El FMI volvió a referirse a un acuerdo de financiamiento con la Argentina para antes de mayo, tal como planteó el ministro de Economía, Martín Guzmán. “Es importante tener un programa amplio que busque el balance entre el restablecimiento fiscal y financiero, por un lado, y por el otro lado seguir sosteniendo el comienzo de la recuperación de la economía después del impacto devastador de la pandemia. Es ambicioso pero es posible”, indicó Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del organismo. Además, destacó que la recuperación de la economía nacional sobre finales de 2020, junto a la de Brasil y Perú, estuvo por encima de lo que se preveía.
El Fondo ratificó su previsión de crecimiento para la economía argentina del 4,5 por ciento en 2021, que ya había sido anticipada a fines de enero. Esto implica una baja frente al 4,9 por ciento calculado en octubre pasado. En tanto, la región crecería un 4,1 por ciento este año, una mejora frente a la previsión del 3,6 por ciento de octubre pasado. Ese incremento en el pronóstico regional se explica por el cierre del 2020, que fue menos malo de lo previsto, junto a las perspectivas de los procesos de vacunación, el mayor crecimiento en los Estados Unidos y mejores precios commodities.
De todas formas, el FMI recordó que 17 millones de personas cayeron en la pobreza en la región en 2020 y espera que recién para 2025 la región pueda retomar los niveles de ingresos per cápita previos a la pandemia.
Werner consideró que este año la región va a tener un crecimiento económico dinámico, aunque ese resultado estará muy atado a la evolución de las variables sanitarias. El pronóstico de crecimiento, tal como está planteado, supone una reducción en el número de infecciones y en la mortalidad y menor saturación en los hospitales, por el impacto positivo de los procesos de vacunación.
La mejora de las previsiones para la región se encuadran dentro de un panorama más positivo para la economía global del que se esperaba hace unos meses. En relación a sus estimaciones de octubre de 2020, el FMI ahora espera que la economía mundial suba un 5,5 por ciento este año, en lugar del 5,2 por ciento que había sido estimado en ese momento.
En América latina, la caída del 7,4 por ciento en 2020 no se recupera con la mejora del 4,1 prevista para 2021. Del mismo modo, la merma del 4,5 por ciento de Brasil en 2020 es superior al avance del 3,6 por ciento en 2021, mientras que en México la baja del 8,5 tampoco se equilibra con el alza del 4,3. En el caso argentino, a la baja que el FMI estima para 2020, del 10,4 por ciento, le seguiría una mejora del 4,5 en 2021.
La negociación con Argentina
Consultado sobre el hecho de que en 2018 el FMI haya aprobado el mega-paquete de ayuda al gobierno de Mauricio Macri y que en tan poco tiempo el país busque la renegociación de dicho préstamo, Werner respondió lo siguiente: “América latina depende tanto de la exportación de productos primarios que la caída de los precios en los últimos años provocó una caída de los ingresos, lo cual llevó a la implementación de políticas diversas e impulsó los cambios en los ciclos políticos que hemos visto. Las democracias han seguido funcionando, pero la sociedad busca opciones. En ese contexto, nuestros equipos necesitan entender y estar abiertos para negociar programas económicos en donde se tengan en cuenta las prioridades de los diferentes gobiernos que las sociedades votaron”.
El organismo espera que la economía argentina crezca un 4,5 por ciento en 2021, luego de la caída de 2020 calculada en el 10,4 por ciento. Consultado sobre la situación inflacionaria del país, que siempre es caldo de cultivo para que el Fondo alimente la presión sobre el ajuste fiscal, Werner mostró una prudencia lógica dado el contexto de negociaciones con las autoridades nacionales. Se limitó a decir que “estamos trabajando con el Banco Central y el Ministerio de Economía tratando de entender cuáles son las razones del incremento inflacionario”.
En relación a la idea que el gobierno viene deslizando sobre una suba de las retenciones al agro para contener los precios internos de los alimentos, el funcionario del FMI dijo que “lo más importante es tener una política fiscal y monetaria basadas en un marco de mediano plazo tendientes a estabilizar los precios, en lugar de operar directamente sobre precios específicos. Aunque hay que hacer estudios más específicos”.