En el backstage de los festivales de rock, Dave Grohl no pasa mucho tiempo en su camarín. "Siempre soy ese tipo que golpea las puertas diciendo '¡Vamos a tomarnos un shot de whisky!', invitándolos a colgarnos en un costado del escenario. Amo sentirme conectado con la comunidad musical. Tocar en vivo es una gran parte de la esencia de Foo Fighters."

Por ello, lanzar el décimo album de la banda -Medicine at Midnight, que aparece este viernes- "al puto vacío" de una pandemia se siente raro. Y el músico encontró "descorazonador" que la participación de Foo Fighters en el concierto inaugural de Joe Biden (a través de un show pregrabado) le impidiera chocar los cinco con Bruce Springsteen y Katy Perry al costado del escenario. Durante su emotiva rendición de "Times Like These", Grohl dice que su teléfono "se llenó de mensajes de amigos diciéndome idiota por no avisar que estaba en la ciudad. Tuve que decirles 'No estoy en la ciudad, ¡no puedo estar en la ciudad!'"

Pero al teléfono desde su hogar en Encino, California (donde va por el quinto café de la mañana), el frontman dice que de todos modos fue "un gran honor" ser parte de un evento que describe como "un faro de luz y esperanza". Grohl cree que "muchos estadounidenses se volvieron insensibles a muchas crisis que atravesamos en los últimos cuatro años. Nos encallecimos frente a los desastres diarios. Se estaba volviendo fácil perder de vista la esperanza y la idea de cuán buenas pueden ser las cosas."

Con su letra sobre "sentirse divididos" pero mirando hacia "un nuevo cielo en el que colgar las estrellas esta noche", "Times Like These" capturó el estado de ánimo nacional. Grohl la escribió en 2002 para el cuarto disco, One by One. Estaba inspirada en los desacuerdos dentro de la banda, tan intensos que casi llevaron a la separación tras Coachella. Quedaron resueltos luego de que Grohl y el baterista Taylor Hawkins salieron a caminar y decidieron dedicarse de nuevo a zapar. Hawkins dice que fue en ese momento que recordó que "mi rol en la banda es siempre hacer reír al Señor (en castellano en el original) Grohl, y pelar un jodidamente asombroso solo de batería al final de la canción."

Fue también la canción que lanzó a la banda a la arena política. Como hijo de un escritor de discursos para los republicanos y una maestra de escuela primaria que votaba a los demócratas, Grohl nunca quiso involucrarse en la política. Pero cuando George W. Bush empezó a poner “Times Like These” en sus actos de campaña, el músico -votante demócrata- se sintió "tan personalmente ofendido" que empezó a tocarlo en vivo para la campaña del candidato demócrata John Kerry. El año pasado, un grupo de artistas británicos (incluyendo a Paloma Faith, Ellie Goulding, Dua Lipa y Bastille) se reunió desde sus hogares para versionar "Times Like These" como respuesta a la pandemia.  Coordinada por BBC Radio 1, la versión de The Live Lounge Allstars se convirtió en la primera canción de Foo Fighters en encabezar el chart de singles británico, en abril de 2020.

Viviendo de acuerdo a su reputación de "el tipo más amable en el rock" (una etiqueta que según él debería reconsiderarse "si me agarrás en un mal día"), Grohl abrió su performance en el concierto inaugural saludando a los maestros, incluyendo a la Dra. Jill Biden y su propia madre, quien pasó 35 años trabajando en la escuela pública. Hoy se emociona al recordar una reciente llamada de Zoom con Jill Biden y su madre. "Estaba tan orgulloso viendo a mi mamá... pero entonces la conversación se volvió en mi contra, las primeras palabras de Biden fueron 'Dave, escuché que eras un estudiante terrible'. Y dije ¡Dios mío, tengo 52 años y esa es la reputación que aún me precede!"

En realidad, la desafiante conducta infantil y adolescente de Grohl -y la brillante manera en la que la manejó su madre- fue siempre parte central de su narrativa pública. Diagnosticado con un Desorden de Déficit de Atención, Grohl aún tiene los boletines que le recuerdan que era una presencia "distractiva y disruptiva" en el salón de clases. A menudo estaba tan drogado que ni siquiera sabía cuál era el tema que se suponía debía estar estudiando. "No me sentía como nadie más", dice. "No sé cómo explicarlo". Su salida fue la música punk que descubrió entre los 10 y 13 años. "Una vez que descubrí los canales, vi que teníamos una gran escena underground en Washington", señala.

Hoy recuerda los conciertos “Rock Against Reagan” (Rock contra Reagan) a los que fue "en un centro comercial, frente al Lincoln Memorial, a un cuarto de milla de donde un día estaría invitado a tocar en la primera gran "fiesta" de Barack Obama en South Lawn, algo que se hace cada 4 de julio. Cientos de miles de personas de los suburbios iban a ver los fuegos artificales. Y justo en medio de todo eso había un concierto punk con bandas como Dead Kennedys y Bad Brains. Estaban los policías a caballo con sus putos bastones, una locura. Me pegaba la policía y me pegaban los rednecks. Pero era el momento justo y el lugar adecuado para eso, bajo la sofocante administración conservadora de Reagan."

