El ex futbolista y ex secretario de Deporte de la Nación, Claudio Morresi, la periodista Angela Lerena y el filosofo, ensayista y profesor Darío Sztajnszrajber fueron los protagonistas de una jugosa charla-debate que se realizó en la ex Esma, a propósito del deporte –más específicamente el fútbol– y los derechos humanos en los tiempos que corren. 

Tras las presentaciones de rigor, efectuadas por el joven Daniel Radusso, Morresi introdujo el tema citando la declaración de la Unesco. “El concepto se basa en que todo ser humano tiene el derecho fundamental de acceder a la educación física, la actividad física y el deporte sin discriminación alguna. Esta definición, a mi entender, depende de la concepción ideológica de quien gobierna un país ya que se pueden implementar a planes nacionales para que todos los sectores sociales puedan acceder a la practica deportiva o se puede dejar todo librado al mercado que definirá quien accede de acuerdo a su posición económica”, resumió. “Los Juegos Evita, las leyes de clubes barriales y el Enard y en contrapartida el fin del programa Fútbol para Todos son demostraciones claras de las diferentes posturas ideológicas de estos tiempos”, agregó Morresi, quien destacó también que cuando se emitía Fútbol para Todos durante el kirchnerismo se realizaban campañas en los intervalos que cumplían un importante rol social. “Desde las corporaciones mediáticas se omiten los resultados exitosos de varias de las campañas realizadas durante las transmisiones: aumento del 457 por ciento en los llamados de consulta para donación de sangre, aumento del 121 por ciento en los llamados en los servicios de prevención y asistencia por violencia de género, aumento del 30 por ciento en los llamados en denuncias vinculadas a la trata de personas, y aumento del 1200 por ciento en el servicio telefónico de orientación a las adicciones de Sedronar, por mencionar sólo algunas”, dijo. 

Angela Lerena destacó los valores del deporte para generar lazos solidarios, construir identidad y establecer vínculos de amistad y acercó dos casos a modo de ejemplo. “Cuando se construyó la cancha de San Lorenzo en el Bajo Flores los hinchas miraban con recelo la villa 1.11.14 y no faltaban quienes proponían construir un muro para separarlos, pero en el club decidieron integrar a los pibes de la villa permitiéndoles el uso de las instalaciones y en la Villa 31, la ex futbolista Mónica Santino (la Maradona del Mundo) desarrolla una tarea fenomenal con el fútbol femenino. Las chicas disputan con los varones el territorio de la cancha construida en la villa y hacen valer sus derechos. Además de hacerlas jugar, a veces con equipos que llegan desde otros barrios, Mónica Santino les brinda charlas de educación sexual, fundamentales en un medio en el que se desconoce que la llegada de un hijo puede ser planificada. Vale decir que las pibas juegan, se sienten orgullosas de su lugar de pertenencia y reciben información vital para su crecimiento”·

La periodista también se refirió a las dificultades de inserción en un medio machista y destacó que en Fútbol para Todos se le dio lugar a Viviana Vila, la primera comentarista en la televisión.

Sztajnszrajber, por su parte, se centró en su relación con el fútbol para disparar varias ideas polémicas. “Yo tengo una relación ambigua con el fútbol, dual. Me apasiona y a mismo tiempo le veo todas las hilachas y lo odio; es nocivo, hace mal, es justificativo de la explotación, la violencia, pero esta dualidad la tengo también con el amor, la religión y con la patria. Y trato de oscilar de un costado al otro. Cuando veo a mi  equipo (es un reconocido hincha de Estudiantes) me fanatizo, me angustio y  al mismo tiempo puedo escindirme, mirarme a mí y decir: “Mira este pelotudo lo que está haciendo. Está todo arreglado, como en la política cuando los dirigentes se pelean, arreglan y el pueblo y el militante padecen. Aquí pasa algo parecido”.

En referencia al lugar en el que se estaba desarrollando el encuentro (el Espacio de Deporte y Derechos Humanos en el edificio de Familiares de la ex Esma) dijo el filósofo: “He leído declaraciones de sobrevivientes que mientras padecían tortura al mismo escuchaban los gritos de la gente en la cancha de River y decían:’bien, ganamos’, eso les daba un poco de sosiego en circunstancias terribles. Eso es la condición humana. La dualidad que está presente y nos circunda”. 

“El fútbol –resaltó– genera comunidad pero ese trabajo se hace para derrotar al otro y negar al otro, jugamos en equipo pero para hacer puré al adversario. El fútbol tiene algo terrible. Los enemigos son todos los que no son mi equipo. Yo como bilardista que soy, neobilardista, me peleo con el lirismo. Si el fútbol fuera un espectáculo, no iría nadie. Uno va a la cancha a ver cómo destrozás al otro. El juego sublima la violencia, en vez de romperles la cara en la calle, querés ganarle, aplastarlo en la cancha. No deja de ser una cuestión de violencia”.

En el cierre hubo varias preguntas y quedó subyacente la idea de que otro deporte mejor es posible en la medida en que se trabaje en la educación de los jóvenes con políticas de Estado inclusivas.