Desde Quito
Ecuador se encuentra a la espera de la contienda electoral del domingo, que será determinante para los próximos años en el país. Cada uno de los tres candidatos que encabezan las encuestas cerró sus actos de campaña el jueves en sus lugares de origen político: Andrés Arauz en Quito, Guillermo Lasso en Guayaquil, Yaku Pérez en Cuenca. Ese orden de preferencias es el que arrojaron la mayoría de las encuestas durante las últimas semanas. Se sabe, existen márgenes de error, fenómenos como el voto oculto, porcentajes de indecisos y cálculos políticos que pueden marcar determinadas encuestas en un escenario donde el debate es si habrá o no una segunda vuelta.
Una conclusión emerge de todas las encuestadoras: en caso de que efectivamente haya un balotaje, que sería el 11 de abril, sería entre Arauz y uno de los dos candidatos que le siguen. No existe, según los actuales números, una posible segunda vuelta que enfrente a Lasso y Pérez, segundo y tercero en las encuestas.
Lasso es una figura prototipo de la derecha latinoamericana: banquero, enriquecido en la crisis de 1999 en la cual su patrimonio de un millón de dólares declarados pasó a 31 millones, mientras millones de ecuatorianos se empobrecieron y emigraron del país. Está asociado a 49 empresas en paraísos fiscales y es director de la fundación Ecuador Libre que forma parte de la red Atlas Network, en la cual se nuclea gran parte de la derecha latinoamericana y española, con terminales en Estados Unidos.
Su relación y proyección con EEUU es, tal vez, el único tema en el marco de la campaña en que se expresa con claridad. Al responder sobre su política de relaciones internacionales afirma: “Nos acercaremos a países como los EEUU, históricamente es nuestro principal amigo, utilizamos su moneda. Los ecuatorianos cuando quieren viajar quieren ir a los EEUU en primer lugar, cuando quieren estudiar van a los EEUU principalmente, cuando les va mal en Ecuador quieren vivir en EEUU, un país de oportunidades. Es nuestro principal socio comercial, buscaremos un acuerdo de libre comercio”.
Lasso elaboró un discurso de promesas electorales que poco se acerca al programa neoliberal que busca llevar adelante: empoderamiento económico de las mujeres, paridad de género, educación gratuita, agua potable, alcantarillado, aumento de los salarios de 400 a 500 dólares, dos millones de empleos y un plan de vacunación de nueve millones de personas en los primeros cien días. Su plan de gobierno, sin embargo, es otro. Tiene, por ejemplo, entre sus puntos centrales una reforma del código laboral, así como la derogación de la Constitución de 2008.
En cuanto a la revolución ciudadana, su ataque se basa en dos ejes centrales. En primer lugar, retomar la noticia falsa de la Revista Semana, de Colombia, donde se afirmó que la campaña de Arauz había recibido financiamiento del Ejército de Liberación Nacional colombiano. En segundo lugar, un ataque al socialismo del siglo XXI que, según Lasso, llevaría 14 años en el país, es decir bajo los dos mandatos de Rafael Correa y el de Lenin Moreno, a pesar, en este último caso, de su giro explícito a un programa neoliberal.
Es en la crítica a los gobiernos de Correa y de Moreno donde los discursos de Lasso y de Pérez se encuentran públicamente. El candidato del partido Pachakutik, fundado en la década de los años 90 de la mano de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), sostiene que los gobiernos de la revolución ciudadana fueron “la década del saqueo en vez de la década ganada”.
La distancia entre la CONAIE y el correísmo no es nueva, algo que quedó expresado recientemente, por ejemplo, en el levantamiento indígena y popular de octubre de 2019 ante el intento de ejecución de un plan de ajuste de Moreno como parte del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En aquella oportunidad, la dirigencia de la CONAIE, que condujo protestas que fueron violentamente reprimidas, mostró un enfrentamiento abierto con el correismo que quedó expresado en la mesa de negociación entre el movimiento indígena y Moreno.
Lasso, con un proyecto de profundización neoliberal, y Pérez, quien se presenta como un dirigente de extracción popular, de izquierda, indígena, con énfasis en la dimensión medioambiental, son entonces la segunda y tercera fuerza en disputa en las elecciones del domingo. Las encuestas indican que uno de los dos sería que iría a un balotaje, en caso de que suceda. Lasso ha afirmado que apoyaría a Pérez en caso de que éste llegara a la segunda vuelta, un mensaje al que el candidato de Pachakutik respondió desmarcándose, pero sin aclarar cuál sería su posición en caso de que Lasso llegara a segunda vuelta.
La otra opción para el domingo, que se encuentra sobre la mesa, es una victoria en primera vuelta de Arauz, algo que el candidato de revolución ciudadana afirma que puede suceder, para lo cual debería alcanzar 40 por ciento de los votos con 10 puntos de diferencia sobre el segundo.