Como si se tratara de un advenimiento, Crisis (2018), el segundo álbum de JVLIAN, significó la conclusión de una de las agrupaciones más prometedoras de la música urbana argentina de la década pasada. Además, en su mejor momento. O al menos eso parecía. "Estaba hecho mierda", recuerda Julián Larquier, MC de la banda. "No sabía hacia dónde dirigir mi ser musical. Incluso pensé en armar otro grupo, pero mi cerebro no podía. Entonces apareció 0-600 con la propuesta, y le dije que lo íbamos a hacer."
Así nació el flamante álter ego y proyecto del artista. "Si bien costó, me encanta. Extraño la homogeneidad entre los instrumentos y las voces en vivo. Es algo mágico que no se compara con nada. Pero me reencontré con la música. Aunque fue casi una necesidad de fuerza mayor separarme de un proyecto y sentirme músico por mi propia cuenta."
El primer campanazo lo pegó en abril pasado, luego de presentar el video del single no muerto, en el que el también actor recreó a un Nosferatu existencialista en tiempos de trap. Ahí se conoció que este nuevo emprendimiento se llamaba Dinastía. Sin embargo, meses más tarde, cuando en noviembre estrenó su álbum debut, Alcazaba, se supo que en realidad era dinastia. "Sin tilde ni letra mayúscula", confirma Larquier, que presentará Alcazaba este sábado 13 de febrero a las 19:30 en el Museo Larreta (Cuba 2150).
En esta versión porteña, el vampiro rumano apareció ataviada como un caballero medieval: "Una vez que me cae el concepto en cualquier cosa que hago, pero más específicamente en la música, con una canción, una frase o la imagen para el video, la investigación viene siendo asociativa con la creación o con la composición", revela el artista y productor. "Antes de cerrar la idea, pienso en si lo que estoy amasando es real en mí."
La fortaleza
"La gente que elige verme y escucharme es porque ya tiene cierta información. Lo pueden asociar con algo que conocen, y eso les gusta", dice Julián. Pero su primer trabajo solista encierra un rasgo aún más críptico: "Quería que la bajada de música fuese en algún punto 'popular', para que toda la información no fuera un golpe de rareza", explica.
Si desglosamos el trasfondo del título, inspirado en las fortificaciones árabes erigidas durante la conquista musulmana de la península ibérica, nos toparemos con una idea que recorre el imaginario del álbum: la fortificación y su universo urbano. "Al ponerle dinastia al proyecto, ese universo estaba oculto, al menos para este disco. Esto podría haber sucedido en la Europa del 1500 o entre un grupo de pendejos en Latinoamérica. La fortaleza la pienso en esta época como un lugar de abandono, una reliquia o algo que no sirve."
Una antípoda, entonces, de esa representación de lo imponente y lo infranqueable a la que remite. Algo que bien condensan las letras: y es que los guerreros no usan anteojos. "Las personas que se defienden tanto, lo hacen porque por dentro son muy débiles o inseguras. Hay algo de eso en las canciones. Cuando el Nosferatu encerrado en el sótano sale, está muy débil y no sabe cómo morder a su amada. Es el miedo de estar oculto en algo fuerte, e intentar salir de ahí."
Llame ya
Por todo esto, estamos ante un disco debut (literal y metafóricamente) de cadencia enigmática, oscura y elegante, que oscila entre el trap gallardo de un tema como la voz de mil y el R&B melancólico que emana de snooze. Y que también se abre paso en el barroquismo a través del ya mentado no muerto. Siempre con la complicidad del productor 0-600 (alias de su colega Federico Ferrer) y la espalda del sello local I Need Sponsors.
"no muerto fue la primera canción que hice con 0-600. Me gusta esto de la sensibilidad del monstruo. O del mito que se vuelve débil. Lo que lo hace más especial", reconoce este confeso fan de la obra de Frank Ocean, Blood Orange y del boricua Arcángel. "No termino de sentir que el disco tenga un sonido trap. Tiene colores urbanos. Hay autotune, bombos, bajos y figuras rítmicas. Hicimos bastante trabajo no para desmarcarnos, sino para jugar a hacer algo diferente. Intenté pararme en otro lado de la música urbana."
Si bien se trata de su primera experiencia solista, todos los tracks fueron firmados junto a 0-600. "Generalmente, la idea inicial la llevaba yo, al igual que la estructura y los acordes. Pero él, además de meterle su color, estuvo al lado todo el tiempo midiendo mi líbido musical", detalla dinastia acerca de un álbum que tuvo en Lara91k a su otra invitada.
Mientras Alcazaba sigue probando sus posibilidades para "comprimir la rareza y explotar lo popular de forma auténtica", Larquier aún no estimó hasta cuándo llevara esa armadura encima. "El personaje que más sostuve como actor, que fue durante cinco años en una obra de teatro, empezó a afectarme mentalmente porque era medio violento. No me suele pasar. Pero me sirvió encarnar a este Nosferatu porque me ayudó en la escritura, me puedo permitir encarnar al personaje con el lápiz en la mano. Cada situación es diferente. Hay algo viril y heroico en el personaje de la tapa del disco, a pesar de que ni mira a cámara. Algo que lo sobrepasa."
* Sábado 13 de febrero a las 19:30 en el Museo Larreta, Cuba 2150.