Al menos 43 personas murieron ayer en Siria en un atentado contra los autobuses que evacuaban a personas de localidades asediadas. Sin embargo, finalmente el proceso pactado de evacuación, interrumpido por horas debido a divergencias entre el régimen y los rebeldes, se reanudó.
Más de siete mil personas fueron evacuadas el viernes de cuatro localidades sirias asediadas: Fua y Kafraya (leales al régimen), y Madaya y Zabadine (rebeldes), en virtud del acuerdo firmado por Catar, apoyo de la insurgencia, y por Irán, aliado del presidente Bashar al Assad. Pero la aplicación del acuerdo quedó paralizada debido a diferencias entre las dos partes. Miles de personas se encontraron así bloqueadas cerca de Alepo, algunas en zonas rebeldes, otras en sectores controlados por el régimen. Ese fue el momento que escogió un kamikaze ayer para hacer estallar una camioneta bomba, al lado de 75 buses que transportaban a personas evacuadas de Fua y Kafraya, asediadas desde hace dos años por los rebeldes en la provincia de Idlib (noroeste).
Un corresponsal que se encontraba en Al Rashidin, periferia rebelde al oeste de Alepo donde estaban estacionados los autobuses, vio numerosos cadáveres, incluidos de niños, y miembros amputados desperdigados por el suelo, así como una gran cantidad heridos. Murieron al menos 43 personas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres. Entre ellas, 38 evacuados de Fua y Kafraya, cuatro rebeldes que vigilaban los autobuses en una zona de tránsito y una persona no identificada por el OSDH.
Por su parte, la televisión estatal siria atribuyó a los grupos terroristas (término utilizado por el régimen para designar a rebeldes y jihadistas) la responsabilidad de este ataque. Mientras que la oposición dijo: “Rechazamos todas las acusaciones contra la oposición por este crimen odioso. Nuestro papel era garantizar la seguridad de los civiles, no matarlos”, afirmó el grupo rebelde Ahrar al Sham en la red social Twitter.
Poco después de esta matanza, el proceso de evacuación pudo sin embargo reanudarse, precisó el OSDH. “Autobuses transportando a personas evacuadas de cuatro ciudades sirias retomaron su camino hacia sus destinos finales”, declaró el director de la ONG, Rami Abdel Rahman. El responsable precisó que cinco autobuses que transportaban a personas de las ciudades rebeldes de Madaya y Zabadani salieron de la zona de Ramusa, cerca de Alepo, donde estaban bloqueadas bajo control del régimen. Otros cinco vehículos con personas de Fua y Kafraya, bloqueados por los rebeldes en Rashidin, también partieron para sus destinos.
Las cinco mil personas (civiles y combatientes) de Fua y Kafraya deben ser reinstaladas cerca de Damasco y Lataquia (oeste), bastiones del régimen. Las cerca de 2.200 personas de Madaya y Zabadani serán trasladadas a la provincia rebelde de Idlib. De acuerdo con el OSDH y una fuente rebelde, el bloqueo se produjo debido a un desacuerdo sobre el número de combatientes armados pro régimen evacuados de Fua y Kafraya. “Es horrible ser desarraigado de esta manera, ir a vivir a un lugar que no es el nuestro”, afirmó Jama Nayef, un veterinario de Fua, después de salir de su localidad.
La Organización de las Naciones Unidas intentó llevar ayuda humanitaria a las poblaciones asediadas, pero apenas consiguieron enviar unos pocos convoyes con alimentos y medicinas desde el 2015. Los casos de desnutrición y enfermedades se multiplicaron. Unas 600 mil personas viven en zonas sitiadas por tropas enemigas y cerca de cinco millones de sirios se encuentran en zonas de difícil acceso a causa de la guerra.