Todo comenzó con una denuncia en un programa de televisión, plagada de errores e inexactitudes. Siguió con el pedido de renuncia por parte del ministro de Cultura, Pablo Avelutto, al titular del Incaa, Alejandro Cacetta, que en rigor ya es ex, porque aceptó renunciar inmediatamente. Y continuó con lo que la comunidad del cine y la cultura denuncia como una avanzada contra la autarquía del Incaa, y por tanto contra los fondos millonarios que por ley le corresponden. Gracias a esos fondos el cine argentino es motivo de orgullo y la Escuela de Cine que depende del Instituto –la Enerc, que también fue atacada por las denuncias– puede formar a los que seguirán haciendo cine en todo el país. En estado de alerta, y tras una inédita asamblea que reunió a cientos de entidades ligadas al cine la semana pasada en el Gaumont –y que terminó exigiendo la renuncia de Avelluto–, la comunidad audiovisual vuelve a convocarse hoy a las 12 en la sede del Incaa (Lima 319), para definir los pasos a seguir.
La urgente reunión, a la que seguirá una conferencia de prensa, se acordó tras las recientes declaraciones de Avelluto, que vienen a confirmar las peores sospechas para muchos: a tono con el espíritu de purga de los tiempos que corren, el ministro confirmó que “a partir del lunes” (por hoy), “va a haber más desplazamientos en el plantel de gerentes” del Incaa. El motivo fue claramente explicitado: “algunos vienen del kirchnerismo”, sostuvo como acusación.
Avelluto salió a bajar un cambio en las acusaciones contra la persona de Cacetta, un funcionario nombrado por el actual gobierno y que contaba con el aval general de la industria de cine, tal como quedó demostrado con el unánime repudio que generó su renuncia forzada, que alzó las voces del más amplio arco, de Lucrecia Martel a Mariano Llinás o Juan José Campanella. Al hacerlo quedó claro cuál había sido el pecado de Cacetta, ahora exculpado en lo personal de la denuncia inicial de corrupción: el ex funcionario “es un hombre honesto y con mucha trayectoria y ha hecho un buen trabajo en el fomento del cine nacional”, lavó acusaciones el ministro. Pero remarcó que “no fueron convincentes” sus respuestas frente a presuntos casos de corrupción. Y reveló que le manifestó a Cacetta que “tenía que modificar su plantel de gerentes” porque esos presuntos casos de corrupción “estaban ocurriendo por debajo de él”: “A partir del lunes vamos a modificar el plantel de gerentes que tiene la institución, algunos de los cuales vienen del kirchnerismo”, concluyó.
Así de explícitas las cosas, la conformada Comunidad Audiovisual Argentina indica que la asamblea de hoy “se acordó luego de los dichos del ministro de Cultura, en donde se anuncian más despidos y una reestructuración integral del INCAA con intervención por parte de la Oficina Anticorrupción, sin precisar el alcance y sin haber tenido ningún diálogo con la Comunidad Audiovisual. Dicha intervención atenta contra la autarquía del Instituto, su atribución de autogobernarse, de administrar y auditar por sí mismo sus fondos”, explica.
“El Fondo de Fomento Cinematográfico está en riesgo. Es el fondo que establece la Ley de Cine para vehiculizar la recaudación destinada a la producción y al fomento de la industria audiovisual y que proviene del impuesto del diez por ciento a la entrada de cine y de un gravamen a las empresas de radiodifusión”, continúa el comunicado, al que habría que agregar que este último gravamen es el que hace ingresar la parte mayoritaria al fondo establecido por ley. “El riesgo actual es que a través de la nueva ley de convergencia que el Poder Ejecutivo promueve enviar al Congreso, se transforme a parte de las radiodifusoras en titulares de TICS –transmisoras de datos– quedando sin efecto dicho impuesto que sustenta al cine nacional”, se advierte. Lo que está en juego, entonces, es la recaudación del impuesto aplicado a la facturación publicitaria que el ex Comfer, la ex Afsca y el actual Enacom recaudan, tal como está establecido por ley. Y que no proviene de “la plata de la gente”, tal como malinformó Avelluto en sus declaraciones, dado que no se cobra a personas físicas, sino a las empresas de radio y televisión.
Ayer Cacetta dio su versión de los hechos, en declaraciones a Radio Con Vos. “Tal vez yo no acepté algún manejo espurio que me proponían y pagué las consecuencias. Hablar de corrupción, con mi trayectoria y con lo que he hecho… me cuesta estar hablando de corrupción. Pero también estoy viendo de dónde viene y cómo lo han tratado”, expresó. Sin dar nombres concretos aunque sí sembrando pistas para los que conocen el paño, el ex funcionario dijo que “los hechos de corrupción aparecen con denuncias que, cuando las empezás a ver y empezás a investigar quién las hizo, notás que ya están todas contestadas por la Unidad de Auditoría”, repasó. “Hice mi aporte a la industria dando este paso, exponiéndome, y terminando como muchos preveían, que fue como terminó, como me lo decía gente que sabe más de política”, dijo. Cacetta reconoció haberse reunido hasta dos veces por semana con miembros del Ministerio de Cultura para resolver los temas en cuestión y ayudar a que se los investigara. “Mi salida es definitiva porque no tiene que ver con esto (con las denuncias). El ministro Avelluto comentó otro tipo de situaciones, como utilizar la palabra ‘purga’, ‘el cuchillo al fondo’, como he escuchado. Es definitiva, evidentemente”, concluyó.