No sé qué estamos discutiendo.
¿Presencialidad vs distancia?
¿Es acaso esta nueva presencialidad llena de restricciones, incompletud, tensión y riesgo nuestra apuesta pedagógica?
¿Lo es la continuidad virtual con insumos y conectividad sólo para algunos, dispositivos compartidos, condiciones de precariedad al interior de los hogares, hartazgo de zoom viéndose horas en cuadraditos como cajas de ravioles?
¿Y qué decir de ese ir y venir que tantas escuelas han hecho en Europa? Una semana sí, un mes y medio no y vuelta a empezar y vuelta a suspender ¿Hay acaso algo rescatable en eso cuando escuela es sinónimo de estabilidad y continuidad?
Cuando comenzó la pandemia no imaginábamos que en el 2021 tendríamos este escenario para la educación; un escenario en el que no hay soluciones óptimas. Pero es un hecho y se trata ahora de crear/reclamar/exigir las mejores condiciones que decididamente no son las mismas para todas las instituciones educativas.
Hay escuelas a las que algunos alumnos llegan en auto con su chofer; las hay donde tras 2 horas de cabalgata los hermanitos llegan a caballo. Escuelas pequeñas en parajes aislados, inmensas en edificios que ocupan una manzana ¿Puede haber entonces una sola directiva uniforme y vertical que pretenda acatamiento?
Históricamente se han hecho sucesivas reformas educativas, metodológicas, curriculares… al margen de la opinión y participación de los docentes ¿No estaremos ante la oportunidad de producir un cambio?
Sólo el equipo docente tiene la capacidad de analizar su situación concreta y aportar propuestas.
¿Es consultado? Cuál es su grado de autonomía?
Se reúnen los ministros de Educación, los gobernadores, hay reuniones en las que participan funcionarios de la Salud y en algunos casos los sindicatos.
Pero cada equipo docente y directivo es el que conoce su territorio: sabe con qué espacio físico cuenta y cuál es su estado, cuál es su matrícula, cuántos niños/as siguieron o no las clases y tareas…
Saben sin duda las características de su comunidad: cómo se compone cada familia, su situación laboral, a qué distancia viven, su organización en la vida cotidiana para asegurar la asistencia a la escuela, sus recursos psíquicos para hacer un acompañamiento.
Esos equipos docentes son los que deberán hacer diagnóstico para tomar decisiones, pensar organigramas posibles de asistencia alternada, participar en la diagramación de protocolos, relevar qué necesitan fortalecer o modificar en el funcionamiento Institucional para que la nueva presencialidad sea con más ganancia que costo.
2021 será una vez más de enorme esfuerzo para los y las docentes. En nada contribuyen las amenazas ni las presiones. La pedagogía del cuidado comienza por ellos: valorar su trabajo, otorgar confianza, respetar sus conocimientos y darles apoyo y contención para que a su vez lo puedan dar a las familias.
Mirta Goldberg
Licenciada en Educación
Conductora de Caminos de tiza.TV Pública