En medio de la pandemia, el Festival Temporada Alta, clásico del verano porteño organizado por Timbre 4, se reinventa con un formato híbrido. Combinará la presencialidad en espacios abiertos y cerrados, zooms y otro tipo de curiosas experiencias hijas de esta época. "En tiempos en que todo está en riesgo, en que el teatro puede desaparecer, es súper necesario hacerlo", expresa Max Seugé, productor de la sala independiente de Boedo, que reabrió sus puertas el 9 de enero. En la novena edición del encuentro, que arranca este jueves, se podrá acceder a trabajos artísticos de Cataluña, México, Chile, Francia y la Argentina.

Por primera vez se incorporarán formatos audiovisuales. Además, se realizarán acciones en simultáneo con las ediciones del festival en Uruguay y Perú. Narcís Puig, curador del Temporada Alta de Girona -donde este evento nació hace 27 años- comenta que en algún momento estuvo en duda el hecho de hacerlo, tanto en Buenos Aires como en Montevideo y Lima. "La decisión fue 'vamos a hacerlo, sea como sea, de la forma en que sea', planificando con un poco menos de tiempo. Estuvimos esperando a ver si tenía sentido hacer algo presencial con las compañías catalanas, pero luego vimos que era muy complicado, sobre todo pensando que viajarían a tres países con situaciones sanitarias distintas", relata el productor ejecutivo de la versión local, rol que comparte con Seugé y Jonathan Zak.

"Ha sido un desafío enorme pensar la programación. Usualmente la pensamos con mucho tiempo y en esta oportunidad estaba sometida a muchos escenarios distintos. Ni bien avanzó nuestra agenda, tuvimos que tomar decisiones. Llegamos a una edición especial en la que la mayoría de los trabajos da cuenta del escenario del último año; está atravesada por la pandemia en sus modalidades de producción. Y en un lugar de reflexión que me parece súper interesante, sin poner sobre la mesa a la pandemia temáticamente", resume a Página/12 Mónica Acevedo, coordinadora artística del Temporada Alta en Buenos Aires (TABA).

Considerado uno de los festivales de artes escénicas más importantes de España, se celebra en las ciudades catalanas de Girona y Salt durante octubre, noviembre y diciembre. Nacido en 1992 con el objetivo de difundir obras catalanas, con el tiempo incorporó títulos de otras regiones españolas e incluso de otros países. En ese marco la compañía dirigida por Claudio Tolcachir viajó con sus espectáculos y selló el lazo que promovió la creación de la edición local, en marcha cada verano desde 2013. "Hacer el festival en estos tiempos fue una decisión que tomamos con mucha conciencia. Queremos defender este proyecto y seguir generando lazos. Al ser su esencia el encuentro, el teatro está castigado en todo el mundo. Nos pareció relevante, al verlo imposibilitado, generar una edición que hable de este momento, que dialogue con lo que está sucediendo", explica Acevedo.

La programación

Psicosis de las 4.48. Foto: gentileza TABA

"En todos estos meses de salas cerradas, el Zoom nos dio la posibilidad de sobrevivir. Si no fuera por él no hubiera habido teatro. Podemos también decir que no es teatro y es verdad: es otra cosa. Pero fue un lugar donde pudimos poner algo de lo que queríamos hacer", reflexiona Seugé. "Nos peleamos con la herramienta, puteamos con la computadora y la conexión, pero fue donde pudimos volcar todo. No sé si va a seguir: creo que hay mucha necesidad de teatro presencial. Es otra cosa ir al teatro, una alegría, es distinto. Pero quizás el Zoom y el streaming sigan para cosas que no podamos llegar a ver de otros países". La nueva edición de TABA va, de todos modos, más allá del Zoom. Incorpora opciones presenciales para un solo espectador, experiencias a través de audioguía, audiovisuales y funciones presenciales en sala para aforo reducido al 50 por ciento.

Desde Cataluña, el dúo de artistas sonoros CaboSanRoque presentará Audioguía para supermercado en tiempo de pandemia, un montaje para descargar y escuchar a través del celular o la tablet en un supermercado. El Conde de Torrefiel, una de las compañías catalanas con más proyección internacional, ofrecerá Se respira en el jardín como en un bosque, experiencia escénica para un único espectador. La grilla catalana la completan Psicosis de las 4.48, de Sarah Kane, con la actuación de Anna Alarcón, e Informe para una academia, de Franz Kafka, con interpretación de Iván Benet. Estas dos son obras que se verán en vivo a través de Zoom.

Proyecto Mujeres. Foto: gentileza Nacho Ponce.


Por otra parte, la compañía mexicana Vaca 35 mostrará online dos trabajos en proceso: Proyecto Mujeres y Cuando todos pensaban que habíamos desaparecido. Se trata de dos materiales en coproducción entre Timbre 4 y Vaca 35, con integrantes mexicanos y argentinos. Chile estará presente en el campo audiovisual con Mirando fijo algo que explota, mediometraje dirigido por Tomás Espinosa, sobre el estallido social en Chile durante octubre de 2019, particularmente centrado en las víctimas de trauma ocular. También de este país se presentará Contagio creativo, resultado de la primera residencia inclusiva en danza del Centro Cultural Gabriela Mistral. Es un trabajo colectivo en formato digital con un equipo creativo que abarca desde artistas no profesionales a personas en situación de discapacidad.

