Desde Lima. El expresidente Martín Vizcarra (2018-2020), destituido por el Congreso en noviembre pasado, ahora intentará llegar al Parlamento que lo sacó de la presidencia acusándolo de corrupción. Vizcarra, que no pertenece a un partido, postulará al Congreso unicameral en las elecciones presidenciales y parlamentarias del 11 de abril como cabeza de la lista por Lima del derechista Somos Perú. Se trata de una alianza llena de contradicciones: legisladores de Somos Perú votaron a favor de destituir de la presidencia a su hoy principal postulante al Congreso y el partido lleva como candidato presidencial a un exlegislador de la bancada fujimorista con la que Vizcarra se enfrentó duramente durante su gobierno.
La alianza entre Vizcarra y Somos Perú es producto de las necesidades coyunturales de ambos. Vizcarra necesitaba un partido político para postular al Congreso, y Somos Perú, una agrupación pequeña sin apoyo significativo, necesitaba una figura popular que pueda colocarlo en mejor posición en el escenario electoral y atraer votos para su tienda.
El candidato presidencial de Somos Perú es el excongresista Daniel Salaverry, quien fuera uno de los más prominentes miembros de la bancada parlamentaria fujimorista que controló el Parlamento entre 2016 y 2019, cuando fue disuelto por Vizcarra en medio de una guerra de poderes que produjo una grave crisis política. Personaje de sinuosa trayectoria, Salaverry era uno de los más cercanos a Keiko Fujimori, pero después de ser elegido presidente del Congreso con los votos del fujimorismo, y con su partido en acelerado descrédito por las investigaciones judiciales por lavado de activos contra Keiko y por el comportamiento de una mayoría parlamentaria obstruccionista y defensora de la corrupción política -posturas en las que Salaverry tuvo un rol protagónico-, empezó un juego propio buscando ganar espacio para una candidatura presidencial y rompió con su partido. Sin rubor alguno, pasó a criticar al fujimorismo con el mismo fervor con el que poco antes lo había defendido.
Siendo congresista, Salaverry acusó a Vizcarra de corrupto, lo llamó “incapaz” y exigió su renuncia cuando éste era vicepresidente y ministro de Transportes del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018). Ahora lo llena de elogios. A Salaverry le va mal en las encuestas, que le dan menos de tres por ciento. Su esperanza de subir está en que la popularidad de Vizcarra -que terminó su presidencia con más de 60 por ciento de apoyo- lo ayude a levantar. Por eso se exhibe siempre al lado del expresidente. Los analistas coinciden en que a la candidatura parlamentaria de Vizcarra le irá mejor que a la postulación presidencial de Salaverry.
Vizcarra es investigado por la fiscalía por el supuesto cobro de 660 mil dólares en sobornos de empresas constructoras cuando era gobernador de la región de Moquegua, entre 2011 y 2014, y por haber favorecido desde la presidencia la contratación irregular de un funcionario de tercer nivel. Se le cuestiona querer llegar al Congreso para protegerse de esas investigaciones judiciales con la inmunidad parlamentaria.
Con una clase política muy desacreditada por múltiples denuncias de corrupción, que involucran a los últimos expresidente -Alberto Fujimori (1990-2000), Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García (1985-1990 y 2006-2011), Ollanta Humala (2011-2016), Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra- y a más de un candidato en estas elecciones, como Keiko Fujimori, a dos meses de las elecciones más del 40 por ciento dice no tener un candidato por el cual votar. Ninguno de los diecisiete candidatos alcanza un apoyo significativo.
En un sondeo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), publicado el último domingo, se ubica en primer lugar George Forsyth, con 13,3 por ciento. De 38 años, Forsyth fue arquero de Alianza Lima, uno de los dos equipos más populares del país, y en los dos últimos años alcalde del populoso distrito limeño de La Victoria, sede del Alianza Lima, una gestión muy bien tratada por los medios. Juegan a su favor, su popularidad y el ser un personaje joven que es visto como ajeno a la desacreditada clase política. Tiene en contra sus notorias falencias cuando debe hablar de propuestas políticas. Ubicado en la derecha, se ha declarado a favor de la continuidad del modelo neoliberal.
En el segundo lugar está Verónika Mendoza, del izquierdista Juntos por el Perú, un frente de varias organizaciones, con 8,2 por ciento. Hay tres candidatos de izquierda, pero solo Mendoza tiene opciones. En las elecciones de 2016 quedó en tercer lugar, con 18,7 por ciento, cerca de pasar a la segunda vuelta. Ha señalado sentirse políticamente cercana al presidente argentino Alberto Fernández, a quien le escribió una carta pidiéndolo apoyo para que el Perú consiga vacunas contra el coronavirus (ver nota aparte), del MAS boliviano y del español Podemos.
Más atrás vienen el excongresista Yonhy Lescano, de la centrista Acción Popular, con 7,1 por ciento; y Keiko Fujimori, con 6,7 por ciento, que reivindica la dictadura de su padre, Alberto Fujimori, y amenaza con mano dura y con indultar al encarcelado exdictador. El escenario electoral todavía está muy abierto.