Los Ángeles (EE.UU.)
Inhumano, sin sentido, fuera de la ley. Así habla Jodie Foster de Guantánamo tras protagonizar "The Mauritanian", un thriller político y judicial acerca de las torturas y abusos cometidos en esa cárcel que se ha convertido en una de las mayores vergüenzas de Estados Unidos. "Guantánamo no es lo que EE.UU. somos como país", lamentó en una entrevista con la agencia española Efe.
Doble ganadora del Óscar a la mejor actriz ("The Accused", 1988, y "The Silence of the Lambs", 1991), Foster afronta aquí el reto de interpretar a una abogada convencida de que debe defender a cualquier persona, aunque sus clientes, en ocasiones, hayan podido cometer los peores actos de terrorismo.
Un extraordinario Tahar Rahim ("Un prophète", 2009), en la piel de un preso de Guantánamo, le da a Foster la réplica en esta reivindicativa y humanista cinta que se estrenará en los próximos días y que cuenta con Benedict Cumberbatch y Shailene Woodley en su robusto elenco, que está basada en hechos reales y que fue dirigida por el ecléctico Kevin Macdonald ("The Last King of Scotland", 2006).
--"Da 5 Bloods", "The Trial of the Chicago 7", ahora "The Mauritanian"... ¿Por qué el Hollywood actual está tan interesado en la política?
--Bueno, siempre ha habido películas políticas, siempre hemos tenido eso. Pero, personalmente, a mí me gustan las películas de personajes: nunca he sido una fan enorme de las películas políticas a menos que descubran la manera de salir adelante con un personaje, que es lo que creo que "The Mauritanian" consigue.
Me parece que esta película es muy relevante por lo que está sucediendo ahora. Mi rol, Nancy Hollander, es una abogada muy famosa de derechos civiles y justicia social que defiende a personas muchas de las cuales son terriblemente culpables de actividades criminales.
Ella cree que esa es su misión porque cree en el imperio de la ley, en la Constitución. Y este es uno de esos casos en los que entiendes por qué es tan importante el Estado de derecho. Sin duda, después del 11-S cuando todo el mundo estaba lleno de deseos de venganza, miedo e ira, era importante tener un poder judicial como equilibrio para que nuestro sistema siguiera funcionando.
--Su personaje cree firmemente que todo el mundo tiene derecho a la defensa. Pero, desde un punto de vista personal, ¿cómo consigue representar a gente que tal vez haya hecho cosas terribles?
--Creo que eso le ha pasado una gran factura a Nancy como persona y yo quería de verdad llevar eso a la pantalla. Ver cómo su misión en la vida, una misión muy noble de que la Constitución se debe defender a todo costo, también la ha obligado a tener este tipo de muro alrededor de ella. Ella tiene que ser muy desconfiada y recelosa, y no ha sido capaz de creer en las personas. Eso es muy duro y pasa factura.
Y luego ver cómo su relación con Mohamedou Ould Slahi (Rahim) a lo largo de los años la cambió. Él es muy cariñoso, humano, encantador y compasivo, y no deja que el sistema le rompa. Ella es como una figura maternal para él.
¿El fin de Guantánamo?
--Barack Obama intentó cerrar Guantánamo pero no pudo. ¿Qué espera de Joe Biden en este sentido?
--Guantánamo se cerrará al final porque es demasiado cara como para mantenerla. Esa es realmente la razón por la que Guantánamo se cerrará sea ahora o sea, ya sabes, dentro de unos años.
No tiene sentido. Y lo que deja al descubierto esta película es que no debería haber un mecanismo de la Justicia estadounidense que específicamente funcione fuera de EE.UU., en el extranjero, para que no tengamos que seguir ninguna de nuestras reglas. Es inhumano: no es lo que somos como país.
--Ha mencionado que EE.UU. reaccionó con miedo en el contexto internacional tras el 11-S. ¿Cómo se sale de eso? ¿Cómo se puede superar el miedo y operar de una manera algo más racional?
--Es una buena pregunta. Y creo que esta película la explora. Una de las maneras de hacerlo es mirar a nuestro pasado, mirar atrás y revisitar nuestra historia. Hacemos ese proceso de verdad y reconciliación y decimos: "¿Cómo podríamos haberlo hecho mejor? ¿Dónde metimos la pata? ¿A quién dejamos atrás y a quién hicimos daño?".
Haces ese tipo de restituciones porque, si no, lo vas a hacer de nuevo y se convierte en un terrible patrón. Ciertamente aprendimos eso con nuestras experiencias del Jim Crow en el sur (segregación racial contra los negros), el Sendero de Lágrimas de los nativos americanos (expulsión masiva de sus tierras) o con los campos de internamiento de japoneses (en suelo estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial).
Lo que este país ha hecho en estas partes oscuras de nuestra historia... Tenemos que volver a eso y entenderlo para no hacerlo de nuevo.