Su padre -un amante del jazz bien vestido cuyo trabajo de 9 a 17 era "hacer que Reagan sonara como (el activista contracultural) Abbie Hoffman" estaba profundamente decepcionado. Grohl padre, que se divorció de Virgina cuando su hijo tenía nueve años, podía castigar al pibe rebelde prohibiéndole tocar música. En respuesta, el pequeño Dave tocaba la guitarra en su mente y solos de batería con sus dientes: le gusta bromear conque su dentista no estaba muy sorprendido por las consecuncias. En un artículo que escribío para The Atlantic durante la cuarentena, Grohl recierda el día que finalmente tomó un lápíz rojo y le escribió a su padre una carta "desatando 16 años de furia mientras mis lágrimas mojaban el papel. Rechazaba su vida de mente estrecha y lo castigaban por su falta de fe en mí". La pasión que el pibe de 16 años puso en la carta forzó a su padre a conceder que "Tu escritura tiene fuerza, David. ¡La fuerza es poder!"

James Grohl murió en 2014. Su hijo cargó esas palabras con él, pero le da la mayoría del crédito por su carrera a su mamá. "No caí entre las grietas porque fui criado por una mujer que sabía que no hay dos chicos que aprendan igual. Ella tuvo fe en mí, quizá no como intelectual pero sí como persona inspirada. Me enseñó a amar y me dio la libertad para ser quien soy."

En su libro From Cradle to Stage ("De la cuna al escenario", 2017), Virginia Grohl escribe sobre el salto de fe maternal que significó permitirle a su hijo dejar la escuela a los 17 y salir de gira por Europa con su primera banda, Scream. "¿Podés imaginarlo?", dice quien ahora es padre de tres. "Tu hijo te dice 'Me voy a Europa con una banda por tres meses. Voy a dormir en casas ocupadas y moverme en una van con otras ocho personas'. Yo mandé solo una postal a casa..."

Para Virginia, fan de los musicales y grupos como The Manhattan Transfer, la banda de su hijo sonaba como "si gritaran hasta estallar sus cabezas". Estaba "bastante segura de que no reemplazarían a The Beatles". Pero las cosas cambiaron rápidamente en 1990, cuando su hijo se unió a Nirvana. Nevermind encabezó el ranking de Billboard en enero de 1992, vendiendo unas 300 mil copias por semana. A pesar de la conocida adicción a la heroína de Kurt Cobain, Virginia estaba más preocupada porque Madonna pudiera "arrebatarle" a su hijo.

Tras el suicidio de Cobain en 1994, Grohl dice que "no estaba seguro de si volvería a tocar. Apagué los amplificadores. Estaba perdido". Más de un cuarto de siglo después, aún revive esa pérdida en sueños recurrentes que tienen que ver con Nirvana. "Siempre me dan esta explosión inicial de felicidad y regocijo, porque siempre está Kurt. Es como '¡Oh, está vivo!' Nunca hay una explicación, solo ese sentimiento. Entonces vamos al escenario y todo sale mal. No hay nadie y mis palillos crecen al tamaño de postes de teléfono". Grohl dice que "honestamente creo que hay cierta energía de interconexión que hace de esos encuentros más que solo sueños. No soy psíquico o nada por el estilo. Pero sí creo que hay una energía en esos sueños que los hacen más que alucinaciones."

Y si la primera reacción de Grohl a la muerte de Cobain fue dejar sus instrumentos, dice que la segunda fue tomarlos de nuevo y "grabar esas canciones que había escrito para mí, como una forma de purga o exorcismo, simplemente para HACER ALGO, ALGO. Era solo algo a lo que atender. Soy una persona esperanzada y necesito una razón para levantarme y entusiasmarme cada mañana. No tenía idea de que se convertiría en una carrera de un cuarto de siglo... Pero por los últimos 25 años estuve encerrado en este mismo ciclo. Grabamos un disco, vamos alrededor del planeta tres jodidas veces con él y decimos que nunca más lo haremos. Dos semanas después estoy en el sofá escribiendo otro disco. Esa ha sido mi vida por décadas. Detenerlo fue... difícil."

Con un agudo sentido de la historia, Grohl sintió "una gran expectativa por 2020. Sabía que era nuestro 25° aniversario, nuestro décimo disco. Pensé que podíamos cabalgar hacia el atardecer con un canto del cisne acústico, o hacer un disco fiestero. Quiero decir, yo sé que el rock'n'roll es un deporte de jóvenes. Y siempre noté que era peor para las mujeres, acosada por el maldito sexismo sobre el envejecimiento. Pero aun a menos extremos, también le pasa a los hombres. Nadie puso mi edad en los artículos. Nunca leí la frase 'Dave Grohl, 28''. Ahora es 'Dave Grohl, 52, apenas con nosotros'. Veía este disco como un nuevo comienzo. Quería cambiar las cosas, traer coristas, cuidar el groove, la fiesta."

