos temas, como la reinserción social de los reos, apenas suma conflictos nuevos. El primer capítulo se libra de parte del lastre del final de temporada anterior y refuerza las tensiones familiares del elenco ya establecido. Alice, villana y hermana, busca venganza, ya que no pudo asesinar ella misma a Batwoman. Conocida su identidad, los familiares de Kate, portadora original del manto, entran en crisis ante su ausencia, lo que agudiza los resquemores, lamentos y odios de vieja data. Por lo demás, la nueva protagonista cumple bien con su rol.
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