Desde Washington DC.El segundo juicio político a Donald Trump terminó este sábado con un final más que anunciado. El expresidente fue absuelto por el Senado, que no consiguió los dos tercios de los votos necesarios para condenarlo. Fue luego de una jornada marcada por un giro sorpresa del Partido Demócrata, que pidió sumar declaraciones de testigos, pero luego dio marcha atrás. Trump festejó con un comunicado en el que agradeció a sus abogados y a los legisladores que votaron en su favor.

El plan para la última sesión era simplemente escuchar los alegatos finales y votar, pero la agenda cambió a primera hora, a raíz de una información difundida el viernes por la noche por CNN.

En ese material, la cadena de noticias reportó que el día del ataque al Capitolio existió una conversación telefónica entre Trump y Kevin McCarthy, el líder republicano de la Cámara baja. En la llamada, el legislador solicitó al exmandatario que pidiera a sus seguidores terminar el ataque. “Bueno, Kevin, supongo que esta gente está más enojada por las elecciones que vos”, le contestó él.

Para quienes dirigieron la acusación en este juicio político, eso era evidencia de que no solo Trump tenía el poder de conducir a la turba que estaba tomando el Capitolio, sino que no estaba dispuesto a intervenir para pararla. La principal fuente citada por CNN era la congresista republicana Jaime Herrera Beutler, del estado de Washington.

Por eso, como primera medida en la última jornada, los demócratas solicitaron llamarla a declarar. La respuesta de los abogados defensores de Trump fue que, si los congresistas avanzaban con el pedido, ellos entonces citarían a cien testigos. "Este es el momento de escuchar los alegatos de clausura y votar", sostuvieron. Tras una votación, el Senado decidió que abriría la posibilidad de tomar nuevas declaraciones.

Sin embargo, la decisión causó confusión entre los propios legisladores: ¿habían votado para permitir que declarara Herrera Beutler o estaban habilitando la inclusión de una cantidad ilimitada de testigos? Sin una respuesta clara, el Senado optó por pausar la sesión hasta que lograra resolver los próximos pasos.

Durante el receso, los republicanos amenazaron con llamar a declarar a “más de 300 testigos”. Pero para que eso fuese posible, la Cámara debería votar para aprobar la inclusión de cada una de esas personas. Y de haberlo hecho, el juicio se habría extendido mucho más de lo que cualquiera de las dos partes esperaba. Una dilación un poco inútil, con republicanos deslizando que al final igualmente votarían a favor de Trump y demócratas preocupados por demorar la implementación de la agenda legislativa de Joe Biden.

Poco después del mediodía de Washington, el Senado reanudó las actividades. Republicanos y demócratas habían llegado a un acuerdo: en lugar de llamar a declarar a Herrera Beutler, los congresistas acusadores decidieron simplemente incluir, como evidencia en el juicio, un comunicado que la legisladora dio a conocer después de la nota de CNN. En ese texto, contaba detalles de la llamada entre Trump y McCarthy.

Superados el drama y la confusión, comenzaron los alegatos de cierre de los demócratas. Esta etapa tampoco estuvo exenta de problemas. En sus discursos, los congresistas intentaron mostrar videos que no habían incluido como evidencia en las sesiones anteriores del juicio, algo que no está permitido.

“Trump debe ser condenado para la seguridad de nuestra democracia y de nuestro pueblo”, sostuvo el demócrata Jamie B. Raskin, representante del estado de Maryland. “Esto no se trata solo de un discurso. Esto fue un esfuerzo deliberado, con un propósito, de parte de Donald Trump a lo largo de varios meses, que resultó en el ataque de una turba muy bien organizada”, agregó su colega Madeleine Dean, de Pensilvania.

La defensa de Trump, en cambio, sostuvo que el expresidente era “inocente de los cargos” que enfrentaba. Su abogado Michael van der Veen estuvo de acuerdo en que hubo una insurrección el pasado 6 de enero, pero insistió en que “ninguna persona imparcial que revise honestamente la desgrabación del discurso de Trump en la Elipse puede llegar a creer que él estaba sugiriendo violencia”.

“En resumen, este juicio político ha sido una completa farsa de principio a fin, un espectáculo que no ha sido nada más que la búsqueda desquiciada de una venganza política de larga data contra Trump”, añadió van der Veen en su cierre.

Después de los últimos discursos, el Senado votó para definir si el exmandatario era culpable o no de la acusación de “incitación a la insurrección” por su conducta anterior al ataque al Capitolio. La condena requería dos tercios de los votos. Es decir, 67 votos de los 100 que tiene la Cámara alta.

Las cuentas nunca estuvieron a favor de la iniciativa demócrata. Solo 34 votos les bastaban a los republicanos para evitar la condena a Trump. La consiguieron pronto en la votación, con la intervención del senador por Florida Marco Rubio. En total, hubo 57 votos que encontraron culpable al expresidente y 43 que lo consideraron inocente. El veredicto también significa que el Senado no podrá evitar que Trump sea candidato a algún cargo público en el futuro, incluyendo un segundo término como presidente.

A pesar de todo, los demócratas lo consideraron el resultado “más bipartidista de la historia” de los juicios políticos en Estados Unidos. No solo es una rareza que los legisladores opten por condenar a miembros de su partido. Hasta ahora, el senador republicano Mitt Romney había sido el único en votar contra un presidente de su propia fuerza, en el anterior proceso contra Trump. Volvió a hacerlo esta vez. Tal vez la alta popularidad que tiene en el estado de Utah sea la que le permite creer que no sufrirá represalias por su decisión.

En este juicio, seis republicanos más se sumaron al voto de Romney. Sus perfiles también tienen ciertas peculiaridades. Dos de ellos planean jubilarse. Tres acaban de comenzar su mandato y les quedan casi seis años para preocuparse por el impacto de esta decisión en sus campañas. La senadora restante ganó su banca a pesar de haber perdido la interna del partido.

Después del resultado, Trump festejó con un comunicado. Felicitó a su equipo de abogados y agradeció a los miembros de las dos cámaras que lo apoyaron. “Esto ha sido otra fase de la mayor cacería de brujas en la historia de nuestro país”, consideró.

Un momento insólito ocurrió después de la absolución. El líder del bloque republicano en el Senado, Mitch McConnell, dio un discurso en el recinto en el que afirmó que Trump era “práctica y moralmente responsable de provocar el ataque". Para el senador, los seguidores del magnate que tomaron el Capitolio “habían sido alimentados con falsedades descabelladas por el hombre más poderoso de la Tierra, porque estaba enojado por haber perdido una elección”. Apenas minutos antes, en su voto, lo había considerado inocente.