Con pedido de pena a prisión perpetua, tres hombres llegan hoy a juicio acusados por el brutal femicidio de María del Rosario Vera, cometido en enero de 2018. La joven era la menor de nueve hermanos, tenía 23 años y cuatro hijos a cargo cuando su cuerpo fue encontrado con signos de estrangulamiento y calcinado dentro de un contenedor de basura, en la zona de Felipe Moré y Gaboto. El cuerpo presentaba también otros rastros de una violencia extrema. "Solo queremos justicia para ella, por todo lo que le hicieron, porque fue un femicidio del que muchas mujeres son víctimas. Queremos justicia por las que ya no están", dijo Rosa, una de las hermanas de María del Rosario.
El tribunal compuesto por Rodolfo Zvala, María Isabel Mas Varela y Rafael Coria escucharán primero la acusación de la Fiscalía, que le atribuye a los acusados haber dado muerte a la joven. Según la acusación, Néstor Hugo Sánchez, alias Huguito, y su primo Alberto Sánchez abordaron y agredieron a la víctima. La descripción del expediente indica que ambos actuaron en conjunto con Nahuel Segovia, el último de los detenidos, por lo que los tres llegan con la imputación de coautoría de femicidio.
La acusación del fiscal Alejandro Ferlazzo indica que la joven fue atacada "con un cordón grueso con dos piedras atadas en sus extremos". En ese contexto, se le atribuye a los imputados "haber realizado tareas de compresión extrínseca por estrangulamiento con la intención de matarla, causando su deceso producto de asfixia mecánica por estrangulamiento y sofocación". Todo ocurrió dentro de la casa del apodado Huguito, donde "él mismo declaró" que se vendían estupefacientes.
Tras darle muerte, "envolvieron el cuerpo en una manta gruesa tipo frazada o alfombra, y lo trasladaron en una carretilla o carro hasta un contenedor de basura ubicado en la esquina de Felipe Moré y Gaboto, donde finalmente lo incineraron". Esa secuencia fue vista por algunos vecinos de la zona.
Para Fiscalía, como parte del móvil del hecho, los acusados tenían el objetivo de "someter sexualmente a María del Rosario, aprovechando su situación de vulnerabilidad producto de su contextura física y su condición de mujer". Incluso, indicaron que hay resultados de ADN que se detallarán en el juicio.
María del Rosario estuvo desaparecida desde el día anterior al hallazgo de su cuerpo en el volquete, y había enviado un mensaje a una cuñada: "Si no vuelvo antes de las ocho vayan a hacer la denuncia”. La descripción de la acusación indica que aquel 4 de enero, aproximadamente a las 0.26, "fue agredida con golpes en la cabeza y el rostro", dice el escrito sobre lo que padeció en la previa de las maniobras de asfixia que le dieron muerte. Además, la reconstrucción del hecho fue posible con testimonios, incluso de personas de identidad reservada, ya que pocas horas después del femicidio hubo llamados al 911.
Para la querella, el delito se configura en la relación particular de la víctima por su condición de mujer. Según refirió en la acusación, "se trata de situaciones de desigualdad de poder en los distintos niveles de violencia -incluso la simbólica- y en la que existen múltiples maneras de probar uno de los elementos de la situación de relación sexual previa al femicidio; y por otro lado, el modo en el que se deshacen del cuerpo, incinerando el cadáver como si se tratara de un objeto, da cuenta de la violencia simbólica en la que se encuentra atravesada la causa". En ese sentido, señalaron que la víctima estaba en "extrema vulnerabilidad, a cargo de 4 hijos menores".
En el caso también estuvo detenido e imputado un agente policial, señalado como quien mantenía una relación con la víctima. Días después del crimen, los testigos que declararon en la causa relataron que la joven estaba en pareja con el uniformado y que en el medio había una situación vinculada con el negocio de los estupefacientes. Meses después, el agente fue liberado ya que no surgieron elementos para su acusación, según se indicó desde el Ministerio Público de la Acusación.