Desde Quito
Guillermo Lasso irá a segunda vuelta. Es la tendencia que apareció como irreversible según los datos ofrecidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE) al finalizar la tarde del miércoles. Lasso pasó en porcentaje a Yaku Pérez, 19.66% a 19.61%, y 1.000 de las 1.100 actas que aún quedan por computar, es decir el 2.59%, son de la provincia de Guayas, donde Pérez tiene menor cantidad de votos.
La noticia del ingreso de Lasso al ballottage había sido anticipada por los cálculos sobre la ubicación de las actas por contar, zonas de fuerza de Andrés Arauz, en primer lugar, seguido de Lasso. “A Lasso le están poniendo más votos de acuerdo al acta original y a Yaku Pérez le están poniendo menos, ese es el fraude”, afirmó Pérez desde Guayaquil, cuando la noticia de su derrota se difundió.
El candidato del partido Pachakutik, brazo electoral de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), ya había denunciado un fraude desde el día lunes, afirmación sostenida desde entonces. “La Confederación de los pueblos quichuas del Ecuador acaba de enviarme que ayer presentaron una denuncia penal, y ahora lo van a hacer los asambleístas, una pena, pero si se deja esto en impunidad estamos siendo cómplices o alentando la corrupción”, afirmó rodeado de seguidores.
Con la confirmación del ingreso de Lasso se abrió entonces un nuevo escenario, de desenlace aún incierto: Pérez, así como la CONAIE, quien llamó a “respetar la voluntad popular”, podrían intentar un proceso de movilizaciones, algo que, en pequeña medida, ha comenzado a suceder, una acción políticamente compleja y de resultados tal vez desfavorables.
“Hemos sido críticos y autocríticos en este proceso, tenemos diferencias ideológicas, pero ante la amenaza de la derecha de atentar contra la voluntad popular nos movilizaremos y no permitiremos que la derecha, venga de donde venga, pretenda estar por encima de la decisión popular”, señaló Leónidas Iza, uno de los principales dirigentes de la CONAIE.
Mientras la pulseada por el segundo lugar tomó entonces fin en los números del CNE, algo que debería mantenerse salvo giro imprevisto de última hora, las ubicaciones políticas respecto a la segunda vuelta comenzaron a aparecer en diferentes discursos. Así, por ejemplo, Xavier Hervas, candidato de Izquierda Democrática, quien salió cuarto en las elecciones con 15.86%, llamó a conformar un frente anti-correísta.
“Invito a los candidatos Guillermo Lasso y Yaku Pérez a unirnos de manera transparente a un ‘pacto por el Ecuador’, que se acepten los resultados oficiales y juntos impulsar votos por el país para evitar el regreso de la izquierda extrema, populista y corrupta”, escribió en su cuenta de Twitter.
La postura de Hervas puso en evidencia cómo el anti-correísmo representa el punto de unión entre la mayoría de las fuerzas políticas adversas a la revolución ciudadana, algo que comparte con quien fuera banquero de Guayaquil, así como el dirigente de Pachakutik. Aún es temprano para saber si efectivamente se conformará una alianza contra Arauz y qué forma, en caso de darse, tomará. Los antecedentes indican que Pérez llamó a votar a Lasso en el 2017, y Lasso afirmó antes de las elecciones del 7 de febrero que apoyaría a Pérez en una segunda vuelta, pero esos apoyos no necesariamente tendrían traducción en las bases electorales.
El anuncio del candidato de Izquierda Democrática fue respondido por Andrés Arauz, ganador de la primera vuelta con 32.44% de los votos, con una propuesta de construcción común: “Invito a la auténtica socialdemocracia a unirse por un bloque histórico progresista y plurinacional por la justicia social con libertad”, escribió quien se enfrentará a Lasso, que ya fue derrotado dos veces en las presidenciales por la revolución ciudadana, en primer lugar, en el 2013 contra Rafael Correa, y, en el 2017, contra Lenin Moreno, quien luego traicionó su fuerza política y su programa de gobierno.
Con la confirmación de la candidatura de Lasso a la segunda vuelta vuelve a conformarse un escenario de confrontación prístina: una propuesta progresista y latinoamericanista, con Arauz, y un proyecto de profundización del neoliberalismo y alineamiento con Estados Unidos. Aún quedan dos meses para esa elección y más de tres para la asunción del nuevo gobierno, lapso en el cual el gobierno de Moreno puede intentar movimientos de última hora, como la privatización del Banco Central del Ecuador.