"Estuve intercambiando ideas con la senadora Anabel Sagasti y las diputadas Carolina Gaillard y Mara Brawer respecto del tratamiento legislativo de un marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis para uso medicinal y del cáñamo para uso industrial", tuiteó el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas mostrando un interés preciso en su intención por promover la cadena de valor cannábica en el país.
El proyecto de ley que elabora el Ejecutivo se trata de un abordaje integral para el desarrollo de las diferentes etapas de la cadena productiva del cannabis tanto para uso medicinal con receta y como suplementos nutricionales; como del cáñamo para uso industrial en rubros como el textil, papel, alimentos, productos de higiene, entre otros. Durante la reunión, se consensuó un único proyecto de ley que unifique las distintas iniciativas para el desarrollo de la cadena de valor para que este año se trate en el Congreso.
El objetivo es aprovechar las ventajas comparativas de la Argentina dadas sus capacidades físicas por el suelo disponible o con posibilidad de transicionar hacia este cultivo; tecnológicas en materia agrícola que incluyen el desarrollo genético de semillas; recursos humanos capacitados y un ecosistema de Ciencia y Técnica que investiga y desarrolla su conocimiento para generar un mercado interno con puestos de trabajo formal a la vez que fomentar las exportaciones.
"La principal restricción al crecimiento de la industria hoy en día es el legal", explica Natalia Del Cogliano, Directora Nacional de articulación de asuntos productivos con las provincias del Ministerio de Desarrollo Productivo. A la fecha, hay más de 50 países con algún tipo de legislación para el cannabis medicinal y el cáñamo industrial. En 2017, Argentina aprobó el uso medicinal del cannabis y en 2020 habilitó por decreto el cultivo para fines medicinales, así como la venta del aceite en farmacias.
Los especialistas aseguran que el decreto no genera demasiado cambio y no implica un incentivo en términos de desarrollo productivo en la industria para el sector privado. Por este motivo, el Ministerio de Desarrollo Productivo elabora un proyecto de ley para crear un marco regulatorio que coordine y genere estrategias para la producción: "Hace falta regular la cadena productiva, a las agencias del Estado que tienen que dialogar entre ellas para generar un marco integral de desarrollo de la industria del cannabis industrial y fisioterapéutico", agrega Del Cogliano.
El proyecto cuenta con antecedentes: las legislaciones de Canadá, Uruguay, Colombia y California en Estados Unidos. Apunta a fomentar proyectos de inversión pública, privada y mixta en cada uno de los eslabones de la cadena productiva. Para esto, prevé la creación de un órgano rector y articulador de la cadena para maximizar los mecanismos de regulación y control de cada uno de los sectores.
Brotes verdes
En tanto se prepara el texto para dar un marco regulatorio claro y seguro que fomente las inversiones, en el plano productivo se comienzan a avisorar proyectos: a fines de enero, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la compañía Pampa Hemp firmaron un acuerdo público-privado para investigar y producir cannabis medicinal en el país.
El foco estará puesto en las actividades de investigación y desarrollo y productivas con el desarrollo de técnicas de cultivo de cannabis con diferentes variedades genéticas, así como el diseño de protocolos de producción apoyados en la integración y desarrollo de tecnologías locales de trazabilidad, inteligencia artificial aplicada, automatización, sensorización y monitoreo de cultivos que resulten posteriormente escalables a nivel agronómico.
En una segunda etapa el objetivo de INTA y Pampa Hemp será el desarrollo de genéticas propias para fines medicinales y otros usos, mediante la estabilización de variedades locales y la creación de un banco de semillas de cannabis que permita contar con germoplasma adaptado a las condiciones de la geografía y clima del país.