Alejandro Fabbri, acaso el más famoso de los hinchas de Platense después del Polaco Goyeneche, es fana desde que tiene uso de razón: socio del club desde el primario, y punto medio de varias generaciones: bisabuelo, abuelo, padre, hijo, nieto, todos calamares.
En medio de su celebración por el ascenso del club a Primera División tras 22 años de ostracismo, Fabbri recuerda con imágenes fragmentadas la que pudo haber sido su primera vez en la vieja cancha de Manuela Pedraza y Crámer. “Un partido contra Dock Sud que ganamos 6 a 0. Yo tenía unos seis años, Y de lo que más me acuerdo es que en la tribuna de enfrente había un tipo, uno solo, de traje, con camisa blanca. Fue en el '62 o en el '63 porque hubo dos 6 a 0 seguidos”
“Mi bisabuelo italiano ya era hincha. Vivía en Iberá y Ciudad de la Paz, a tres cuadras de la vieja cancha de Manuela Pedraza y Crámer. Mi abuelo se crió ahí también y mi viejo nació en 1929 en Juana Azurduy y Cuba, muy cerquita del estadio. Yo no viví en esa zona, porque mi mamá era de Floresta y cuando se casó con mi papá se vinieron a vivir a Caballito”, cuenta el periodista.
En su infancia y adolescencia, Fabbri iba en el Chevrolet '46 de su padre a todas las cancha donde jugaba el Marrón. “Mi papá -cuenta- tenía otras ocupaciones, pero despuntaba el vicio escribiendo poemas, leyendo columnas en programas de radio y bien pudo ser periodismo deportivo. Dice que cuando volvían de la cancha le ponían puntaje a los jugadores".
"Topini; Gatti, Piris, Rivero, Capdevila; Muggione, Ramiro Pérez, Subiat; Miranda, Bulla y Valdez”, recita con memoria emotiva uno de los equipos que mejores recuerdos le trae de aquellos tiempos. Varios de ellos murieron, pero algunos integran un chat en contacto permanente y más en estos tiempos. Subiat, por ejemplo, mando un video conmovedor al plantel en la previa del partido contra Estudiantes de Rio Cuarto vestido con la camiseta blanca y la raya marrón horizontal en el pecho.
De Roberto Goyeneche en la cancha, Fabbri rememora una deliciosa anécdota. "Fue en la cancha de Atlanta, donde Platense jugaba de local porque no tenía cancha, un partido contra Defensores de Belgrano. Estábamos en la tribuna de Muñecas, me señalan un tipo de polera blanca y me dicen 'ese es el Polaco, canta tangos como los dioses'. Yo lo vi cantar un gol de Platense, un gol de Daniel Severiano Pavón ese día. Tanto lo gritó que se quedó afónico y lo llevaron abajo a tomar un te, a aclararle la garganta porque esa noche tenía que actuar en Caño 14. Muchos años después le hice una nota para el diario la Voz , hablando de Platense". También cuenta que la recordada final que Platense perdió contra Estudiantes de la Plata en el '67 fue uno de los días más tristes de su vida y que sus padres le permitieron faltar el colegio al día siguiente. “Estaba destrozado”.
Fabbri escribió varios libros sobre la historia del fútbol y fue coordinador en 2005 de una joyita que se llamó “Historia y relatos de un siglo de historia calamar", en el que participaron entre otros Roberto Fontanarrosa, quien contó que escribió uno de sus cuentos con una camiseta de Platense que le había regalado Marchetta. Tal vez esta sea una buena oportunidad para la reedición de ese libro que recorre la riquísima historia del club de Saavedra.
La felicidad y el agrande de hoy por el ascenso se sintetizan en esta frase: “¿Sabés lo que significa esto? Voy a poder ir a la cancha a ver partidos de Primera con Sebastián, mi hijo, y Lisandro, mi nieto, que se vayan agarrando Boca, River, Racing, Independiente, San Lorenzo y todos los demás”.