A la par de la pandemia la preocupación por la ola de balaceras, crímenes y delitos que azota ala ciudad de Rosario llevó alas autoridades provinciales y municipales a formular acciones más visibles de cara a la sociedad. De eso se trataron los encuentros del viernes a la mañana entre el Ministro Marcelo Sain y funcionarios municipales y jefes delas fuerzas policiales --en la reunión semanal de la mesa de seguridad-- en el Distrito Sudoeste, en la cercanía de donde se produjo un impactante crimen de un hombre que jugaba la pelota con su hijo en la plaza del barrio. Allí Sain exhibió un dato que lejos de tranquilizar a la opinión pública, grafìca la necesidad de mostrar resultados que ciertamente no aparecen: "bajaron en conjunto los homicidios en enero" dijo el funcionario, que evitó referir a que en el primer año de gestión de Omar Perotti hubo mas homicidios que el último de Miguel Lifschitz. "Ahora la paz y el orden", fue el ariete de campaña del gobernador. El adverbio --como mínimo-- sigue siendo una expresión de deseos. Mas adelante, el titular de seguridad hizo una serie de consideraciones que resultan más interesantes que su descripción de los asistentes a marchas o reuniones exigiendo mejoras en el área, como si participar de organizaciones políticas o vecinales menoscabara el derecho a reclamar. "Es un llamado a toda una sociedad que tiene un 47% de pobreza. Si esperan una respuesta solo desde Seguridad están equivocados", dijo Sain.
A partir de ese concepto, que contradice en alguna medida la "lógica" que sostiene que hace falta más policía --Sain destacó el aumento de agentes y patrulleros--, Rosario/12 consultó Enrique Font, profesor titular de la cátedra de Criminología de la Facultad de Derecho de Rosario, quien hizo un análisis de la situación que se vive en la ciudad en la que residió hasta hace poco tiempo.
--¿La "seguridad" es un tema esencialmente policial?
--No. Es un fenómeno social complejo multicausal y como tal debe ser abordado de manera coherente con esa definición. Dentro de cada tipo de delito hay especificidades; si nos metemos con los "homicidios" --que es lo que más preocupa-- ahí hay que desagregar, porque una cosa son los que se caracterizan como "conflictos interpersonales" y otra los homicidios en ocasión de robo. No es lo mismo trabajar sobre femicidios o con los crímenes relacionados con las organizaciones delictivas.
--Tomando eso, hay un dato que sorprende. Los homicidios en ocasión de robo son pocos en relación a otras situaciones.
--Efectivamente, según el Ministerio Público de la Acusación, en Rosario son el 7,5% del total, que es un numero estadísticamente bajo. Lo que sucede es que producen un fuerte impacto social, ya que tienden a afectar a víctimas de sectores medios y en zonas que habitualmente no tienen tanto conflictividad. Por eso, hay que ser muy cuidadoso al encuadrar los tipos de homicidios, porque si vos vas a trabajar los homicidios que están llamando por "conflictos interpersonales", que a mí no me gusta llamarlos así, con los ocurridos en "ocasión de robo" le vas a errar. Lo mismo si metes ahí los femicidios, hay que tener datos e información precisa.
--¿La respuesta es más policía y más patrulleros, o eso es para "tranquilizar" y que se vea?
-- Hay estudios que se hicieron hace más de 30 años que establecen el número de policías que se requieren cada 100 mil habitantes, y si bien Santa Fe tiene menos efectivos que Córdoba o CABA, de todos modos ese no es el problemas principal. Sobre todos si vos tenés una policía ineficiente, corrupta, sin apoyo social, que no recibe información. Ahí el número pasa a ser secundario. Quienes hemos gestionado en Seguridad, sabemos que vos llegas a trabajar con la policía que tenés y ese es el nudo del asunto. El número muchas veces se usa para apaciguar los ánimos, y hasta se llega al extremo de tener de más, como ocurre en CABA. Pero más que nada, el número no tiene que ver con el resultado, con una base de efectivos que aquí se cumple, el resultado se mide en el estilo de trabajo.
--Y ahí Santa Fe sigue mal...
--Hay un dato fundamental, que es el reconocimiento social de la policía. La policía esclarece los delitos --y esto está estudiado hasta sobre Scotland Yard-- predominantemente con los datos que llegan voluntariamente de los ciudadanos. Las pocas encuestas sobre victimización que se han hecho en Santa Fe muestran que la gente piensa que "no pasa nada denunciando", o "si yo no llevo las pruebas no avanza", "la policía no hubiera hecho nada" o "el hecho no es importante", respuestas no muy diferentes de las que encontrás en el resto del país. Ese recuperación de confianza demanda tiempo y naturalmente decisión política.