Mirando fijo algo que explota. Foto: gentileza TABA.

Por Francia, a través de la plataforma online de Timbre 4, se proyectará Lettres du continent, de Virginie Dupray, pieza audiovisual compuesta por 21 cartas, escritas en 2020, que atestiguan diversos autorretratos de una nueva generación de bailarines, coreógrafos, intérpretes y directores. De manera presencial se podrá ver Les impassé.e.s, un dispositivo coreográfico creado por Julie Nioche durante el confinamiento. La pieza de danza contemporánea será dirigida a distancia, con bailarines locales, en Buenos Aires y Lima. Imprenteros, de Lorena Vega y hermanos, representará a la Argentina. Es una obra de teatro documental que revisita la imprenta familiar como el lugar perdido por tres hermanos. Habrá dos funciones presenciales en la sala de Avenida Boedo 640.

A todo esto se suma el clásico torneo de dramaturgia transatlántico: se leerán dos textos argentinos y dos catalanes, y el público presente en el teatro deberá votar quiénes pasan a la final. También habrá charlas con compañías y artistas. Las entradas para las actividades cuestan desde 400 pesos y hay aparte actividades gratuitas. La programación completa puede consultarse en www.temporadaaltaenbuenosaires.com.

"Todos los trabajos están atravesados por lo que nos pasa. Tienen un sentido vinculado con la soledad, por ejemplo, la propuesta para ser escuchada en el supermercado. O la de Francia, en la que dos bailarines interpelan a la gente en la calle, donde hoy tenemos la traba del barbijo. No se interactúa igual, ya sea con la palabra o con el cuerpo", dice Seugé.

Acevedo analiza: "Lo primero que se ha visto afectado en la pandemia es la posibilidad de estar presentes en un mismo espacio creadores y artistas. De distintas maneras cada uno ha ido desplazando su trabajo a la posibilidad online o remota, o a la de generar una experiencia con un otro poniendo de relieve precisamente la idea de experiencia, en otras modalidades. Los trabajos dan cuenta de esto y de cómo el escenario, la contingencia, se integran en las búsquedas, sin que eso se convierta en hablar de la pandemia". Y agrega que, si bien "hay de todo un poco", las propuestas de la novena edición están cruzadas por "una reflexión en torno a la mirada". "Se alimentan del espectador, ven qué reciben de él para generarse; hay un pensamiento en torno al encuentro con el otro, y a cómo afecta y modifica", completa.

Según Puig, las compañías teatrales alrededor del mundo "reaccionaron muy rápidamente" ante las restricciones. "La pandemia ha acelerado formatos que apelan a las nuevas tecnologías. Ya existían pero esto se aceleró muchísimo", afirma el curador. También cuenta que en Girona el festival se realizó de manera presencial; con menos cantidad de público, claro. Fue con un cierre de las salas en el medio de su desarrollo, lo cual obligó a extenderlo. "La experiencia es positiva pero nos gustaría volver a la situación de normalidad. Queremos hacer festivales trabajando con los artistas en directo, estando cerca, porque ése es el objetivo", remarca.

La situación de la sala

Se respira en el jardín como en un bosque. Foto: gentileza Iñaki Álvarez.

El "surtido" de la oferta -en palabras de Acevedo- no solamente responde a las modificaciones en las modalidades de producción que la pandemia impuso e impone. También es una cuestión ligada a la recepción. "Es una gran alegría generar un festival que tenga esta diversidad. Por un lado, intenta un encuentro cara a cara con los espectadores, mientras que también existen posibilidades para quienes quieran esperar un poco más para ir a las salas. Pueden aprovechar a conocer trabajos de otros lugares del mundo. Queremos dar espacio a todos para que puedan sentirse cómodos en sus distintas decisiones. Hay muchísima gente ávida de volver y otra necesita esperar", reconoce. "Al comienzo de la pandemia, la gente estaba más propicia a ver cosas en Internet. Ahora selecciona más. Ya hay teatro presencial, es difícil rivalizar con él apostando a formatos que se asocian con la pandemia", dice, por su parte, Seugé.

De acuerdo a un informe realizado por Alternativa y la asociación civil Enfoque Consumos Culturales, el 85 por ciento de quienes respondieron a una encuesta dijo que no había asistido a ninguna obra de artes escénicas desde que algunas salas están abiertas. Un 15 respondió que sí. Estos números deben ser puestos en relación con la menor oferta en términos de salas y funciones, la reducción del aforo y la situación epidemiológica de enero.

