Las proyecciones de las consultoras de la city sobre crecimiento e inflación se alejan cada vez más de los números del Gobierno, pese a la estrecha identificación de varias de ellas con la posición política de aquél. En junio del año pasado los consultores vaticinaban una suba de precios del 19,4 por ciento para 2017, cifra no tan distinta a la meta del 17 por ciento propuesta por el Banco Central. Pero con el resultado de los indicadores macro del primer trimestre ajustaron estas perspectivas y el pronóstico de inflación subió a más del 21,3 por ciento, 4,3 puntos porcentuales por encima del techo del objetivo oficial. Los economistas del mercado también corrigieron a la baja estimaciones de PBI. A mitad del año pasado auguraban una suba del 3,2 por ciento para 2017, pero ahora calculan el crecimiento en 2,8 por ciento, siete décimas por debajo del 3,5 esperado por el Palacio de Hacienda. Los consultores habían adelantado para el año pasado un crecimiento de 0,5 por ciento e inflación del 28, pero 2016 cerró con una caída de actividad del 2,3 y suba de precios del 41 por ciento, la más importante en 25 años.
El optimismo del semestre pasado respecto de cómo iba a evolucionar la economía en 2017 empezó a chocar contra la realidad: los datos duros de los primeros meses del año muestran que continuó la caída del consumo y la industria, mientras que los precios tuvieron un rebote no sólo por el ajuste de tarifas sino por las remarcaciones en alimentos, indumentaria, comunicación y servicios educativos. Los consultores, luego de conocer los resultados de los indicadores del Indec entre enero y marzo, comenzaron a enviar nuevos informes a sus clientes con proyecciones ajustadas. Ahora adelantan que la economía crecerá menos y los precios aumentarán más de lo pensado.
Uno de los principales deseos del Gobierno es desacelerar la inflación del 40 al 17 por ciento al cierre de este año. El titular de la autoridad monetaria, Federico Sturzenegger, repite semana a semana que logará esta meta con la administración de la tasa de interés, la cual volvió a aumentar el último martes en 150 puntos básicos. Los economistas de la city, hasta hace unos meses, aseguraban que era un objetivo razonable y realizaban sus proyecciones en sintonía con las estimaciones de la autoridad monetaria. En junio del año pasado (medido como promedio de la estimación de cada consultora) calcularon una inflación del 19,4 para todo 2017, cifra que planteaban que estaba cerca del objetivo del Gobierno e iría convergiendo con el correr de los meses. Pero el pronóstico no se fue acercando sino que se diferenció cada vez más de la meta oficial. En enero de este año elevaron el pronóstico (promedio) de inflación al 20,4 por ciento, en febrero la subieron a 20,8 por ciento y en marzo lo volvieron a ajustar a 21,3 por ciento. Existen ya más de cuatro puntos de diferencia entre la inflación estimada por los privados y el objetivo del Central para 2017.
“Las señales son claras. Aunque el presidente de la autoridad monetaria seque la plaza de pesos o el Ministerio de Finanzas consiga todos los dólares del mundo, los elementos estructurales como la suba de las tarifas siguen impactando en los precios y desgastan el optimismo de cualquier consultor”, indicó el Centro de Economía Política (CEPA), en un documento en el que analizó la evolución de las expectativas del mercado entre junio de 2016 y marzo de este año.
El Gobierno adelantó en la Ley de presupuesto a finales del año pasado un crecimiento proyectado del 3,5 por ciento para 2017. Los funcionarios del equipo económico siguen manteniendo esa estimación y la justifican a partir de la obra pública y la cosecha del campo. Pero los consultores de la city, que a mediados del año pasado sembraban optimismo, ya no creen que la economía crecerá lo suficiente como para compensar la caída de 2016. En junio pasado habían augurado un crecimiento del 3,2 por ciento para este año y en octubre lo elevaron al 3,3 por ciento. En contraste, tras los resultados de producción y consumo de los primeros meses de este año, decidieron ajustar a la baja las estimaciones: en febrero dijeron que la economía crecería al 3,0 por ciento en 2017 y en marzo ajustaron el pronóstico al 2,8.
Uno de las consultoras que más redujo su previsión fue la de Miguel Bein, quién a inicio de este año recorrió diarios y estudios de televisión asegurando que la economía iba a registrar un crecimiento del 5,0 por ciento en 2017. Afirmaba que aumentaría el consumo, por la mejora del salario real, y repuntaría la inversión y las exportaciones. El economista, sin embargo, envió un informe especial a sus clientes para adelantar una corrección en su pronóstico de PBI. Lo ubicó en el 2,9 por ciento, que recorta en más de un 40 por ciento el crecimiento que vaticinaba a principio de año.