El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se declaró inocente de los cargos de corrupción en la reanudación del juicio en su contra en un tribunal de Jerusalén, pocas semanas antes de unas elecciones generales en las que luchará por permanecer en el cargo. Netanyahu, quien está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza en tres casos separados, confirmó su declaración en una respuesta escrita a la acusación. Por primera vez en la historia de Israel un primer ministro en funciones es juzgado. Netanyahu calificó los cargos en su contra como un "intento de golpe".
El primer ministro está acusado de aceptar generosos obsequios de amigos ricos y ofrecer favores a poderosos magnates de los medios de comunicación a cambio de una cobertura favorable de él y su familia. El momento es difícil para Netanyahu, quien con 15 años en el poder es el primer ministro que más tiempo ha gobernado Israel, y espera extender su mandato de 12 años ganando las elecciones que se celebrarán el 23 de marzo. Según la ley israelí, Netanyahu podría enfrentar hasta 10 años de prisión si es declarado culpable de soborno, y un período máximo de tres años por fraude y abuso de confianza.
La ley local exige que los ministros del gabinete renuncien cuando se los acusa de delitos, pero no aborda específicamente el caso de un primer ministro acusado. En la audiencia de este lunes, los abogados de Netanyahu argumentaron en contra de los casos por motivos de procedimiento, diciendo que el fiscal general no había aprobado debidamente las investigaciones por escrito. Netanyahu se fue después de unos 20 minutos sin dar declaraciones.
La audiencia continuó en su ausencia, con sus abogados alegando durante más de una hora que no se habían seguido los procedimientos constitucionales. La fiscalía luego rechazó esos argumentos, diciendo que el fiscal general había aprobado las investigaciones en decenas de reuniones.
Netanyahu desestimó con vehemencia los cargos en su contra como una "caza de brujas" de la izquierda encabezada por lo que él describe como agentes de la ley y medios de comunicación sesgados que esperan expulsarlo de su cargo.
En febrero de 2018, la policía israelí dijo que había pruebas suficientes para presentar tres casos contra el primer ministro, etiquetados como "1.000", "2.000" y "4.000". Un año después, el fiscal general de Israel, Avichai Mandelblit, recomendó que el primer ministro fuera acusado de fraude y abuso de confianza en los tres casos, con un cargo adicional de soborno en el tercero de los casos.
La recomendación del fiscal general se produjo solo dos meses antes de lo que se convertiría en la primera de tres elecciones generales extraordinarias y no concluyentes en 11 meses desde abril de 2019.
Haciendo campaña bajo la sombra de la acusación y luchando contra una nueva alianza centrista encabezada por su exjefe del ejército Benny Gantz, Netanyahu no pudo obtener suficientes votos para construir una coalición mayoritaria por su cuenta y, en cambio, formó una alianza tumultuosa con su principal rival electoral. Sin embargo, esa coalición se derrumbó en diciembre y ahora se enfrenta a una gran batalla por la reelección en las elecciones parlamentarias de marzo mientras aún está siendo juzgado.
Netanyahu espera hacer campaña argumentando haber sacado a Israel de la pandemia al encabezar una de las campañas de vacunación más exitosas del mundo. Sostiene que personalmente obtuvo millones de dosis de las principales compañías farmacéuticas, lo que le permitió a Israel vacunar a más de un tercio de su población de 9,3 millones hasta ahora. El primer ministro espera haber vacunado a toda la población adulta hacia fines de marzo.
Según la ley israelí, incluso si Netanyahu fuera condenado, no se vería obligado a renunciar como primer ministro hasta que se agotasen todas las apelaciones y los procesos legales. Se espera que el juicio dure más de un año, sobre todo porque las sesiones se pospusieron debido a la pandemia.
The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12. Traducción: Celita Doyhambéhère