El meteorólogo Ignacio Nieva informó que en lo que va del período húmedo en la provincia, sólo se registró el 67% de las lluvias de otros años en el Valle de Lerma. 

Nieva, quien cumplió funciones por más de 40 años en el INTA Salta, fue consultado por Salta/12 sobre la llamativa baja de lluvias durante los meses de diciembre y enero en una zona en donde en general abundan las precipitaciones estivales,

A ese dato le sumó las altas temperaturas que reinaron durante esos meses, que junto a los vientos y otros factores como la radiación solar y la humedad en el aire, generan que se aumente la “evapotranspiración” provocando serios problemas principalmente para el sector del agro.

Solo en enero, el déficit de lluvias para la región central del Valle de Lerma fue del 19%, informó Nieva, quien recordó que la baja ya venía de arrastre y hasta la fecha “ha llovido solamente el 67% de lo normal”. El experto aclaró que la estación de precipitaciones del Noroeste Argentino comienza a mediados de octubre y concluye a mediados de abril. En ese semestre, llueve el 95% del total anual, mientras que solo el 5% restante cae en el semestre más seco.

“Es un dato muy importante”, apuntó, sobre todo porque si a esta altura cayera la cantidad faltante, probablemente el suelo no tuviera el tiempo suficiente como para absorberla y se escurriría. Y a ese dato se suma el factor de evapotranspiración debido a que las temperaturas están por encima de lo normal por lo que “a los fines agrícolas, el impacto sobre los cultivos es mayor”. “Falta oferta de agua y hay mayor demanda de la atmósfera”, añadió.

Con respecto a las previsiones meteorológicas confesó que muchas veces quedan “pedaleando en el aire”, debido a que es muy variable la situación por regiones, y “a veces uno ve el servicio, y ve que viene lloviendo por San Luis y Córdoba, o que en Tucumán llovieron 41 milímetros el sábado y piensa que va a pasar lo mismo aquí, y, sin embargo, no pasó nada”.

Pero destacó que en otros sectores de la provincia como en Orán, en el fin de semana cayeron 21 milímetros “y a unos kilómetros, en Mosconi, solamente 9”, lo que le sirvió para explicar que cuando las nubes son de desarrollo vertical “los cúmulus nimbus”, las diferencias de caída varían mucho en el espacio. “En Termas de Río Hondo (Santiago del Estero) e inclusive en Metán, el sábado llovió mucho e incluso con bastante granizo”, contó.

En cuanto a los puntos de registro, indicó que en Mosconi se registró un 32% de superávit, siendo uno de los pocos puntos que alcanzó a superar la media, ya que en Orán el déficit mensual fue del 12%; en Metán del 15%; en Rosario de La Frontera fue del 13%, y en Rivadavia, una de las zonas más golpeadas por la sequía, el déficit alcanzó el 19% en enero.

Jujuy también registra una baja en sus lluvias, para la zona de San Salvador el déficit fue del 23% con respecto a su promedio histórico. Pero lo destacable para Nieva fue que La Quiaca, una zona árida de la Puna, “tuvo un superavit del 55% respecto de lo que llueve habitualmente”, y asoció el fenómeno a la situación meteorológica del sudsudoeste de Bolivia “que ya viene de noviembre y diciembre”.

El factor Niña

Ignacio Nieva explicó que el último informe del estado térmico del Océano Pacífico, indica que hasta marzo seguirá rigiendo el fenómeno de la Niña “y cuando eso ocurre, en esta zona de la Puna y los valles áridos como los Valles Calchaquíes, las lluvias superan lo normal”. En contraposición, para la zona mesopotámica “las lluvias faltan”.

En ese sentido, el meteorólogo intuye que la región central del Valle de Lerma “está respondiendo al patrón Niña, como si fuera la zona de la Pampa húmeda” y por eso los bajos índices de precipitaciones que se sostendrán muy probablemente hasta marzo.

Por último, recordó que de la época de lluvias, enero “siempre fue el mes más lluvioso”, con un promedio de 190 milímetros, mientras que en febrero “ya llueven entre 130 y 140 y en marzo 110”, detalló. Por lo que resaltó que si en el mes clave hubo un déficit que sumado a los meses anteriores es del orden del 30%, las posibilidades de recuperar el agua caída son muy bajas.

“Con la llegada del Carnaval y de la Cuaresma, llueve más seguido y refresca, y si bien son persistentes, no dejan muchos milímetros”, concluyó el especialista.