El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, afrontará este martes el inicio de un segundo juicio político en apenas un año, con la esperanza de que otra vez contará con el apoyo de la bancada republicana en el Senado. Luego de que el pasado seis de enero cientos de seguidores radicalizados de Trump irrumpieran en el Congreso durante una sesión clave para la transición del poder, el Senado juzgará al expresidente por un solo cargo por el que lo acusó la Cámara de Representantes: el de "incitación a la insurrección".
El equipo de abogados de Trump llamó al Senado a desestimar el juicio político por inconstitucional y advirtió que los demócratas están armando un "teatro político" en lugar de una "justicia justa". Pero los demócratas a cargo de la acusación respondieron afirmando que el magnate es responsable del "más grave crimen constitucional jamás cometido" por un mandatario de Estados Unidos. Por cuarta vez en la historia del país, un presidente acusado será juzgado. Dos de esos procesos involucran a Trump. Un fallo que condene al exmandatario, que no ocurrirá si los republicanos votan en bloque tal como se espera, lo excluiría de una eventual competencia en las presidenciales de 2024.
"El artículo de acusación presentado por la Cámara es inconstitucional por una variedad de razones, cualquiera de las cuales por sí sola sería motivo de sobreseimiento inmediato", aseguraron los abogados de Trump en un escrito de 78 páginas en la víspera del inicio del juicio. La defensa fue categórica al sostener que era "simplemente absurdo" argumentar que Trump invocó a una turba para cometer un crimen violento, y rechazó la viabilidad de juzgar a un expresidente.
Pero los nueve encargados de la acusación, todos ellos legisladores demócratas de la Cámara Baja y abogados, inmediatamente arremetieron contra esa postura, señalando que había una evidencia "abrumadora" de delitos y faltas graves procesables. "No hay una excepción en la Constitución que permita a los presidentes abusar de su poder en sus últimos días de mandato sin rendir cuentas", expusieron este lunes en un documento.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos, de amplia mayoría demócrata, aprobó hace un mes con 232 votos a favor y 197 en contra, el inicio de un nuevo impeachment bajo un único artículo de acusación por "incitación a la insurrección" por el rol desempeñado en el asalto al Congreso que perpetraron sus seguidores más reaccionarios. El texto de 82 páginas también señala que en los meses previos al asalto, el presidente “repetidamente realizó afirmaciones falsas asegurando que los resultados de las elecciones fueron producto de un fraude generalizado".
Aquella votación en la Cámara Baja contó con el apoyo de diez republicanos, entre ellos algunas figuras consagradas como la congresista por Wyoming, Liz Cheney. Pero en el Senado, donde el oficialismo demócrata cuenta con la mínima mayoría que le da el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris, necesita contar con al menos el aval de 17 republicanos para que el juicio político pueda salir adelante, lo que parece bastante improbable si se consideran las declaraciones de muchos senadores republicanos que cuestionaron la legitimidad del proceso.