Lo que a Edgardo le vino en forma de ave rapaz en medio de una fría noche, llegó a mí en forma de otitis, digamos: otro desvelo. Un espíritu visitante. Se sintió en la cabaña como una voz leve que fue creciendo, como un fuego recién encendido. Hablando del fuego, ¿no era acaso la lengua ígnea el símbolo del poliglotismo?

–¿Quién eras? –atiné a preguntar para ganar en confianza el primer golpe, temiendo que fuera el espíritu santo o el de algún apóstol…

–Yo fui aquel que ayer nomás decía...

–¿Rubén, eres tú? ¿El del verso azul y la canción profana?

–Frío frío –respondió, y ya era mucho para esta noche de verano absurdamente calurosa como tantas–. Frío frío... Rubén no fue el único que dijera ayer nomás… Pero podríamos conversar si te parece…

–Quisiera poder dormir, para estar enérgico por la mañana...

–Yo sé lo que estás haciendo en esos versos absurdos que estás anotando...

–¿Ben? ¿Sos vos otra vez?

–Por fin pude volver después de mucho tiempo, ya tenía ganas de saber de vos... ¿Cómo siguen los Beatles en el paraíso?

–Lo abandoné cuando estaba arrancando con Penny Lane. Me debo una visita al maestro para que me marque unas cosas...

–Héctor te va a guiar con sabiduría, pero no debes claudicar en tus esfuerzos...

–Temo que mis ejercicios no sean lo suficientemente dignos… ¡Gracias por tus palabras y tu visita, oh fantasma glorioso del inventor de la industria musical en Argentina! Salve tu nombre la memoria...

–Tranquilo, muchacho.

–Ya no soy un muchacho, pero me calmo...

–Tengo que decirte algo muy importante, hemos leído en el más allá la carta que recientemente recibió el mandatario...

–Debo decir que me pareció una broma absurda... Un músico diciéndole esas cosas a un presidente, ¿qué era eso? ¿Una orden? ¿Una subordinada sustantiva?

–Así son los ricos con el resto del mundo. No pierdas de vista eso, era la carta de un hombre rico a un hombre pobre...

–Alberto no es ningún pobre...

–Pero vivía en un departamento.

–Es posible, puede ser, no sé qué decirte. A lo mejor tenía su casa en otro lado, no sé.

–Quiero traerte la traducción oficial de la carta, ya que de algún modo siempre he sido el traductor oficial...

–¿Me estás pidiendo que sea tu medium?

–Bueno, llamalo como más te guste, pero esto se tiene que dar a conocer...

–Bueno, si es importante se lo puedo enviar a Horacio Vargas para que lo evalúe, quizás pueda salir en una contratapa en Rosario/12.

–Es poco, lo tiene que leer Sietecase al aire por lo menos...

–¿Pero vos qué te pensás? Yo no tengo tanta llegada, tanto acceso...

–La vez que escribiste esa pavada de Rosario Central sí lo leyó...

–Bueno, pero era un día de mucha sensibilidad...

–Te aseguro que esto es un mensaje importantísimo. Mirá, ni Perón se hubiera animado a tanto. Y eso que Perón y Evita hicieron casas para la gente más humilde... Casas y cosas. Esto, comparado con eso, es revolucionario...

–¿Y qué decía la carta?

–¿No la leíste?

–Disculpas, me tomé unos días…

–Decía, te digo lo que decía: Señor Presidente, lunes de carne gratis.

–Hermoso. Bellísimo...

–Ojalá no quede en promesas este pedido, y que no sea solo para capital y conurbano, como el 75 por ciento de la pauta...

–Ya estamos grandes, oh inmenso Ben Molar... Por favor, yo...

–Nada más querido, anda a dormir que se hace la hora...

–Gracias oh espíritu visitante de local... Quería contarte que he hecho mi propia versión de un trabajo tuyo: allí donde tú Significa Mr. Mustard, he tomado el atrevimiento de montar Significa Sr. Mostaza.

–Atrevido.

–Y vengan juntos…

–No lo digas. Recuerda todas las blasfemias que he recibido y no te rindas. He sentido los laureles caer sobre mí con Guitarra vas a llorar, no vinieron solos.

–Contame cómo están John y George…

–Están tranquilos… Adiós muchachín, y no olvides mi mensaje...