“Estoy con un par de certezas ganadas” dice Susy Shock, tras haberle puesto cuerpo, alma y arte a la pandemia. La artista comenta que “al haberme corrido un poquito de la sensación de paralización, miedo y soledad en la que nos instalamos la mayoría, por un instinto trava de sobrevivencia, me obligué a correr el cuerpo y de ahí salió mucho”. Un reflejo inmediato lo significan las presentaciones –con entradas agotadas en horas- que está llevando adelante en la ciudad. El jueves pasado ocurrió con la presentación de Realidades (Muchas Nueces, 2020), el libro que reúne su obra literaria completa. Esta noche será el turno musical de Traviarca Íntimas, junto a Caro Bonillo y Andrea Bazán, a las 20 en Qué Te Pasa (Riccheri 340), con organización de La Casa de las Locas, Revista La Tetera y Centro Cultural Qué Te Pasa.

“En diciembre anoté todas las cosas que habíamos hecho en la cuarentena, y como dato revelador y poderoso el 95% de lo realizado tuvo que ver con la autogestión, con habernos parado desde ese lado y reorganizado todo un panorama. Nuestra gran fortaleza es estar con la gente, es nuestro capital, y no tener eso fue un golpe muy fuerte. Tuvimos que empezar a sembrar todo. Y las Postas Sanitarias Culturales que hicimos en MU con Cooperativa Lavaca fueron un punto. No somos anticuarentena, pero tenemos que interpelar a quienes tienen la obligación de que esto no se frene e insistir en el pedido de que en este momento hay que gestionar cultura. Quizás les artistas debimos y todavía debemos tener un rol más protagónico, que no se supo utilizar, o tal vez no nos quieran utilizar para algo tan poderoso como es el pensar la salud del ser humano desde el arte. Así que estoy afirmada en mis certezas, no me mueve nadie de ahí”, explica Susy Shock a Rosario/12.

Un escenario donde el arte sea protagonista lleva a pensar en quiénes son, entonces, los principales interesados en que esto no suceda. Según Shock, “hay dos protagonistas de esta época y de la pandemia: lo que entiendo como la política burocrática y la ciencia, los dos únicos interlocutores y guiadores. Pero tenemos que poner en duda el rol de estos protagonistas, cuando son quienes nos han traído a este fracaso y no hablo sólo de la pandemia, que desnudó un mundo terrible en desigualdad, en pobreza y en distanciamiento, entre quienes tienen demasiado y una mayoría para la que hasta el eufemismo ‘casa’ terminó siendo casi una ironía, un cinismo. Lo que hay que pensar es que si no nos llaman, nos llamemos nosotres, para eyectarnos hacia otra época. Nosotras venimos planteando un parlamento de artistas federal, con la posibilidad de una agenda propia, que se permita soñar algo a 200 años, mientras lo que esta política burocrática acciona y ejecuta tiene que ver con la especulación inmediata, con el mercado, y con todas estas cuestiones que son las que nos han enfermado, y no sólo este virus de la pandemia. Hay un modo que ya fracasó y se recicla, probando hasta dónde puede explotarnos más”.

¿Dónde notar, de modo relevante, lo referido? Susy Shock señala que “hay que ser docente para darse cuenta. Yo vivo con docentes y veo cómo han sido explotados poniendo no sólo su cuerpo, ideas y oficio, sino también sus elementos de trabajo. Me da mucha tristeza y bronca escuchar que ‘vuelven las clases’ cuando los docentes no pararon de dar clases desde el mismo día del comienzo de la cuarentena. Son avalanchas que tapan todo, y todo no da lo mismo. Creo que el arte tiene que hacer fuga pero veo dormides a la mayoría de les artistas. Han hecho mucho sobre nuestro cuerpo, hay un disciplinamiento del que hay que huir. Repito que no soy anticuarentena pero creo que no estamos invitades a pensar esta época terrible. ¿Cómo sería soñar con nosotres adentro de lo nuevo? Me parece que ése es un rol del arte, o debería serlo”.

Queda por referir otra certeza, que la artista esgrime pragmática: “Ha mediado demasiada cosa, llámese mercado o lo que sea, entre el hecho artístico y la personita a quien queremos darle ese hecho. De repente no lo tuvimos, y fue desesperante no tener a quién darle una canción o una poesía. En las Postas Sanitarias nos alumbró que fuera una personita sentada en una silla, intermediando una vidriera para cuidarnos. Y el hecho artístico estuvo. Soy autogestiva y sé lo que cuesta parar la olla como artista, pero creo que nos hemos olvidado del hambre de leer, de bailar. Cuando comenzamos a hacer las Postas, el San Martín y el Colón pasaron un año sin ejecutar sus presupuestos, y quedaron miles de artistas sin laburo. Nosotres les llevamos ideas. Yo vivo en la ‘República Separatista de Liniers’ (risas), me parás en la esquina y le canto a mi cuadra. Si hay ferias, mercados, y la gente va y compra, ¿no están los artistas también ahí? Pero no estuvimos allí cantando. Y pienso también en filósofos, humanistas, pensadores, que no están invitados a una mesa donde pensar la época y lo que viene”.

Sobre el espectáculo de esta noche, de formato íntimo, Shock rememora que a “Traviarca ya lo presenté en Rosario, fue el primer lugar, así como había ocurrido con el primer disco (Buena Vida y Poca Vergüenza), para que acá empiecen a volar. Ahora traemos temas nuevos, muchos los estrenamos en la Posta, que fue un nido de creación. ¡Cuántas cosas nos sustentó el corrernos de lo permitido! Las travas sabemos de eso. Es muy loco, porque en la Ciudad de Buenos Aires en ningún lugar decía que no podíamos hacer lo que hacíamos, como cantar a otra persona a través de una vidriera, pero hicieron todo lo posible para jodernos, con inspecciones o exigiendo que hubiera una ambulancia en la puerta. A veces una se cree una hormiguita peleando con un huracán, pero esta hormiguita es fuerte. El huracán puede dar vuelta un elefante pero no sé si a una hormiguita. Nosotras logramos que la Posta se replique en más de 25 lugares del país, con gente que empezó a poner su deseo en acción, con los protocolos que se piden y otros que inventamos, porque sabemos cuidarnos. ¡Y sabemos cuidarnos de ustedes, mundo fracasado! Así que mirá si no vamos a saber contenernos en un hecho creativo compartido”.