En marzo de 2019 se informó oficialmente que eran 23.461 los abusadores sexuales que tienen condena firme en el país. Todos están incorporados al listado de delitos contra la integridad sexual, que lleva el Registro Nacional de Datos Genéticos (RNDG) que depende del Ministerio de Justicia. El programa tiene como objetivo colectar las muestras de ADN de todos los involucrados para ayudar a resolver casos que están todavía siendo investigados.
La provincia de Buenos Aires encabezaba la nómina con 6.699 violadores y abusadores con condena, un dato lógico teniendo en cuenta la densidad poblacional y el número de detenidos en las cárceles bonaerenses. Le siguen Santa Fe con 1.312 depredadores sexuales y la provincia de Salta, con 1.270 abusadores o violadores condenados.
Si se hace un promedio tomando en cuenta la cantidad de violadores y el total de habitantes, Salta sería el lugar del país donde se cometen más delitos sexuales. La provincia norteña tiene, además, un alto número anual de femicidios y travesticidios.
La nómina de violadores sigue con el Chaco (897 casos), Entre Ríos (876). Misiones (781), Neuquén (684), Río Negro (678), Mendoza (674), Corrientes (535), CABA (484), Jujuy (470), Córdoba (440), Chubut (330), La Pampa (281), San Juan (274), Formosa (164), Santa Cruz (148), Santiago del Estero (134), Tierra del Fuego (133), Tucumán (113), La Rioja (89), Catamarca (85) y San Luis (49). En lo que se refiere a la provincia de Buenos Aires, las jurisdicciones con más casos de violadores condenados son Lomas de Zamora (994), Mercedes (916), San Martín (700), Quílmes (535), La Plata (535) y Morón (461).
Violadores seriales
Entre 1991 y 2004, Marcelo Sajen, un ladrón de autos, fue imputado por 93 casos de abuso sexual, aunque se estima que la cifra fue mayor. El violador serial con más abusos en Argentina se suicidó cuando estaba por ser detenido en la provincia de Córdoba, escenario de sus crímenes.
Otro caso notorio fue el de Francisco Antonio Laureana, quien entre los años 1974 y 1975, fue imputado por 15 abusos sexuales, diez de los cuales terminaron en homicidios. En las crónicas periodísticas se lo llamó “El Sátiro de San Isidro”. Era carpintero, tenía mujer y tres hijos. Murió en un enfrentamiento con la policía, que lo había ido a detener.
En diciembre de 2017, el Tribunal Oral 1 de Mar del Plata condenó a 50 años de prisión a Claudio Valente, como autor penalmente responsable de cinco violaciones ocurridas entre marzo y abril de 2014. Todos los abusos fueron cometidos por el hombre –tenía 45 años al momento de la sentencia— en la zona céntrica de la ciudad balnearia.
La pena aplicada al acusado por los jueces Aldo Carnevale, Facundo Gómez Urso y Juan Galarreta es la más alta recibida por un violador serial que secuestró, robó y agredió sexualmente a sus víctimas.
En noviembre de 2019 se conoció la sentencia por los abusos sexuales ocurridos en el Instituto Próvolo de Mendoza, contra niños internados en ese lugar. Los sacerdotes Horacio Corbacho y Nicola Corradi, fueron condenados a 45 y 42 años, mientras que el ex empleado Armando Gómez, recibió una pena de 18 años de cárcel. Los condenaron por 11 casos de abusos. Otra condena severa fue la que recibió, en 2009, a 40 años de cárcel, el violador serial Walter Alberto Brauton Steimbach.
Otros religiosos recibieron penas por abuso sexual de niños o adolescentes a su cargo, entre ellos Justo José Ilarraz, en Entre Ríos, por haber abusado de siete chicos, o el cura Julio César Grassi, por crímenes similares en la Fundación Felices los Niños. Ibarraz fue condenado a 25 años y Grassi a 15.