Más rápido, con menos dolor, con un porcentaje casi absoluto de efectividad. Así es el tratamiento combinado entre mifepristona y misoprostol para interrumpir embarazos en el primer trimestre. Pero la mifepristona no está disponible en la Argentina. Con el aborto legal vigente desde el 24 de enero, ahora viene el tiempo del acceso efectivo. Como ya se ha reiterado, el 80 por ciento de las interrupciones hasta la semana 14 se realizan con medicamentos y en casa, con la mínima intervención del personal de salud para recetar e indicar, así como la provisión de métodos anticonceptivos en la consejería posaborto prevista en la ley. Hasta ahora, en la Argentina, sólo está disponible el misoprostol. Pero las dos drogas fueron consideradas esenciales por la Organización Mundial de la Salud desde 2005. La falta de esta droga es un obstáculo importante: “El problema es la falta de disponibilidad, no es que uno pueda ir o pagarlo súper caro. La única forma de conseguirlo es una importación. Un laboratorio lo podría importar, el Estado lo podría importar. El problema es que nadie lo hace”, expresa Andrés López Cabello, abogado del CELS y autor del documento Medicamentos esenciales y políticas de estado: el acceso a la mifepristona y al misoprostol como derecho a la salud en abortos legales, de septiembre de 2020.
La mifepristona es una droga nacida en Francia, como ya se contó en Las 12. Desde la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a la Salud impulsan la necesidad de contar con este insumo. “Acá en Argentina no es un medicamento que sea reconocido por la Anmat, sí apostamos a que haya producción pública de medicamentos y sabemos que contamos con universidades y laboratorios públicos que están preparados para garantizar el desarrollo y la producción de éste”, planteó Micaela Zucconi, trabajadora social e integrante de la regional La Plata, Berisso y Ensenada de la Red. “Si con la lucha feminista logramos la IVE, seguimos la lucha por la plena implementación, para que se remuevan los obstáculos presentes y también para poder avanzar con las resoluciones de aborto con la medicación adecuada”, agregó.
Esta combinación de misoprostol y mifepristona es indicada como la mejor opción por la Organización Mundial de la Salud desde 2005, aunque entonces planteaba la necesidad de una estrecha supervisión médica. En su última actualización, sacó ese requisito.
“La mifepristona termina el proceso del embarazo, mientras el misoprostol lo que hace es expulsar el producto de la gestación. A falta del producto, la OMS indica sólo misoprostol”, plantea López Cabello. “Esto sin mifepristona es menos efectivo que si se realizara con las dos pastillas. Hay un muy leve porcentaje en los que es necesario terminar con aspiración manual endouterina (AMEU), todo toma más tiempo, el proceso es más largo y es más doloroso para la mujer”, explicó López Cabello.
El protocolo de Interrupción Legal del Embarazo actualizado en 2019, toma la indicación de la OMS para indicar la combinación de mifepristona y misoprostol. Esto puede leerse en la página 37 de ese documento público. Para la Red de Profesionales, es imperioso “avanzar en poner en agenda la necesidad de la producción de un medicamento que reduzca el tiempo, el dolor y que lo haga más efectivo”, expresó Zucconi.
Si bien el aborto con medicamentos es siempre seguro, cuando se combinan las dos drogas, la eficacia trepa de entre un 75 y 90 por ciento al 98 por ciento, según la publicación “Aborto sin riesgos, guía técnica y de políticas para sistemas de salud”, de la OMS. “Es una opción de mayor calidad. Después de toda la situación que la clandestinidad ha llevado al aborto, de hacerlo en condiciones difíciles, con un montón de obstáculos, pensar en una medicación que puede generar todo esto con menos dolor, en menor tiempo, con mayores condiciones de efectividad, tiene que estar al alcance”, enfatizó Zucconi.
Con ese antecedente, desde la Red de Profesionales, Zucconi recuerda que existe “personal en las universidades capaces de desarrollar todo el proceso de investigación y de producción y hay laboratorios públicos preparados para empezar esta producción. Es la autorización, es el desarrollo y es la accesibilidad del medicamento, son tres cuestiones que se tienen que conjugar. Es muy reciente la habilitación del Anmat del misoprostol producido en Santa Fe con efectos de comercialización”. Como parte de la historia de activismo de la Red de Profesionales, nacida en 2014 al calor de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, Zucconi recordó que “se van dando avances sobre este tema que nos plantean un escenario político y social. Es un proceso de la lucha histórica del movimiento feminista en las calles que necesitamos seguir generando condiciones para que el aborto sea resuelto en las mejores condiciones y estándares de calidad posible”.
Con la ley 27.610 vigente, apenas comenzó febrero, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) aprobó el misoprostol del LIF para todo el país. El laboratorio público de Santa Fe podrá venderle a otras jurisdicciones pero, por su estatuto, no lo hará en farmacias. Esa limitación tiene un impacto negativo en la accesibilidad del aborto: las marcas disponibles en el mercado oscilan entre más de 10.000 y más de 6000 pesos, ya sea de Laboratorios Beta y Domínguez. La producción pública tiene un costo de menos de la mitad.
Para López Cabello, urge la solución. “Sería bueno que el estado ya se ponga a importar mifepristona, o sea, hay aborto legal hace 100 años y todavía no está disponible el mejor método, el más seguro y efectivo para abortar. El estado podría desde ya empezar a importar. Un segundo paso positivo sería que un laboratorio privado se pusiera a producir. El tercer paso que sería espectacular sería que un laboratorio público lo produzca. La mifespristona no es un medicamento especialmente difícil de producir. Hay 40 laboratorios públicos en el país. Eso lo haría más accesible”, afirmó el abogado del área de litigio del CELS.
Sumado a la falta de disponibilidad de la mifepristona, otros obstáculos innecesarios al ejercicio del derecho al aborto son la exigencia de receta archivada para el misoprostol y el alto precio, ya que entre 2016 y 2020 sus presentaciones comerciales aumentaron 256 por ciento, por encima de la inflación acumulada, según el Observatorio Nacional de Acceso al Misoprostol. “Es una lástima que el medicamento del LIF no llegue a las farmacias. No existe ninguna razón médica o terapéutica para restringirlo al ámbito hospitalario”, consideró López Cabello, quien recordó la acción judicial que inició Portal de Belén, la organización antiderechos, que en diciembre de 2019 logró que por unos pocos días estuviera prohibido vender al público el medicamento del laboratorio Domínguez.
Sobre la receta archivada, también López Cabello considera que es innecesaria. . “Podríamos llegar a discutir si hace falta una receta normal. Lo único que hace la receta archivada es disuadir a los médicos. Es un obstáculo, que no está pensado de forma terapéutica, es más ideológico”, argumentó.