La duda está instalada desde la aparición misma del coronavirus que desató la pandemia de covid-19: es posible el contagio por tocar una superficie. A más de un año del registro de los primeros casos en la ciudad china de Wuhan la discusión se reavivó por estos días. Muchas son las cosas que aún se desconocen del SARS-CoV-2 y no hay una respuesta definitiva al respecto, pero lo cierto es que no hay mucha evidencia que avale esa hipótesis y por eso los especialistas advierten que sin desatender la limpieza y la higiene de las manos, el mayor esfuerzo debe estar puesto en el uso correcto de barbijos, mantener la distancia y ventilar.
"Poco o nada. Sólo dos o tres posibles casos en la literatura científica, pero ni siquiera estos están probados", respondió el biólogo Emanuel Goldman, profesor de la Universidad de Rutgers (New Jersey, Estados Unidos) a Télam al ser consultado sobre la evidencia del contagio del coronavirus por fómites o transmisión por una "superficie infectada".
Goldman escribió en julio pasado un artículo en la revista científica británica The Lancet sobre el tema. Allí alertaba que "se ha asumido un riesgo clínicamente significativo de transmisión del SARS-CoV-2 por fómites (superficies u objetos inanimados) sobre la base de estudios que tienen poca semejanza con escenarios de la vida real".
Aquella nota de Goldman incluía una revisión de los estudios que indicaban que el virus podía sobrevivir de 2 a 6 días en algunas superficies. El biólogo señalaba que eso era producto de dos factores: un inóculo de virus muy elevado y condiciones especiales de laboratorio para su conservación. "No estoy discutiendo los hallazgos de estos estudios, solo la aplicabilidad a la vida real", indicaba.
"Encontrar el ARN del virus suele equivaler a encontrar el cadáver del virus. Es lo que deja el virus después de 'morir'. Lo único que significa es que el virus estuvo allí una vez, pero ya no está 'vivo'(con capacidad de infectar)”, explicó ahora Goldman y agregó: “Este es un virus frágil que muere rápidamente en el medio ambiente y cuando se seca. La luz solar lo mata casi de inmediato. Prácticamente todas las pruebas para virus vivos (con capacidad infectiva) cuando se encontró ARN viral han sido negativas."
La viróloga e investigadora del Conicet Sandra Cordo aportó datos en el mismo sentido. Explicó que “existe numerosa evidencia de la presencia (y persistencia por muchas horas) de genoma viral en superficies de diversa índole”, como cartón y aluminio, pero “en situaciones experimentales” simuladas en laboratorios. “No existen datos originados de situaciones reales de contagio”, remarcó.
Cordo -quien trabaja en el laboratorio de Virología (Iquibicen-Conicet) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA)- aclaró que “esto no implica que podamos descartar el contagio por la vía de fómites pero tampoco podemos saber con certeza cuántos de los contagios en la vida real se deben a esta vía de transmisión".
En relación a qué significa encontrar ARN del virus, la investigadora explicó que "significa que hay genoma del virus, esto representa una chance de que haya virus infectivo pero también puede suceder que no; se ha descrito en la literatura científica muchas superficies con ARN viral y nada de virus infectivo".
A juicio de Goldman, la única manera de contagiarse por contacto con una superficie es si uno toca una “recién contaminada (dentro de una o dos horas después de la contaminación), y luego se toca la boca, la nariz o los ojos, también dentro de una hora o dos, sin haberse lavado las manos”. Subrayó, de todos modos, que “incluso este escenario es hipotético”.
Cordo fue más cautelosa en su respuesta: “La posibilidad de contagio por vía de la superficies se da cuando en ésta se encuentra depositado virus infeccioso y la persona se lleva la mano a la cara, nariz u ojos; hay estudios de esto en laboratorio pero no hay documentados casos de la vida real que nos permitan decir tiempos o condiciones específicas para que eso suceda”.
Además, la especialista, que es miembro de la Sociedad Argentina de Virología (SAV), recordó que “hay un dato sobre la transmisión de SARS-CoV-2 que aún no se ha establecido y es la dosis infectiva; es decir la mínima cantidad de virus necesario (tanto en una superficie como en un aerosol) para que una persona se infecte”.
Esta semana, una editorial en la revista Nature también puso el foco en este debate bajo el título “El coronavirus está en el aire: hay demasiado enfoque en las superficies”.
La prestigiosa revista científica señaló: “El coronavirus SARS-CoV-2 se transmite predominantemente a través del aire, por personas que hablan y exhalan gotas grandes y pequeñas partículas llamadas aerosoles. El contagio del virus de las superficies, aunque plausible, parece ser poco común”. Nature cuestionó que la OMS no sea más clara en sus recomendaciones acerca de dónde poner el foco.
En el artículo de esa revista, los autores no cuestionan la limpieza de superficies pero advierten que "las personas y las organizaciones siguen dando prioridad a los costosos esfuerzos de desinfección, cuando podrían dedicar más recursos a enfatizar la importancia de las máscaras (barbijos) e investigar medidas para mejorar la ventilación".
El lavado de manos frecuente, sin embargo, sigue siendo una herramienta clave para evitar el contagio de éste y cualquier otro virus o bacteria. “Todo lo que se tiene que hacer para prevenir esta posible vía por superficies es lavarse las manos con agua y jabón después de tocar cualquier cosa que pueda haber estado expuesta al virus”, aseguró Goldman.
En relación con la desinfección de los objetos, Corda sostuvo que “no desaconsejaría cualquier medida de limpieza porque en realidad es bueno que la gente se haya dado cuenta de que las cosas del supermercado pueden traer cualquier tipo de enfermedad ya que no sabemos dónde han sido guardadas y quien las ha tocado (por ejemplo ratas)".
“Es importante la idea de sumar cuidados y saber que hay otro frente que debemos atender y es el de los aerosoles. Todo parecería indicar que sí podemos relajar un poco con las cosas del súper o con cambiarnos la ropa cuando venimos de la calle, lo que en mayo del año pasado nos sacaba el sueño”, indicó.
“Esa energía hoy la tenemos que poner en el uso de barbijos con buen ajuste, en mantener la distancia de dos metros y en ventilar los espacios cerrados para cuidarse de la exposición a aire potencialmente contaminado por virus”, concluyó.