El mago de la ciencia ficción del siglo XX invita a viajar a través del tiempo. La historia escrita por Ray Bradbury (1920-2012) quizá sea una de las más conocidas del género. En el año 2055, Safari en el Tiempo S.L. promete llevar a sus clientes al pasado para que puedan cazar animales prehistóricos como el Tyrannosaurus Rex. El cazador Eckels paga para que lo lleven sesenta millones de años atrás. “Jesucristo no ha nacido todavía. Moisés no ha ido a la montaña a hablar con Dios. Las pirámides están aún enterradas, esperando a ser erigidas y talladas. Alejandro Magno, César, Napoleón, Hitler, ninguno de ellos existe”, explica Travis, el jefe del safari, y advierte que no pueden salirse del camino ni disparar a ningún animal que ellos no hayan autorizado. En una edición de una belleza estética inigualable, la editorial española Nórdica publica el cuento "Un sonido atronador", que apareció por primera vez en la revista Collier’s en 1952 bajo el título "A Sound of Thunder", traducido por el Colectivo Ray Bradbury BdL, con ilustraciones de Elena Ferrándiz.
Desde una ficción que tensa las cuerdas del drama que vivirá el cazador Eckels, Bradbury despliega algunos principios de la Teoría del Caos -pequeñas variaciones en las condiciones iniciales pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, obstruyendo la predicción en el corto plazo-, establecidas por el matemático, físico y filósofo de la ciencia Henri Poincaré (1854-1912), y se anticipa a la Teoría del Efecto Mariposa, formulada por el matemático estadounidense Edward Lorenz (1917-2018). La literatura “anticipa” los hechos cuando abre muchas ventanas para descifrar eso que está en el aire del mundo, ese polvo de lo que vendrá y aún no tiene nombre o una forma cristalizada. “No queremos alterar el Futuro –dice Travis en el cuento-. Una Máquina del Tiempo es un asunto delicado. Podríamos matar a un animal importante sin saberlo, un pajarito, una cucaracha, o hasta una flor, y destruiríamos un eslabón importante de una especie en evolución”.
¿Qué pasaría si, por accidente, se mata a un ratón? “Por pisar solo un ratón (…) el cavernícola se muere de hambre. Y ese cavernícola, téngalo presente, no es solo un hombre cualquiera del que se pueda prescindir, ¡no! Es toda una futura nación. De sus entrañas habrían nacido diez hijos. De las entrañas de sus hijos cien hijos, y de ahí en adelante la civilización. Destruya a ese único hombre y destruirá una raza, un pueblo, la historia entera de la vida”, plantea Travis. En el cuento, algo no sale bien: Eckels se aparta del camino y, aunque Travis no sabe cuánto daño causará a las generaciones y especies futuras, permite que Eckels regrese a su presente, a 2055, siempre y cuando retire las balas del cráneo del monstruo.
Las consecuencias del daño causado emergerán apenas regresen del viaje al pasado. La muerte de una sola mariposa alteró el mundo conocido, desde el lenguaje hasta una elección presidencial. ¿Por qué el sonido atronador del final del relato interpela de una manera tan íntima? ¿Esos cazadores no representan a la humanidad, depredadora insaciable que quiere llevarse “un trofeo al futuro”, inmortalizado selfie mediante, sin importarle los árboles, las plantas y los animales? ¿”Nuestra casa está en llamas y la inacción está avivando el fuego”, como alertó Greta Thunberg en el Foro Económico Mundial de Davos en enero del 2020, antes de que se desatara la pandemia de Covid-19?
La prestigiosa revista especializada en literatura de ciencia ficción Locus considera que "Un sonido atronador" es el cuento “más relevante en la historia del género”. El autor de Crónicas marcianas y la novela Fahrenheit 451 escribió un poderoso relato en clave ecologista también, cuando tener esa preocupación resultaba una “excentricidad” imperdonable en plena Guerra Fría o una “desviación” demasiado burguesa y periférica de los asuntos de la política con mayúsculas. Para Bradbury, que fue un humanista conservador desde lo político (por cercanía y afinidad con el partido republicano), en Un sonido atronador postula que todos los seres vivos forman parte de un mundo interconectado. Matar una mariposa o al Tyrannosaurus Rex puede ser irreversible para el equilibrio ambiental. Las llamas de la casa de todos continúan ardiendo.