La victoria del conservador Arthur Lira para la presidencia de la Cámara de Diputados le da un respiro al actual mandatario Jair Bolsonaro. Lira pertenece al Partido Progresista (PP) y también es líder del grupo llamado “Centrao”, una concertación de partidos de derecha. Con el triunfo de Lira (con 302 votos del total de 513) también se vio derrotada la derecha no bolsonarista. El nuevo presidente de Diputados prometió "neutralidad" al comandar la Casa y pidió un minuto de silencio en homenaje a las víctimas del covid-19. La decisión de llevar adelante un juicio político contra presidente de Brasil dependerá de Lira, por lo tanto, es esperable que no prospere.
Rodrigo Maia, actual titular de la Cámara de Diputados, había apoyado la candidatura de Baleia Rossi del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB) al igual que los mayores partidos de izquierda -entre ellos el Partido de los Trabajadores (PT)- para presidir la cámara. Rossi quedó en segundo lugar con 145 votos a favor.
La idea de una alianza de partidos de izquierda y liberales para enfrentarse a la derecha oficialista se debilita. Esta posibilidad sufrió un revés con la victoria de Rodrigo Pacheco, electo presidente de la Cámara de Senadores por un periodo de dos años. Pacheco, del conservador partido demócrata (DEM), ganó el Senado por 57 votos a favor de un total de 81.
Uno de los principales articuladores de las candidaturas de Lira en Diputados y Pacheco en el Senado, fue el actual ministro de Gobierno, el general Eduardo Ramos. Según estimaciones de la prensa brasileña, en esta operación se habrían negociado unos tres mil millones de reales (unos 580 millones de dólares) en recursos estatales para beneficiar a los congresistas.
Con la actual alineación bolsonarista en ambas cámaras, la decisión de llevar adelante un juicio político al actual presidente de Brasil quedará en manos del nuevo líder de la Cámara baja. Lira podrá admitir o encajonar los pedidos de impeachment hacia Bolsonaro se hizo eco de los resultados en Twitter, publicando sendas
fotos en las que aparece sonriendo junto a los nuevos líderes del
Congreso.
El líder saliente de Diputados, Maia, juntó unos 60 pedidos de juicio político de Bolsonaro. Sin embargo, hasta el último día se negó a presentarlo. Unos 20 de esos pedidos estaban relacionados a la gestión de la pandemia, que ha dejado un saldo de 225 mil muertes en Brasil. También se lo responsabiliza políticamente por el colapso sanitario en Manaos, donde murieron personas por asfixia debido a la escasez de oxígeno en los hospitales del estado de Amazonas.
Los partidos de Lira y Pacheco pertenecen al Centrao (el gran centro), una coalición conservadora famosa por aliarse con quien ofrezca más cargos y obras públicas. En 2018 Bolsonaro decía que el Centrao era “lo peor de la política” porque gran parte de sus integrantes -incluyéndolo a Lira- están procesados por el Supremo Tribunal Federal por corrupción en relación al escándalo Lava Jato.
El presidente ultraderechista, que no está afiliado a ningún partido, le abrió poco a poco el campo al Centrao y se aseguró de contar su apoyo. "Es un casamiento de intereses dictado por la gula de los parlamentarios y por el instinto de supervivencia del Gobierno", escribió Bernardo Mello Franco, columnista del diario carioca O Globo. Sin embargo, contar con el apoyo prestado de los presidentes de la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores tendrá un costo que Bolsonaro deberá saldar con cargos y liberación de presupuesto para los diputados.
La victoria de Lira es también un golpe al bolsonarismo anti sistema. Bolsonaro, en medio de la incompetencia política del ala militar del gobierno, tuvo que volver a la política tradicional casi por obligación. La pandemia evidenció que desde el sector militar había más burocracia que atención efectiva a los problemas urgentes del país.
Por su parte, Lira ya adelantó que trabajará para mantener el techo del gasto público y se opone a retomar los subsidios que el Congreso aprobó para 65 millones de personas durante la pandemia. Faltaría ver cómo acciona respecto a la agenda de ajuste y privatizaciones impuestas por el ministro de Economía, Paulo Guedes. Los mercados esperan que la alianza entre el Ejecutivo y el Legislativo permita continuar por la senda del ajuste. La influencia que tiene esta derecha sobre las empresas estatales es tan grande que incluso en 2020 fue determinante para que el Gobierno no tuviera fuerza para la privatización de empresas públicas, como la gigante eléctrica Eletrobras.
El escenario se presenta polarizado con el Partido de los Trabajadores (PT). Especialmente después de que el Supremo Tribunal Federal validó las escuchas hackeadas a los fiscales de Lava Jato y el exjuez Sergio Moro, en las que aparecen armando las condenas contra Lula, inhabilitándolo para derrotar en las urnas a Bolsonaro en 2018.
De confirmarse la parcialidad de Moro, se abre otro escenario con Lula -que pasó 510 días en una celda solitaria- como posible candidato. Y ese escenario es al que apuesta el propio Bolsonaro.