--Está claro que la respuesta no es únicamente policial, y tomando eso de la decisión política, en Rosario se creo la GUM (guardia urbana municipal) en el mismo año que Medellín dispuso un presupuesto similar para poner en marcha el proyecto de "parques bibliotecas" de modo de captar a los chicos que estaban en las calles y ofrecer algo diferente para su futuro, y estamos hablando de un lugar emblemático de la narcocriminalidad. Y si bien no desapareció el problema, los indicadores son muy favorables.
--Medellín todavía tiene tasas muy altas de homicidios, pero consigue bajar a partir de un proceso muy amplio; la salida de la guerra, la legalización y amnistía, pero sobre todo una decisión política que atraviesa a los gobiernos nacionales, provinciales y municipales. Cada uno con su estilo, se ponen de acuerdo aún con las diferencias que hay en las policías. Colombia tiene un policía nacional muy dura, y distritales mas diversas, sin intermedios. Es un buen caso el de Medellín para demostrar que los delitos --y nos concentramos en homicidios-- se bajan con políticas integrales y a la vez se generan por la falta de esas políticas.
--Eso, lógicamente, excede al Ministerio de Seguridad...
--En 2008, desde el gobierno nacional, se trabajó en un programa auspiciado por Naciones Unidas para el desarrollo. Yo estaba en la Secretaría de Seguridad Interior, y armamos un proyecto de abordaje de "fenómenos delictivos a nivel local", hicimos eje en Santa Fe, ciudad que tenía tasas altísimas y luego Rosario, que no estaba como llegó a estar años después. El fenómeno elegido fue "homicidios en barrios populares con víctimas y victimarios muy jóvenes". Eso se implementó desde Nación y años después, cuando estuve al frente de la Secretaria de Acción Comunitaria tratamos de revitalizarlo en Rosario y podríamos decir que ese es el antecedente del "plan Abre", que necesariamente debe liderar otro ministerio que no es Seguridad.
--Eso es lo que no está pasando. El "Plan Abre" se reemplazó, con los retrocesos que eso implica.
-- En general ha sido así, cada gestión que asume deja de lado lo que se hacia anteriormente, aún en gestiones del mismo signo político. De todos modos, el "Plan Abre" no resolvió el problema porque no se trabajo como debía hacerse, las tasas más altas se dieron en 2013 y es un fenómeno que se veía venir. Nosotros en 2008, desde Nación, propusimos trabajar el tema "homicidios" como principal hipótesis de conflicto. Y desde 2010 en adelante se desencadena un ola creciente de delitos y una vez que se "ameseta" allí arriba el numero es muy difícil hacerlo bajar. En menos de una década, sobre todo 2013, 2014 y 2015 las estadísticas son más altas. Duplicamos a Córdoba en homicidios. La meseta sigue ahí, baja un poco 2019 y vuelve a subir en 2020, pero sin llegar a aquellos picos.
-- Esto coincide con la aparición de las bandas, cuando empiezan a tomar el centro de la escena Los Monos, Luis medina, Esteban Alvarado, y todo lo que sabemos...
--Yo creo que ahí la política cometió un gran error. Eso encubrió la realidad de los homicidios, los metió "bajo un paraguas" que lo explicaba todo, y en rigor los encubría. El intento fue "no te lo cuento", y fue que se empezó a hablar de "ajustes de cuentas" y entonces se mostraba como un logro que los homicidios en ocasión de robo fueran pocos, y por lo tanto, la gestión era un éxito. Y nosotros le decíamos al entonces ministro de Seguridad Álvaro Gaviola: "en todos lados hay pocos homicidios en robos, entonces prestemos atención a este fenómeno". Era en el comienzo de la gestión de Antonio Bonfatti, y yo, antes de irme me reuní con él y le advertí sobre los dos problemas centrales: la violencia policial y la participación en las bandas, y la suba de homicidios. Poco tiempo después empieza a caer presos jefes policiales, a partir del trabajo de un fiscal al que después corrieron.
--¿Y eso escaló y no se pudo o no se quiso parar?
--Ahí empezó una guerrita contra la droga, volteando búnkers, filmándolo y repartiéndolo a los medios. Y después, el discurso que se materializa luego en un juzgado provincial, con un juez (Vienna) que se fue a ver la pelea a Las Vegas con el padre de un detenido por narcotráfico, inventando una organización a la que le dieron cartel para "darle la calle" a la policía que venía del área de drogas, que no hizo otra cosa que rearmar el negocio. Eso provocó la locura de 2013, con tremenda violencia que terminó con todos presos, los policías también. Rosario tiene una particularidad, que es la violencia. ¿Por qué en Rosario y no en Córdoba --que se consume tanta cocaína como acá--? ¿Por qué no se cagan a tiros allá? Bueno, hay varias razones: una policía con un nivel de degradación gigantesco, un poder judicial también degradado en el sistema penal, con reparto de cargos desde el '83 en adelante. Y la reforma penal, que era la gran promesa, no cambio nada. Tenés fiscales presos, procesados, otros sospechados. En Rosario el "negocio" quedó en manos de sectores muy precarios, que arrancaron robando caballos para el cirujeo. La impronta de esos grupos es la violencia, no el negocio.
