El ministro de Economía, Martín Guzmán, realizó una evaluación de la situación económica con el foco puesto en adelantos de medidas y señales que dará la política en este escenario. Fue una adaptación a medida de los discursos que viene dando en universidades y organizaciones de las provincias del Interior que recorre. 

En ese diagnóstico ante gremios hizo centro en temas candentes como el tipo de cambio, las tarifas de servicios públicos, la inflación y los alimentos. No fue casual la exposición, dado que el Gobierno entiende el pacto de precios y salarios como una parte de un acuerdo político integral en el que precisa que todos los actores que manejan el poder en la Argentina comprendan la pretensión oficial de llegar a determinados objetivos. 

Arrancó hablando de "tres prioridades de la gestión en lo inmediato, dos de ellas económicas y, una, política”. Detalló que “desde el punto de vista económico, son tener un esquema de política macro para la recuperación de la actividad económica junto a una mejora de la calidad de vida de las trabajadoras y los trabajadores y la segunda es reducir la inflación”. Y continuó: “La tercera prioridad, política, es que esto se haga sobre la base de acuerdos que robustezcan y permitan que aquello que programamos en lo económico se pueda volver una realidad”. Asimismo, el ministro aseguró que “hoy tenemos condiciones para que la inflación se vaya reduciendo año a año y es factible". 

Por otra parte, destacó que, "como queremos acumular reservas, el tipo de cambio nominal se va depreciando en función de las presiones que consideramos que hay desde la emisión para financiar el Presupuesto". Y agregó que "dijimos que a diciembre de 2021 el tipo de cambio promedio estará en 102,40 pesos. Eso es más o menos 24 ó 25 por ciento de depreciación en el año". 

El punto de Guzmán es central para la previsión cambiaria. Explicó en esta línea que "elegimos una secuencia de política cambiaria que concentre la depreciación del tipo de cambio en los primeros meses del año, pero la pauta de política cambiaria está definida y es aquella que establece el Presupuesto. Es decir que desde el punto de vista macroeconómico tenemos los instrumentos para apuntar a aquello que apuntamos". 

Pegada a esa afirmación, mencionó la cuestión tarifaria, un enigma que empieza a develarse con las manifestaciones de funcionarios y que es de suma importancia por el impacto en el bolsillo del costo de los servicios públicos. "Al mismo tiempo -expresó el ministro- avanzamos en un cuadro tarifario que esté dentro de los contornos de la Ley de Presupuesto. Ahí están todos los precios de la economía. Esto nos dice que es factible tener una inflación de alrededor de 29 ó 30 por ciento". 

De esta manera, adelantó la idea reactora sobre tarifas que se escuchó en las últimas horas de boca del titular de Diputados, Sergio Massa, y ahora de la del propio Guzmán: que los aumentos que se estipulen para luz y gas, estarán por debajo de los aumentos de los salarios.

"Hoy lo que viene ocurriendo es que mucha gente extrapola lo que ocurrió en el último trimestre del año, y lo que va a ocurrir en los primeros tres meses para todo el año. Eso es un error", siguió Guzmán ante la escucha atenta de los sindicalistas. "Hay factores que han estado presentes en el último trimestre del año y en los primeros meses de 2021 que no tendría sentido extrapolar para más adelante, incluyendo factores como el tema de lo que fue el salto en los precios internacionales en un contexto de pandemia, en el cual en todo el mundo cambiaron la demanda por cosas que se consumen en el mundo. Se consumen más alimentos y menos servicios, y hubo inflación de alimentos que le pegó a todo el mundo", concluyó.