Más inspirado en el funk y el pop (Grohl nombra como influencias a David Bowie, Sly & the Family Stone y Prince), Medicine at Midnight es un disco gloriosamente bailable. Taylor Hawkins se ríe sobre su resistencia a incluir algunas máquinas de ritmo, pero dice que pronto aprendió a cambiar sus golpes en los platillos y giros de palillos en la nueva mezcla. Dice que la enérgica "Love Dies Young" es su favorita. "Dave tenía canciones como 'Shame' antes que nos encontráramos, pero esa creció de manera orgánica. Dave quería otro ritmo, como el de "Everlong". Pero escuché a Level 42 -Phil Gould es un baterista increíble- y cuando lo intenté en ese estilo Dave aprobó enseguida."

Grohl piensa que al establecer divisiones entre género "a menudo la gente confunde instrumentación con intención". Y explica que no todo trata de guitarras y volumen: "Cuando hablo de rock'n'roll me refiero a todo, de Little Richard a Billie Eilish, que creo que está inspirada por lo mismo que yo. A veces la gente confunde el éxito comercial con la relevancia cultural. Hay un montón de grandes artistas pop que no necesariamente solidifican en una longevidad cultural. Veo a mi hija Violeta de 14 años (quien canta en el disco) y sus amigos, y todos saben de guitarras y baterías, piratas de Bowie y Etta James. Y no lo saben por mí, son cosas que descubren por sí mismos, haya lo que haya en las listas de difusión en las radios."

Harper, la hija del medio de Grohl, inspiró la canción "Waiting on a War". En un posteo de Twitter él explicó que "Al crecer en los suburbios de Washington DC siempre temí a la guerra. Tenía pesadillas de misiles en el cielo y soldados en mi jardín trasero, provocadas por la tensión política a comienzos de los '80 y mi proximidad con la capital de la nación. Mi juventud pasó bajo la oscura nube de un futuro sin esperanzas", señaló, y continuó: "El otoño pasado estaba manejando a la escuela con mi hija de 11 años y ella me preguntó 'Papá, ¿va a haber una guerra?'. Mi corazón se hundió en el pecho mientras miraba sus ojos inocentes, porque me di cuenta que ella estaba viviendo bajo esa misma nube negra."

Otro de los tracks -"No Son of Mine"- es un tributo a su viejo amigo Lemmy Kilmister, el frontman de Motörhead que murió en 2015. Conoció a Lemmy "en un club de strippers en Los Angeles; estaba volviendo del baño y lo vi, lejos de las chicas, en una máquina de poker en una esquina del salón. Quiero decir, era fácil verlo. Es un puto cowboy intergaláctico. Y dije 'Ahí está uno de mis héroes, no puedo no rendirle tributo'. Con lo que me acerqué y le dije que no quería molestarlo, pero necesitaba hacerle saber que su música me había cambiado la vida, y que tocaba en una banda llamada Foo Fighters. Me miró profundamente y dijo 'Siento mucho lo que le pasó a Kurt'. Además de la amabilidad de corazón, compartió una emoción real y generosa con un compañero músico. Estoy seguro que nuinca escuchó una puta canción de Foo Fighters. Pero me hizo querer ser su amigo por el resto de la vida. Y así fue."

Al terminar la grabación estaban listos para hacer una gran promoción. Pero entonces golpeó la pandemia, y Grohl dice que "la gente relacionada con el aspecto del negocio nos decía que no era buen momento para sacar un disco. Pero presionamos: '¿De verdad? Porque imagino que la gente puede usarlo como un pequeño escape, ¿no creen? ¡Imagino que la gente quiere bailar!'"

Grohl dice que el evento que inclinó la balanza fue su batalla de baterías online con la niña prodigio inglesa Nandi Bushell, que tenía solo 10 años en ese momento. Primero pensé 'Eso es gracioso'", explica. "Mis amigos me dijeron que lo hiciera. Cuando la vi dije 'Claramente, esa piba va a patearme el culo'. Es una baterista brillante, llena de energía fresca y entusiasmo... y yo soy como dos zapatos en una puta lavadora. Cuando los videos se volvieron virales me di cuenta que el único propósito de la banda es dar disfrute. Es eso, ¿no? La batalla con Nandi trajo felicidad y alivio a los millones que la vieron en un momento en el que había escasez de felicidad. Durante 3 ó 4 minutos, ver a esta piba pateándome el culo animó los corazones. Y supe que teníamos que sacar el disco."

Los videos con Bushell también provocaron que algunos expertos online predijeran un resurgimiento del rock, que no ha tenido tanta tracción entre los jóvenes modernos como en generaciones previas. Cuando se le pregunta a Grohl si piensa que es así, se ríe. "¡Le estás preguntando al tipo equivocado! Donde acostumbro a pararme, en el borde de un escenario viendo cientos de miles de fans cantando nuestras canciones, no he podido captar ni una caída en el pulso del rock'n'roll. No se está yendo a ningún lado, y ciertamente no se irá. Tengo la firme intención de seguir haciendo esto el tiempo que pueda. Quiero decir: la próxima vez que salga, espero encontrar alguna gente allí."

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.