"En vista del recrudecimiento de la emergencia sanitaria y la persistencia de las medidas de confinamiento y distanciamiento, hay que pisar el acelerador en la lucha contra el trabajo infantil, para evitar que esta crisis nos haga retroceder en un año el equivalente a una década de avances”, declaró el Director de OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro, al iniciar el lanzamiento regional de Año Internacional para la Eliminación del trabajo Infantil. De acuerdo con estimaciones de OIT y CEPAL, hasta 300.000 niños y niñas podrían volver a trabajar debido al impacto de la crisis.
La OIT informó que en los últimos 25 años América Latina y el Caribe logró importantes avances porque 9,5 millones de niños, niñas y adolescentes dejaron de trabajar, especialmente en actividades peligrosas. Sin embargo, antes de la pandemia aún había 10,5 millones en trabajo infantil.
La situación puede empeorar debido a la crisis generada por la Covid-19. Guy Ryder, director general de la OIT, destacó que “el aumento de la pobreza y la caída de los ingresos familiares, el cierre de las escuelas, y el aumento de las vulnerabilidades, son factores que pueden contribuir a incrementar el trabajo infantil”.
La OIT destacó que será necesario apostar por acciones conjuntas cada vez más eficaces, basadas en el diálogo social y reuniendo a todos los actores públicos y privados que tienen parte de la respuesta a la persistencia del trabajo infantil. En este sentido, destacaron la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe Libre de Trabajo Infantil, una plataforma tripartita que desde su creación en 2014 busca nuevas respuestas a la problemática del trabajo infantil, en la cual participan 30 países de la región, 7 organizaciones de empleadores y 7 organizaciones de trabajadores.
El análisis realizado por OIT y Cepal estima que el trabajo infantil podría aumentar entre 1 y 3 puntos porcentuales en la región. Esto implicaría que al menos entre 109 y 326 mil niños, niñas y adolescentes podrían ingresar al mercado de trabajo.
“Uno de los principales factores de inseguridad e inestabilidad económica en los hogares es que la jefa o el jefe del hogar trabaje en condiciones de informalidad, donde la protección social es mínima y los contratos laborales inexistentes. El trabajo infantil se convierte en un componente importante de cómo los hogares manejan la inseguridad económica”, explica el informe.
El documento recuerda que el porcentaje de niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años en situación de trabajo infantil en el continente bajó de 10,8 por ciento en 2008 a 7,3 por ciento en 2016, lo que equivale a una disminución de 3,7 millones de personas en esa situación.
Niña niñera
Además de los directivos del organismo internacional, participaron del evento algunos presidentes latinoamericanos y personalidades reconocidas en la lucha por el trabajo infantil en la región.
Resultó especialmente sensible la intervención de la activista peruana y ex trabajadora infantil Sofía Mauricio: “A los 7 años empecé a trabajar en servicio doméstico, porque mi madre se quedó sola con seis hijos y uno por nacer y a los 12 me convertí en una niña niñera al cuidado de un bebé de 15 días", contó y agregó: "Mi historia no es solo mía. En los movimientos de lucha contra el trabajo infantil doméstico vi que se repite en millones de niñas y niños”.