En este contexto, Timbre 4 es una de las pocas salas independientes que reabrió sus puertas, el 9 de enero. La última obra que se sumó a la cartelera es Algo podría salir mal, de Hernan Casciari y Corina Fiorillo (quien también dirige). Puede verse tanto presencialmente como en streaming. También están Hijas, de Sofia Badia, Leticia Coronel, Federico Pereyra, con dirección escénica de Carla di Grazia y Hugo Martínez; La persona deprimida, con María Onetto, dirigida por Daniel Veronese y con texto de David Foster Wallace; y La vida extraordinaria, de y dirigida por Mariano Tenconi Blanco, con Valeria Lois y Lorena Vega. Próximamente se sumarán Los arrepentidos, también con dirección de Veronese, de Marcus Lindeen, con Mónica Raiola y Luciano Suardi; y Juicio a una zorra, de Miguel del Arco, con dirección de Fiorillo.

A la mayoría de los espacios alternativos se les complica retomar la actividad por las exigencias del protocolo en torno a la ventilación, entre otras cosas. "Por suerte está viniendo mucha gente. Estamos casi agotados en todas las obras que hacemos. Nos da mucha alegría. La reapertura fue un gran trabajo para nosotros, desde todo punto de vista", cuenta Seugé. La compañía debió hacer una inversión importante para, precisamente, adaptarse a las exigencias en la ventilación. "Muchos teatros no pudieron abrir y eso es grave, lo más triste, porque la inversión es brutal. Nosotros decidimos ir para adelante y por suerte el público nos sigue. Nuestro proyecto está vivo y peleándola día a día", añade el productor. El mes próximo reabrirá la escuela, "eje fundamental para Timbre".

“Este festival es un delicioso palo de flotación que nos impulsa y nos sostiene. Un imposible en medio de tantos imposibles que nos rodean. Timbre 4 se convirtió, en estos tiempos más que nunca, en una casa receptora. Un espacio de cobijo y difusión para los que estaban más solos”, dice Tolcachir, director de la compañía. “Hace tiempo que Temporada Alta promueve, presenta, acompaña y apoya a diferentes artistas. Por tal motivo, era natural que este año tengamos una edición original, excitante, solidaria y conmovedora. Me llena de orgullo poder afirmar que acá estamos llenos de incertidumbres, pero agarrados de las manos y proyectando futuro”, concluye.

Geografía Teatral

Necesidad de expresarse

Mirando fijo algo que explota narra la historia de un estudiante sin género específico que es víctima de trauma ocular durante una manifestación en Chile. Con dirección y guión de Tomás Espinosa, es un trabajo de la compañía trasandina Geografía Teatral. "El proceso de producción fue emocionalmente muy intenso ya que, si bien tomamos todos los cuidados, fue durante el invierno en plena pandemia, en el cual todavía existía mucho miedo al contagio. Pero al mismo tiempo había una necesidad mayor de expresarnos, ya que en Chile el encierro vino a reprimir un fenómeno social muy potente, un despertar social, que estaba logrando cambios mediante manifestaciones en el espacio público", cuenta vía mail Espinosa, en nombre de todo el grupo.

"Esto hizo del proceso de producción un espacio de resistencia cultural. En medio del miedo trabajamos por seguir informando y sensibilizando sobre la violencia de Estado en el mandato de Sebastián Piñera, que ha dejado a más de 460 personas con graves daños en sus ojos por disparos de la policía a manifestantes, injusticia que sigue impune y fue motor y argumento del guión y la producción". Opina que si bien la pandemia es un "tremendo golpe al teatro" también generó "la motivación de buscar mil formas nuevas de continuar entreteniendo, sensibilizando, conectando con el público". "Al ser estas obras/esfuerzos expuestas por plataformas digitales y redes sociales, ha significado una creación impresionante de nuevos lazos entre teatristas", asegura. El mediometraje estará disponible desde el viernes 12 hasta el domingo 21 a las 21.

Vaca 35

Espacio de resistencia

Damián Cervantes, director de la compañía mexicana Vaca 35, anticipa: “Cuando todos pensaban que habíamos desaparecido (viernes 19 a las 20.30, por Zoom) es un proceso acerca de las nostalgias, la búsqueda personal e histórica de lo que nos funda, la comida y el rito que implica comer. Este primer arribo busca ser una celebración, una idea, una nostalgia de que nos sentaremos a la mesa una vez más. No solo a nivel teatral, sino también pandémico, de los espectadores. La segunda producción, Proyecto Mujeres (sábado 20 a las 20) es una reflexión profunda sobre qué está atravesando ese cuerpo común, las mujeres; cuál es en estos tiempos la situación política y social de ser mujer”.
Esta es la tercera oportunidad que Vaca 35 se une a TABA. “El festival es, como Timbre, un espacio de resistencia. Y como Vaca 35. Un espacio de desenvolvimiento de fuerza, pensamiento, encuentro. Nos toca este encuentro a distancia. Me parece fundamental que se lleve a cabo el proceso, que sigamos fomentando el imaginario y las ganas. El teatro es el espacio de la presencia, también el del convivio de forma emocional. Incluso a distancia está sucediendo. Ese rescate me parece fundamental”, define el creador.