--¿La violencia extrema es un sello en Rosario?
--Es que en esos grupos la violencia es más identitaria que instrumental, porque al narco le conviene vender su producto, no andar a los tiros. Esto es un problema de violencia identitaria antes que criminal. El día que uno de "los Funes" aparece en El País de Madrid con un titulo que dice "cae en Rosario un joven narco", como si fuera Pablo Escobar, o un canal pone media hora al aire a un prófugo con una gorrita del "Mabu" (el más buscado), echas mucha leña al fuego. Yo tengo una hipótesis que no puedo comprobar pero sí expresar: las bandas cuando "perdían", perdían... Pero esto derivó en ataques al centro de justicia penal, a edificios públicos, a la casa de funcionarios judiciales, y eso es después de esa "megacausa", porque se dan cuenta de que no "pierden" porque cayeron, porque no les alcanzó la plata para "arreglar" a un comisario, sino que pierden porque fueron elegidos como los "villanos de Ciudad Gótica". Yo me acuerdo de una foto de Bonfatti, el Juez Vienna, el ministro Raúl Lamberto, y el fiscal Guillermo Camporini, en jefatura, después del allanamiento a los Cantero. Y a partir de eso, generar operaciones periodísticas y "subirle el cartel" a las bandas. Esa lógica es la que puede explicar lo que pasó. Nosotros en criminología tenemos un concepto que es "amplificación de la desviación" y es cuando vos haces algo para combatir el delito que termina complicándolo aún más, por la razón que sea. Bueno, eso fue lo que pasó. Además, creen que la economía de drogas se sigue manejando con organizaciones piramidales, incluso eso piensan en el MPA. Esto hace décadas que no es así , y en todo el mundo. Lo que tenés ahora son grupos fragmentados.
--¿Y ese error de diagnóstico a qué responde? ¿No saben, no se quieren meter?
--Hay un poco de todo. En el anterior gobierno había temor, no se querían meter. En el otro, le daban juego a la policía. Yo diría impericia, poca expertise además. Fijate que los equipos "vienen de afuera". Nos pasó a nosotros cuando nos convocó Daniel Cuenca, en el comienzo de Hermes Binner, que llegábamos de como "sapo de otro pozo". Habíamos hecho el acuerdo de seguridad democrática. Lo mismo le pasó a León Arslanian para la reforma en la provincia de Buenos Aires.
--¿Algo parecido ocurre con el ministro Sain ?
--Sí, tenés que armar equipos de "afuera". Él es peronista, de Buenos Aires, y me parece novedoso que el gobernador lo apoye así, no se veía desde que Jorge Obeid puso en el Ministerio a Roberto Rosúa, que hizo cambios estructurales y casi los mismos senadores que están hoy, le trababan las leyes en la legislatura. A mí me sorprendió que Perotti lo convocara, y me parece muy bien que lo sostenga. Lo va a complicar en el partido, seguramente.
--El tema que los resultados no lo ayudan, porque hace 14 meses que asumió ¿Cómo se sigue?
-- Hay cosas que destacar, empezó a depurar en serio a la policía. Generó un sistema de producción de información y mejora de tecnología, eso es fundamental inclusive para controlar a la policía. Conduce la policía, la gobierna. Le dio lugar a las mujeres y eso es muy importante, las mujeres sufren mucho la estructura de la policía y les dio cargos importantes dentro de una institución que "las dejaba afuera". Y están las tres leyes que mandó, y que es inexplicable que no las voten todos los legisladores, sobre todo los que se llenaban la boca hablando de la Seguridad democrática. Si las leen van a ver que es lo mismo que decía Daniel Cuenca, el primer ministro de Seguridad del socialismo.
--¿Qué falta entonces?
--Faltan políticas integrales de seguridad. Una política de prevención social del delito demanda una inversión importante. Para hacerla "a la Medellín" hay que disponer de mucho dinero.
--La provincia lo tiene. ¿En qué sería mejor invertirlo?
--Debería ir en el presupuesto por fuera de Seguridad, allí la logística y el personal se "comen" todo.
--Esa sería la decisión política de la que hablamos al comienzo.
--Sí, se trata de elegir prioridades y asignar recursos. Eso no depende del Ministerio de Seguridad. Además, si no "desactivás" todo el entramado de corrupción, lo que dispones a prevención social es desperdiciar la plata. Si no desarticulás la participación policial en la economía del delito, todo lo que hacés para buscarle salida laboral a los pibes, integrarlos, construir identidad no violenta, se va todo al carajo, si después viene el patrullero a recaudar lo del kiosco que vende, o maneja la prostitución o reparte las armas. Además, hay que proteger el empleo, generar trabajo. Eso también contribuye a la seguridad. Eso es política.