Se cumple el centenario de las huelgas contra La Forestal, la compañía que para la extracción de tanino devastó los montes de quebracho en el norte santafesino y en las provincias del Chaco y Santiago del Estero.

En efecto, el capital y el Estado coaligados llevaron adelante la destrucción de un ecosistema.

Solo quedaron “pueblos fantasmas”, como La Gallareta, Villa Ana, Villa Guillermina, territorios de una compañía que hasta tenía una guardia rural que cazaba proletarios rebeldes.

La rapiña capitalista contó con la complicidad legislativa gubernamental. La respuesta antes los reclamos proletarios fue una feroz represión. Están documentados los hechos en las memorias del militante anarquista Ángel Borda. También en la exhaustiva investigación de Gastón Gori. La película Quebracho dirigida por Ricardo Wullicher es insoslayable a la hora de comprender el proceso de explotación y saqueo.

Las huelgas impulsadas por la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) del V Congreso fue una gesta ahogada en sangre como las huelgas patagónicas. Todo bajo el gobierno de Hipólito Yrigoyen y en Santa Fe el gobernador Mosca.

En los últimos meses observamos con indignación el ecocidio perpetrado en el Humedal, las islas del Río Paraná con incendios permanentes. Más allá de las declaraciones oficiales, el ecocidio persiste. Hay que agregar a esto el hallazgo de peces muertos por la contaminación del río Salado en Santa Fe. Ocurre frente a nuestros ojos, en tiempo presente.

El silencio y la pasividad frente a todo esto es una actitud que solo contribuye a la persistencia de la destrucción medioambiental para beneficio mercantil.